Paz, en construcción

Sobre el blog

Un espacio de reflexión y debate sobre la necesidad de generar condiciones de paz en un mundo azotado por la violencia y la injusticia. El blog será coral, nutrido por colaboraciones de varias personas vinculadas a los centros de investigación, ONG y movimientos sociales por la paz de todo el Estado. También contará con alguna colaboración puntual de voces internacionales.

Sobre los autores

Jordi Armadans Jordi Armadans Politólogo, periodista y analista en temas de seguridad, conflictos, militarismo, desarme y cultura de paz. Director FundiPau (Fundació per la Pau), miembro de la Campaña Armas Bajo Control y miembro de la Junta Directiva de AIPAZ.

Jordi CalvoJordi Calvo Economista, analista e investigador sobre economía de defensa, militarismo, paz y desarme. Investigador del Centro Delàs de Estudios por la Paz (Justícia i Pau) y miembro de la Junta Directiva de la Federació Catalana d’ONG y del International Peace Bureau (IPB).

Josep Maria RoyoJosep Maria Royo Politólogo, analista e investigador sobre conflictos y construcción de paz de la Escola de Cultura de Pau de la UAB. Miembro de la Junta Directiva de la Federació Catalana d’ONG.

Recomendamos

Ineficiencia y trampas de la I+D militar

Por: | 29 de noviembre de 2014

  Pere Ortega, Centro Delàs de Estudios por la Paz

Eurofighter_ejercito aire

                                                           Eurofighter (Ejército del Aire)

La investigación científica (I+D) de nuevos armamentos ha sido cuestionada por innumerables personalidades de la ciencia, Albert Einstein entre otros muchos, pues ésta puede tener aspectos deleznables, sin lugar a dudas aquellos relacionados con las armas de destrucción masiva (nucleares, químicas y bacteriológicas), pero también con el resto de armas pues todas ellas tienen como destino final la guerra y su preparación. Es decir, hay un cuestionamiento moral a la I+D que se destina al ámbito militar pues contribuye al armamentismo, a la rivalidad entre estados que se traduce en carreras de armamentos y posibilita la explosión de nuevos conflictos.

En sentido contrario, el lobby militar industrial siempre ha cantado las excelencias de la I+D militar porque dice que a través del spin-off, el trasvase de tecnología del ámbito militar al civil, contribuye al desarrollo de bienes de consumo y redunda en beneficio social. Y se citan como ejemplos, la computadora e Internet desarrollados por el Pentágono. Esta afirmación es más que cuestionable, cuando no una mentira colosal, pues no se cita que esas mismas innovaciones fueron “secuestradas” por el Pentágono hasta que no le sacaron todos los posibles usos militares, retrasando de ese modo su explotación y desarrollo en el ámbito civil. Respecto al resto de tecnologías, se debería demostrar, por ejemplo, cuántas de ellas has sido patentadas para su explotación civil.

Todo esto viene a cuento porque en España, desde mediados de los años 1990 se ha dedicado un gran esfuerzo dentro de los presupuestos del Estado a la I+D militar para desarrollar nuevas armas. Esfuerzo que en 2006 alcanzó la importante cifra de 1.684 millones, cifra que se mantuvo hasta la llegada de la crisis en 2009, fecha en que empezaron a descender hasta llegar a 363 millones en 2013. Pero ahora, de nuevo, vuelve a aumentar. En los presupuestos que se acaban de aprobar en el Congreso de Diputados para 2015, la I+D militar aumenta un 43,5% y alcanza los 727 millones.

Esta cifra de I+D va destinada a la fabricación de nuevas armas, de la cual, 563,9 millones surgen como créditos a las industrias de armamento a cero interés y a retornar en 20 años ligados a unos Programas Especiales de Armamentos (PEAS), concedidos desde el Ministerio de Industria. Estos PEAS, aún en etapa de fabricación, son los aviones Eurofigther y A400M, fragatas F-105, helicópteros Tigre y NH-90, submarinos S-80, así hasta 21 programas que desde su inició en 1997 comportan la astronómica cifra de 34.000 millones, de los cuales, más de la mitad han surgido como I+D.

F-110_navantia

                         Recreación por ordenador de la fragata F-110. © Navantia / EL PAÍS

El enorme dispendio en I+D militar ronda los 16.000 millones de euros, se formuló en los presupuestos del Estado como “créditos”. Pongo comillas a los créditos, porque fue una trampa en la que se encuentran atrapadas las empresas y el propio Ministerio de Defensa, pues a fecha de hoy, en su mayor parte, no han sido devueltos al Tesoro Público. Las industrias afirman que eran adelantos a cuenta establecidos en un convenio y que cuando han entregado las armas han cobrado el resto de la factura una vez descontados los créditos. Y Defensa admite que parte de su deuda consiste en retornar esos créditos al Tesoro. Una trampa contable que Hacienda no sabe cómo resolver, pues si se condonan, cosa que desea Defensa para aliviar su deuda, se convertirán en más déficit público, que es tanto como incumplir con el objetivo de déficit marcado por la UE.

El aumento de las ayudas en I+D para armamentos, un 43,5%, contrastan con el escaso 4,8% de incremento para la I+D civil que contemplan los presupuestos del Estado para 2015. Sin duda el despilfarro en producir armamentos de dudosa eficiencia, tanto en el ámbito económico como estratégico, pues la mayoría de los PEAS son de dudosa eficiencia para la seguridad, por ejemplo los submarinos S-80, los EF-2000 o los blindados Leopardo; y seguro que son en detrimento del desarrollo del país. Y a pesar de ello, se persiste en seguir anunciando nuevos PEAS. Para el año próximo, Defensa propone una nueva Fragata, la F-105, con un coste aproximado de 800 millones y se anuncia que se fabricaran cinco; y entre 350 y 400 nuevos blindados 8x8, con un importe final entre 1.000 y 1.500 millones.

La investigación científica tiene su lado más obscuro en el tortuoso entramado que configura el complejo militar-industrial español, que diseña continuos programas de armamentos para beneficiar sus intereses al margen de las necesidades reales de la ciudadanía. ¿Para cuándo una auditoria sobre la deuda procedente de la inversión en armamentos? Pues sabido es, que todo el negocio de las armas está rodeado de corruptelas a través de cuestiones como la falta de transparencia en los contratos, comisiones irregulares y quizás prevaricación, que convertirían esa deuda en ilegitima.
  

Ser libre de los muros que nos rodean

Por: | 21 de noviembre de 2014

Roberto Savio, periodista, economista y presidente emérito Inter Press Service

Berlin Wall

(Foto: Reuters)

En el 9 de Noviembre, de hace 25 anos, caía el muro de Berlín. Cambiaba el curso de la historia. Algunos, como Fukuyama, llegaron a escribir que la historia se había terminado. El mundo iba a ser unificado por el capitalismo y se terminaban las guerras mundiales. Nace por primera vez en los medios el termino globalización. Hay que pasar de las ideologías, camisas de fuerza obsoletas, al pragmatismo. El problema es que cuando la política no se mueve en un marco conceptual, poco importa si de derecha o de izquierda, sino solo en la mejor solución de un problema, sin contexto y sin visión, el pragmatismo se transforma en utilitarismo, la política se hace autoreferente, y los ciudadanos, especialmente los jóvenes, no se sienten involucrados. Añadimos a esto que la enorme masa de dinero puesto en marcha sin fronteras por la globalización, toma vuelo propio, y no es el lubricante de la economía productiva, sino la supera en volumen de 40 veces. Y las finanzas son el único sector del mundo que no tiene organismo mundial o internacional regulador. Pronto toman vuelo proprio, se liberan del ámbito nacional y de sus reglamentaciones y solo en paraísos fiscales hay 22 trillones de dólares, casi tres veces el presupuesto de Estados Unidos. Las cifras de la creciente desigualdad son conocidas, y según Oxfam en 2025 vamos a tener el mismo índice de desigualdad de la reina Victoria, cuando un oscuro filosofo, Karl Marx, escribía en la librería del British Museum sus tesis sobre la explotación de los niños y de las mujeres.

Esta brutal compresión, con su obvia banalización de temas complejos y dramáticos, es para decir que no siempre basta derrumbar un muro para crear libertad, y paz, a no ser en el plazo inmediato. Otros muros se levantan, en la historia eterna del hombre. Algunos muros nos siguen desde hace tiempo. Los estados en que vivimos vienen de un tratado del 1648, el de Westfalia, que definió los principios de la soberanía nacional, convirtiéndose en la constitución del nuevo sistema de Estados en Europa. El tratado estaba hecho por los reyes, no por los pueblos, y no deja de ser singular que pronto serán cuatro siglos que hablamos del “nuevo” sistema de estados. Europa aplicó esta lógica durante el periodo colonial, creando estados sin ninguna consideración de sus habitantes, juntando etnias y religiones totalmente diferentes. La crisis del Medio Oriente la han creado el señor Picot y el Lord Sykes, cuando se juntaron tras la caída del imperio otomano dibujando países de respectivas influencias francesa o inglesa, como Siria o Irak, con los resultados que hoy conocemos. Los muros entre kurdos y turcos, por ejemplo, lo han creado los europeos y el difícil proceso africano, también....

Sobre muros muy antiguos, han surgido muros más modernos, construidos sobre los viejos. Desde el colonialismo, ha aumentado la difidencia hacia lo que no es blanco y cristiano. La difidencia hacia el otro. Basta mirar como están rápidamente levantando muros los partidos xenófobos que han surgido en toda Europa, inclusive en países que eran modelos de civismo, como Finlandia, Dinamarca, Suecia, Francia, Holanda, etc., o el surgimiento del Tea Party en Estados Unidos. Este momento histórico en el que estamos, de países no realizados por la integración de sus ciudadanos, ha creado 51 millones de refugiados en el 2013, cifra muy cercana a los 54 millones de la segunda guerra mundial. Europa está levantando murallas, y transformándose en una fortaleza, en una crisis de miedo y de confianza.

Además de estos muros que tienen fundaciones históricas, se van añadiendo muros globales, como el cambio climático, la incapacidad de eliminar el arsenal nuclear, para citar dos que amenazan directamente al planeta y a la humanidad entera. La nueva economía, que supone que el mercado sepa hacerlo todo, y que considera que el capital es mucho más importante que el trabajo, ha logrado que se acepte el desempleo como un fenómeno inevitable y sin remedio. Según la Organización Internacional del Trabajo, los jóvenes europeos que tienen hoy entre 20 y 25 anos, se jubilarán con una pensión de 430 euros mensuales, mientras que, según la tendencia estadística actual, el 1% de la humanidad tendrá el 79% de la riqueza mundial.

No es de extrañar que entre muros viejos y nuevos, hoy vivamos en una época de gran miedo y de pocas esperanzas, dónde aumenta el rechazo de los demás, y la tendencia a competir y no a cooperar, a buscar el enriquecimiento, y no el crecimiento, y los que es social (escuela, salud, etc.), sean considerados gastos no realmente productivos.

El camino para salir de los muros tiene que ser un recorrido individual, pero no puede dejar de ser un camino de todos, y por lo tanto de las instituciones. Se llama seguridad humana global. No se trata de seguir invirtiendo en el viejo concepto de seguridad militar, o policial (la policía se va militarizando cada vez más). Se trata de devolver al hombre su seguridad, que se basa en un trabajo digno, en una vida segura y libre de injusticias y de explotaciones. Es un camino que se tiene que construir conjuntamente entre ciudadanos de un espacio físico común, con cultura y tradiciones comunes, capaces de aceptar el multiculturalismo y un mundo que se va a integrar siempre más, y que logren que el sistema político vuelva a estar basado sobre valores de justicia social, participación, transparencia: los valores que dieron vida al estado moderno.

El camino del País Vasco hacia la paz, pasa por estos caminos. Su fuerte identidad cultural e histórica, su harmonía social, son la bases para hacer del concepto de seguridad humana un camino alternativo a las armas y a los conflictos, y hacer de esto un paradigma que tenga efecto de demostración con los otros pueblos, Esto va a ser un abatimiento de muchos muros a la vez, y de un camino importante para una paz que tenga valor universal.

Este artículo forma parte de la serie de 10 artículos "Tribuna Abierta" dentro del proyecto "Por un futuro de paz en el País Vasco: derribando murallas y construyendo puentes", impulsado por la Fundación Cultura de Paz con el apoyo de la Secretaría General para la Paz y la Convivencia del Gobierno Vasco.

El proyecto tiene objetivo explorar y analizar elementos de conciliación que faciliten la comunicación y la convivencia en la sociedad vasca, aportando nuevas perspectivas y miradas al escenario actual del País Vasco después de cincuenta años de violencia y tensión.

Información del proyecto: http://fund-culturadepaz.org/pazyddhh/

La paz se construye (también) desde la desobediencia

Por: | 08 de noviembre de 2014

Míriam Acebillo y Josep Maria Royo, presidenta y vocal, respectivamente, de Lafede.cat - organitzacions per a la Justícia Global

Espurna

nomdenoia

A raíz de los recursos de ley interpuestos por el Gobierno central y la posterior suspensión cautelar por parte del Tribunal Constitucional de la consulta del 9 de noviembre y de su posterior sustitutivo, el proceso participativo ciudadano, se hace más evidente que nunca la necesidad de impulsar iniciativas de desobediencia civil para hacer avanzar el proceso, por diversos motivos.

Destacamos dos: en primer lugar, por la dignidad de un colectivo ciudadano amplísimo que exige que se le respete su derecho a la libertad de expresión –una gran mayoría de la ciudadanía de Cataluña no duda de ello, aunque existan otros ciudadanos y ciudadanas que no lo compartan. Mediante una consulta sobre el futuro político de esta nación, que unos llaman el pueblo de Cataluña, otros la nación catalana u otros comunidad autónoma, se pretende superar la división política configurada por la Constitución de 1978. La división política en comunidades autónomas establecida hace más de 35 años está siendo radicalmente cuestionada debido a los agravios hacia una identidad y una lengua, las reiteradas injerencias e incumplimientos de los marcos competenciales que el Estado y Cataluña habían pactado, así como por corrientes recentralizadoras del Estado. Este cuestionamiento también tiene fundamentos en la crisis social, económica y ética del conjunto del Estado (también del gobierno de Cataluña), incapaz de dar respuesta a la situación de emergencia en la que nos encontramos.

En segundo lugar, la reivindicación de la participación y desobediencia a la suspensión del 9N es consecuencia del proceso de judicialización de una cuestión política que ha llevado hasta límites rocambolescos las actuaciones del Gobierno central y del Gobierno de la Generalitat de Cataluña. Rehuir una posible solución política al contencioso sobre el que muchos en Cataluña  –incluso las más altas esferas de poder– se han visto obligados a dar respuesta ante las dimensiones de la presión ciudadana, nos parece a todas luces una estrategia equivocada.

Pero ¿qué es la desobediencia civil? Desde el marco filosófico de la noviolencia, la desobediencia civil es una de las herramientas a utilizar en la acción noviolenta cuando otras vías como la colaboración con las partes en conflicto, la denuncia de lo que se considera injusto, y la no cooperación con el fin de dificultar el ejercicio de la injusticia que quiere ser eliminada, no han posibilitado la consecución de los objetivos considerados legítimos.

Definimos la desobediencia civil como una actuación política individual (si bien puede formar parte de una estrategia colectiva), realizada en la esfera pública, contraria a la ley, de manera noviolenta y consciente. Normalmente es utilizada para producir un cambio en las leyes o políticas gubernamentales que se consideran injustas para el bien común. Múltiples ejemplos, en diferentes lugares del mundo y en distintos momentos históricos, también en Cataluña y España, muestran que las estrategias de acción noviolenta por parte de diferentes colectivos han sido utilizadas para llevar a cabo importantes procesos de transformación social y política. En nuestro contexto más cercano, recordemos procesos históricos como las campañas para la insumisión al servicio militar, otros antiguos pero sostenidos en el tiempo como el de la insumisión fiscal al gasto militar, y muy actuales como el de la PAH.

La desobediencia es legítima en la medida que contrarresta y evidencia importantes déficits democráticos. Necesitamos una profundización de la democracia, tal y como están planteando numerosos colectivos y movimientos sociales. Es imprescindible deliberar y decidir sobre dimensiones clave para la vida de las personas, sobre sus relaciones económicas, sociales, políticas y culturales. Para muchas, la democracia representativa nos es insuficiente, pero todavía hay poderes fácticos que se resisten y dificultan la irrupción imparable de la ciudadanía en el debate y decisión de temas que le importan.

La desobediencia civil pretende hacer visible el conflicto pero, también, y en última instancia, la ilegitimidad de quien tiene el poder coercitivo, o lo absurdo en la forma de gestionarlo. Como en el caso que nos ocupa. El derecho a expresarse del pueblo de Cataluña prevalece sobre la autoridad del Gobierno central y el Tribunal Constitucional. Desobedecer en este caso es imprescindible por dignidad, legitimidad y, precisamente, para abrir nuevas oportunidades  al diálogo.

La cuestión catalana vista por la red española AIPAZ

Por: | 06 de noviembre de 2014

Manuel Dios Diz, presidente Asociación Española de Investigación para la Paz (AIPAZ)

RETOCADA

Reunión de AIPAZ celebrada en el Ateneo de Madrid el 18 de octubre

El titular de este artículo, AIPAZ y la cuestión catalana, es el que la Junta Directiva de AIPAZ, la red de centros, institutos y personas que investigan y educan para la paz en el conjunto del Estado, ha decidido para hacer pública una Declaración Institucional a muy pocos días del 9N (podéis leerla entera y difundirla aquí).

La verdad es que el texto que finalmente hemos hecho público viene de lejos. Hace aproximadamente un año, con motivo de la Asamblea que AIPAZ realiza anualmente en distintos lugares de España, en Barcelona fue la última, las organizaciones catalanas, coincidieron en demandar de nuestra red una definición sobre un conflicto que teníamos delante de nuestras narices, en nuestra propia casa, y sobre el que, hasta el momento, no nos habíamos pronunciado colectivamente.

Y decidimos abordarlo, con calma, con sosiego, con prudencia, teniendo en cuenta que era la primera vez que AIPAZ -como tal- procuraba unificar criterios, desde la diversidad, sobre un asunto complejo, con muchas aristas, que nos interpelaba, racional y emocionalmente.

Fueron varias las personas que aportaron documentos con visiones diferentes, desde ámbitos y enfoques distintos del problema. Viçens Fisas, Jordi Armadans y Pere Ortega, por los centros catalanes, nos trasladaron su particular visión del conflicto. Por su parte, Carmen Magallón, desde Zaragoza, Martín Rodríguez, desde Valladolid o Paco Muñoz, desde Granada, completaron los relatos anteriores que venían con acento catalán.

Acordamos hacer una jornada de trabajo colectiva que tuvo lugar el pasado 18 de Octubre, en el Ateneo de Madrid (cuanta historia atesora aquel espacio) de los centros de investigación y las personas que quisieron acompañarnos, sobre la base de los documentos citados con el ánimo de hacer, si era posible, una síntesis. No era fácil, debemos reconocerlo. Las sensibilidades eran muy plurales, algunas estaban muy a flor de piel. Se trataba de reflexionar y debatir abierta y sinceramente, con el corazón en la mano, y así lo hicimos, durante todo el día, comida por medio, en medio de un ambiente muy cordial y cariñoso.

Cada autor, cada autora, tuvo la oportunidad de defender su visión, cada centro la de completar o discrepar sobre los argumentos presentados, muy respetuosamente, y al final, como no, encargamos al Presidente, un servidor, la papeleta de tratar de unificar, en la diversidad, lo reflexionado durante horas. Así lo hice, desde mi propia sensibilidad, como gallego de nación y galleguista, mas teniendo muy presente la pluralidad y diversidad de AIPAZ, procurando que todas y todos nos encontráramos cómodos con la declaración institucional acordada.

Pero no fue todo. Desde el pasado día 18 de Octubre y hasta el Jueves 6 de Noviembre, fecha en la que decidimos hacer pública la Declaración Institucional, aquel borrador recorrió los centros y las personas, se hicieron matizaciones, correcciones finales, apuntes valiosos, para hacerla definitiva y con el acuerdo –unánime- de la Junta Directiva.

Quisiera dedicarle esta Declaración a Paco Muñoz, miembro de la dirección de AIPAZ, del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, uno de sus históricos fundadores, que aportó a este debate, como a tantos otros, su propia visión desde la paz imperfecta y cosmopolita que nos traía, caramelizada, desde su Albayzín más querido. Allí nos dejó para siempre el pasado día 23 de Octubre, cinco días después de reflexionar con nosotros en el Ateneo madrileño sobre Cataluña, de repente, una pérdida terrible que aún no hemos asimilado y que nos tiene a todas las personas de AIPAZ desoladas.

Va por él.

El País

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