Paz, en construcción

Sobre el blog

Un espacio de reflexión y debate sobre la necesidad de generar condiciones de paz en un mundo azotado por la violencia y la injusticia. El blog será coral, nutrido por colaboraciones de varias personas vinculadas a los centros de investigación, ONG y movimientos sociales por la paz de todo el Estado. También contará con alguna colaboración puntual de voces internacionales.

Sobre los autores

Jordi Armadans Jordi Armadans Politólogo, periodista y analista en temas de seguridad, conflictos, militarismo, desarme y cultura de paz. Director FundiPau (Fundació per la Pau), miembro de la Campaña Armas Bajo Control y miembro de la Junta Directiva de AIPAZ.

Jordi CalvoJordi Calvo Economista, analista e investigador sobre economía de defensa, militarismo, paz y desarme. Investigador del Centro Delàs de Estudios por la Paz (Justícia i Pau) y miembro de la Junta Directiva de la Federació Catalana d’ONG y del International Peace Bureau (IPB).

Josep Maria RoyoJosep Maria Royo Politólogo, analista e investigador sobre conflictos y construcción de paz de la Escola de Cultura de Pau de la UAB. Miembro de la Junta Directiva de la Federació Catalana d’ONG.

Videojuegos y violencia

Por: | 30 de abril de 2015

Eduardo Salvador - Investigador del Centro Delàs de Estudios por la Paz

S1.reutersmedia.net

                              Joven comprando el videojouego Grand Theft Auto Five/Reuters

No solemos ser conscientes del negocio montado detrás de una cultura de la violencia. Nos parece impensable que haya empresas a quienes les beneficien más allá del lucro el que nos divirtamos viendo muertos, guerras o asesinos en serie. En el pasado, había quien leía « El caso » y la gente se sorprendía al saberlo. Actualmente, ya no. Ha llegado a ser normal ver programas de asesinos en serie, no parece raro. Desgraciadamente sigue sin ser raro que veamos videojuegos en donde se juega a perseguir y noquear a mujeres por la calle, o a ser asesinos urbanos escojer diferentes armas para matar a cualquiera que se nos aparezca por delante, sea el camarero, el pedigüeño, –que pide que no le maten–  o cualquier mujer que se interponga en nuestro camino. Sí, lo virtual nos da un poder absoluto pero ¿es este poder inocuo?

Es más, en videojuegos como Grand Theft Auto, cuya venta está prohibida en Australia,  y que ha sido el cuarto más vendido en EEUU, con ventas anuales de más de mil millones de dólares encontramos una compilación brutal y divertida de asesinatos « funny/brutal kill compilation » donde el jugador conduce un coche y recoge prostitutas en la calle. Para aumentar puntos las mata atropellándolas y pisoteándolas después de tener sexo con ellas. Pero aun más puntos da cuando las ametralla mientras se ve con creciente claridad cómo se va moviendo el cuerpo al recibir una  retahíla de balazos del virtual fusil de repetición de última generación.

No nos engañemos, la violencia vende mucho y cada vez más. Así devenimos no sólo fieles compradores sino diseminadores con nuestros amigos de una cultura que se recrea y banaliza riendo del matar, disfrutando del morbo del todo vale y el si me frenas eres un carca pues no hago daño a nadie. Tan solo la industria del videojuego nos muestra en los EEUU un aumento de su producción del 22% en 2013. De este un 31,9% corresponde a videojuegos de guerra, esto es 5,4 mil millones de dólares. Un aumento de ventas que en contextos de crisis o de bajo crecimiento económico arroja datos simplemente espectaculares.

Pero, ¿qué nos está pasando para que necesitemos más y más violencia para pasarlo bien?. Cada vez más estudios demuestran patrones de adicción similares al refuerzo ocasionado por drogas con videojuegos o internet. Son números los expertos que correlacionan el uso de videojuegos violentos con cambios de conducta dependiendo  de la predisposición de cada persona. Hace años, en Alemania se planteó restringir el acceso a esos juegos para niños. Además, en este país, ya existen foros para superar el síndrome de abstinencia a los videojuegos. En EEUU también encontramos defensores del videojuego de acción como método de formación psicológica para educar la atención. No es descabellado pensar que la poderosa industria del juego así como posibles industriales del complejo militar pueda estar financiando estudios que peligrosamente loen los beneficios de la violencia virtual. Nadie dijo que la ciencia o la tecnología se deba a la ética.

Entre adolescentes, sea por depresión, escapismo, o por otras razones, los videojuegos resultan uno de los mejores entretenimientos. En el caso de los videojuegos de acción (eufemismo de videojuegos de guerra) se nos está además adiestrando en el uso de armas letales de diversos tipo que son de última generación, como los aviones no tripulados o drones. Y, para colmo, los jefes que aparecen en el juego instan a matar como si fueran voces del inconsciente justificando las matanzas en defensa de los valores democráticos y la lucha contra el mal. Así, el asesino deviene algo así como un héroe  defensor de una causa mostrada como necesaria e irrefutable. ¿A quién le importa ya la necesidad o no de guerras? O de reflexionar si nos están manipulando… lo que cuenta es abocar la psique necesitada de descargar adrenalina para desconectar o para salirse de un dia a día deprimente. Y, así, cual droga aparentemente blanda, entramos en un flujo de energía inerte en donde nos transformamos en lo que tal vez algún día querríamos ser en la calle. Si además salimos de la pantalla a la calle con ese imaginario, podemos ya copiar modelos y referentes en donde nos antieducan nuestro inconsciente y replicamos esos imaginarios violentos con nuestros compañeros de clase o en la calle.  Y, aunque demostrar causalidad es difícil, el Grand Theft Auto ya ha sido citado como inspiración en varias ocasiones por perpetradores de asesinatos en casos registrados en los EEUU y en Tailandia.

De esta forma, tomando los valores de forma acrítica suponiendo que nos estamos emancipando y siendo « libres » en realidad solo estamos sucumbiendo de forma adicta y ciega a la necesidad creada por los maestros del marketing del videojuego. Y es que una cosa es la ilusión de un nuevo juego, y otra es que nos pasemos más de 4 horas diarias jugando volviéndonos irritables si no podemos jugar. Si además dejamos de lado a amigos, familia , responsabilidades y abandonamos la higiene personal o dormimos mal, sumamos peligrosamente puntos para devenir adictos. Si eso dura de tres a seis meses, según el especialista clínico Fraser de Nueva York, dichos signos  determinantes de adicción  requerirían acciones de apoyo psicológico.

Por otro lado, está demostrado que uno de los lugares de reclutamiento de pilotos de drones son las espacios y concursos de expertos videojugadores de acción. De hecho, ya esta estudiado que estos jugadores desarrollan un fenómeno de desensibilización, una forma de pérdida de empatía debida al uso de esos juegos que les facilitará actuar sin remordimientos en casos reales de acción. Dichos juegos son formación ya habitual en los cuadros de las fuerzas armadas de los EEUU.  Como reconoce un comandante de pilotos de drones : con los drones y sus sistemas de simulación y control a distancia es muy fácil confundir la realidad con la ficción. Así, el negocio de los videojuegos acaba resultando una formación previa interesante para los que deseen engrosar filas militares en un futuro.


Afortunadamente tenemos salida ante todo este caos. Sólo hace falta que tomemos conciencia de toda esta cultura del sadismo y del falso entretenimiento. Y comencemos a desarrollar conciencia de la necesidad de trabajar por una cultura de paz. Formas diversas de control o filtro parental de internet o videojuegos sobre todo violentos puede ser una salida al todo vale de internet. La violencia y el odio es aprendido, y por tanto se puede desaprender. Dediquémonos mejor a aprender a  desarrollar actitudes y valores con sentido crítico.  Otra manera de jugar es posible, y no pasa por jugar a matar.. pues a este paso la búsqueda de morbo insaciable y adictivo puede hacer que la diversión sea ya ejercer cualquier tipo de violencia –virtual– a figuras con caras reales de nuestros vecinos, amigos o familiares.

100 años de feminismo pacifista

Por: | 20 de abril de 2015

Ana Barrero, Fundación Cultura de Paz y WILPF y Maribel Hernández, periodista y WILPF

JaneatHague1915

 

El 28 de abril de 1915, nueve meses después del comienzo de la I Guerra Mundial, se celebró en La Haya el "I Congreso Internacional de Mujeres". Bajo la presidencia de la estadounidense Jane Addams, 1.136 mujeres de distintas culturas, lenguas y tendencias, procedentes de 12 países -incluso enfrentados en el conflicto-, se reunieron, desafiando los peligros y obstáculos del escenario bélico, en busca de la paz. Durante cuatro días, estas mujeres valientes y comprometidas, convencidas de que el logro de la paz, la igualdad y la justicia para todos eran objetivos inseparables, debatieron y denunciaron el horror de la guerra, elaboraron estrategias de paz e intentaron encontrar un mecanismo de mediación inmediato para detener la matanza.

De este Congreso surgieron varias iniciativas que urgían a los gobiernos del mundo a poner fin a la terrible guerra, y construir una paz permanente y con justicia. Sin duda, marcó el inicio del movimiento internacional de mujeres por la paz, del feminismo pacifista y antimilitarista con vocación internacionalista. Y fue el origen de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF).

El objetivo al fundar WILPF, como sigue siendo en la actualidad, era el de tener una organización a través de la cual las mujeres pudieran identificar y erradicar las causas profundas de la guerra y trabajar por la paz; garantizar la inclusión de los mujeres en los procesos de construcción de paz; defender los derechos de las mujeres y los derechos humanos; y promover la justicia social, económica y política.

El próximo 28 de abril WILPF cumplirá 100 años, lo que la convierte en la organización pacifista feminista más antigua del mundo. Además, WILPF cuenta entre sus mujeres con tres Premios Nobel de la Paz: Jane Addams, primera Presidenta, que fue galardonada en 1931, Emily Greene Balch, que recibió el Premio en 1946 y Alva Myrdal, en 1982.

El compromiso de WILPF, durante estos 100 años, ha sido trabajar de forma creativa y urgente, desde el activismo y la incidencia política, por la paz universal y perdurable con justicia y libertad. Imaginando la paz y trabajando para lograrla. Y lo hace desde sus estructuras internacionales y sus secciones nacionales en treinta países, que llevan a cabo el programa internacional en su contexto nacional.

La sección española (WILPF España) comenzó su andadura el 11 de junio de 2011, cuando un grupo de mujeres de distintos ámbitos, trayectorias y generaciones pero con un largo compromiso común por la paz, se reunieron en Madrid y decidieron sumarse a una organización histórica en el trabajo por la paz y la incidencia internacional con una mirada desde las mujeres, pero no sólo en cuestiones de género.

De 1915 a 2015, una voz permanente por la paz

Ha pasado un siglo desde la fundación de WILPF pero la necesidad de abordar el fenómeno de la guerra y la violencia desde una perspectiva feminista, pacifista y emancipadora sigue manteniendo la misma vigencia. Hace unas semanas, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, emitía su informe anual sobre violencia sexual en contextos de conflicto armado. Según el documento, a lo largo de 2014 se produjeron casos de violación, esclavitud sexual, prostitución, embarazos, matrimonios o esterilizaciones forzadas en 19 países del mundo en situación de conflicto o post-conflicto. Ban Ki-moon instaba a los gobiernos a apoyar y proteger a las voces independientes, en particular a las organizaciones de mujeres y defensoras de derechos humanos. El hecho de que las mujeres, incluso en las peores circunstancias, adquieran roles activos en la defensa de la paz y sus derechos ha sido una constante histórica a la que no siempre se le ha prestado la atención merecida.

No cabe duda de que en todo este tiempo se han conseguido importantes avances. 2015 es un año clave para el movimiento de las mujeres por la paz. Además del centenario de WILPF se conmemoran los 70 años de la fundación de las Naciones Unidas y los 20 años de la IV Conferencia Internacional de Mujeres en Pekín, un hito que consolidó la agenda de paz como parte integral de las preocupaciones de las mujeres de todo el mundo. Asimismo, hace 15 años se establecieron los Objetivos del Milenio con el fin del acabar con la pobreza extrema y las discriminaciones de género y se aprobaba la histórica Resolución 1325, la primera de una serie adoptada por el Consejo de Seguridad de la ONU, en la que se reconocía la importancia de la participación de las mujeres, en condiciones de igualdad, en la construcción de la paz y la seguridad.

Sin embargo, pese a los grandes logros, la guerra sigue afectando de forma desproporcionada a las mujeres. El 80% de los aproximadamente 50 millones de personas refugiadas que existen en el mundo son mujeres mientras que únicamente el 4% de los acuerdos de paz llevan la firma de alguna mujer, una cifra que no resulta extraña si tenemos en cuenta que tan solo un 22% de los miembros de parlamentos en todo el mundo son mujeres.

Por otra parte, la noción de seguridad sigue asentándose sobre la idea del gasto militar sin asumirse que una mayor cantidad de armas no equivale a un mundo más pacífico y seguro. Por poner solo un ejemplo, el coste del funcionamiento de las Naciones Unidas en un año supone tan solo el 0,15% del gasto militar global.

Por todo ello, desde WILPF se sigue insistiendo en la necesidad de desafiar esta mentalidad dominante y la urgencia de abordar las causas fundamentales de la guerra teniendo en cuenta pilares básicos como la justicia social y económica, la participación, los derechos humanos, el desarme y la protección del medio ambiente.

“El poder de las mujeres para parar la guerra”

La existencia de WILPF tiene más sentido que nunca. Por este motivo, con el fin de construir la Agenda de la Paz del siglo XXI y recordar el legado de las pioneras de WILPF, mujeres procedentes de 30 países, de todos los continentes, se reunirán del 22 al 29 de abril en La Haya, bajo el lema “El poder de la mujeres para parar la guerra”. Durante estos días tendrá lugar un Congreso y una Conferencia Internacional con los que se conmemorará el centenario de la Organización. Hasta La Haya se desplazará una delegación española compuesta por una treintena de mujeres y encabezada por la presidenta de WILPF España, Carmen Magallón.

Para Magallón, el Centenario supone una oportunidad única de “estrechar lazos con compañeras de otras secciones, especialmente con las de América Latina. En La Haya se oirá una voz común, sentiremos, a través de sus múltiples rostros, ese poder de las mujeres para parar la guerra”.

Esta ciudad holandesa congregará a centenares de destacadas mujeres, incluidas las galardonadas con el Nobel de la Paz: Leymah Gbowee (Liberia), Shirin Ebadi (Irán), Tawakkol Karman (Yemen), Mairead Maguire (Irlanda) o Jody Williams (Estados Unidos). Sus voces, junto con las del resto de participantes llegadas de los rincones más diversos del mundo atestiguan, según Magallón, “la importancia y el significado de esta tradición de feminismo pacifista que se inició hace ya un siglo y que, desde entonces, se propuso incidir en la política internacional desde un paradigma propio y libre”.

Como se apunta en el Manifiesto WILPF 2015, "la violencia no es inevitable. Es una elección. Nosotras elegimos la no violencia, como medio y como fin. Liberaremos la fuerza de las mujeres y, en colaboración con hombres de igual parecer, crearemos un mundo justo y armonioso".

El País

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