Según un informe de la Escola de Cultura de Pau, de cara a 2016 existen algunos escenarios de riesgo y diversas oportunidades de paz que pueden posibilitar, a corto o medio de plazo, la construcción de la paz o bien conllevar un incremento de la violencia y la inestabilidad, por lo que es imprescindible aumentar el acompañamiento para consolidar los procesos de paz en unos casos, o por otra parte, aumentar la presión en otros para que la situación de inestabilidad actual no se deteriore aún más si cabe.
Oportunidades de paz
Fuente: Escola de Cultura de Pau
Chipre. El reinicio las negociaciones de paz en 2015 y la confluencia de factores vinculados al proceso –compromiso del liderazgo local; acompañamiento internacional; movilización pro-diálogo de actores no gubernamentales de ambas comunidades de la isla; y resultados tangibles, incluyendo medidas de confianza de peso; entre otros– supone una ventana de oportunidad histórica para la consecución de un acuerdo definitivo, a pesar de los obstáculos coyunturales y de fondo.
Burkina Faso. El país ha puesto fin a la fase de transición abierta tras la caída del régimen de Blaise Compaoré mediante la celebración de las elecciones presidenciales y parlamentarias que habían sido pospuestas tras el fracasado golpe de Estado de septiembre de 2015. Los comicios han devuelto al pueblo burkinés el control de las instituciones políticas tras 18 meses de Gobierno interino, representando para la sociedad burkinesa el comienzo de un nuevo periodo democrático.
Myanmar. Los resultados de las elecciones generales, que han otorgado una abrumadora mayoría al partido opositor NLD de Aung San Suu Kyi y que conducirán a la formación de un nuevo Gobierno sin tutela militar, unidos a la firma de un acuerdo de alto el fuego con ocho organizaciones insurgentes, permiten augurar avances en el camino hacia la democracia y la paz en el país durante 2016.
Tailandia. Durante el 2015 se reanudaron las conversaciones exploratorias entre la junta militar y Mara Patani, una organización que agrupa a los principales grupos armados que operan en el sur del país. La unificación de las demandas por parte del movimiento insurgente y el reconocimiento por parte del Estado de que hace falta el diálogo para resolver el conflicto armado suponen dos condiciones necesarias para la creación de confianza entre las partes.
Procesos de paz. Investigaciones recientes demuestran que los procesos de paz inclusivos desde una perspectiva de género y con la sociedad civil son más sostenibles y tienen más posibilidades de resultar en la firma de acuerdos de paz que aquellos que no lo son. Además, la presencia de mujeres podría contribuir también a la redacción de acuerdos en los que se integren cuestiones de igualdad.
Escenarios de riesgo
Fuente: Escola de Cultura de Pau
Burundi. En los últimos años se ha producido un deterioro significativo de la gobernabilidad en el país. El creciente autoritarismo y la controvertida candidatura del presidente Pierre Nkurunziza junto al clima de violencia política y las violaciones de los derechos humanos son diferentes elementos que revelan la gravedad de la situación y que han situado al país en los últimos meses al borde del conflicto armado.
Malí. En junio del 2015 se logró un acuerdo de paz entre el Gobierno y los movimientos rebeldes árabe-tuareg que operan en la región septentrional, después de tres años y medio de conflicto armado. Sin embargo, la exclusión de los movimientos yihadistas de las negociaciones y la ineficacia de las medidas de securitización para contener su presencia, representan serios obstáculos para lograr el fin de la violencia, pudiendo incluso poner en riesgo la implementación de los acuerdos de paz.
República Democrática del Congo. La proximidad del nuevo ciclo electoral está derivando en una escalada de la violencia política y de la inestabilidad general como consecuencia de los intentos del presidente Kabila para posponer las elecciones presidenciales y así prolongar su mandato, a lo que se unen los fracasos de la operación militar contra las FDLR y de amnistía y retorno del grupo armado M23, que podrían suponer la reactivación del conflicto.
Sudán del Sur. Tras la firma de la paz después de 20 meses de cruenta guerra civil, la falta de apropiación del acuerdo por parte de las partes enfrentadas, las decisiones unilaterales del Gobierno en materias que deberían ser competencias del nuevo Gobierno de Transición aun por crear, las violaciones reiteradas al alto el fuego, así como el surgimiento de nuevos actores armados, están poniendo en serio riesgo las perspectivas de paz en el país.
Venezuela. El contundente triunfo en las elecciones parlamentarias de la oposición ha abierto en el país un nuevo escenario político marcado por la polarización de fuerzas entre el poder Ejecutivo y el Legislativo. Esta nueva situación política, que tras 15 años modifica sustancialmente el poder del chavismo, puede favorecer nuevas tensiones y disputas entre el Gobierno y las fuerzas opositoras que podrían convulsionar aun más la política nacional, ampliar la fragmentación social y propiciar brotes de violencia.
Afganistán. El proceso de negociación entre los talibán y el Gobierno afgano ha sufrido un parón por la crisis interna del movimiento talibán. La división en torno al liderazgo perjudica el futuro de las negociaciones. La apuesta de Ashraf Ghani por dialogar a pesar del aumento de la violencia y de tender la mano a Pakistán, que sigue dando santuario a la cúpula talibán, debilita aún más al ya frágil Gobierno afgano. Asimismo, aunque Pakistán debe formar parte del acuerdo, su deseo de controlar el proceso está enfrentando más a las partes.
Filipinas. Las dificultades y retrasos por parte del Congreso para aprobar la Bangsamoro Basic Law, una suerte de estatuto de autonomía que regula la nueva entidad autónoma de Bangsamoro y concreta los contenidos del histórico acuerdo de paz que firmaron el Gobierno y el MILF en 2014, han provocado una parálisis en el proceso de paz y hacen temer por una fractura interna del MILF y una reanudación de la violencia en Mindanao.
Turquía. El conflicto entre Turquía y el PKK se deterioró gravemente en 2015 de la mano de factores como la urbanización de la guerra, la “sirianización” de la cuestión kurda de Turquía y la irrupción de ISIS en suelo turco, el deterioro del clima social, la regresión democrática y los interrogantes sobre opciones sostenibles de diálogo. Estas dinámicas podrían agravarse en 2016 si no se ponen en marcha urgentemente medidas de confianza y de desescalada de la violencia.
Yemen. La violencia en el país escaló significativamente a partir de marzo de 2015, cuando una coalición internacional liderada por Arabia Saudita decidió intervenir para frenar el avance de las milicias al-houthistas, que a principios de año habían forzado la caída del gobierno. De cara a 2016, la situación amenaza con agravarse dada la creciente complejidad del conflicto armado, el severo impacto de la violencia en la población civil y los obstáculos para una salida política al conflicto.
Amenaza yihadista. ISIS se ha consolidado como un nuevo modelo para el yihadismo internacional y competidor de al-Qaeda, demostrando una mayor capacidad para actuar con una proyección global. Múltiples factores pueden favorecer un aumento de la violencia yihadista en el futuro, entre ellos una intensificación en la pugna entre ISIS y al-Qaeda, una mayor incidencia de acciones armadas de milicianos retornados o “lobos solitarios” y los posibles efectos adversos de la respuesta internacional a ISIS.