Foto: Juan Medina (Reuters/Atlas)
Pedro Sánchez y Albert Rivera acaban de firmar en el Congreso el pacto entre el PSOE y Ciudadanos para explorar la investidura de un nuevo Gobierno, 2 meses después de las Elecciones Generales del 20 de Diciembre.
Más allá de dilucidar las bases de posibilidad y viabilidad que pueda tener este acuerdo -asuntos bien interesantes pero que no competen a este blog- nos interesa, aquí, analizar el papel y alcance que los temas de paz, defensa, seguridad y desarme tienen en este acuerdo.
Hay que advertir que, tradicionalmente, todos estas cuestiones han tenido poco espacio en los programas electorales y, aún más, en los espacios de debate público. Aún más, si cabe, sucedió en las pasadas elecciones.
También es cierto que, en los redactados de los programas electorales así como en otras propuestas lanzadas y publicitadas en período electoral, las propuestas suelen ser lo suficientemente genéricas y abstractas para que puedan interpretarse y concretarse de maneras muy diferentes y, en algunos casos, claramente contradictorias.
Finalmente, es obvio que, de concretarse un acuerdo de Gobierno, cosas que no se incluyen en el acuerdo podrían ser impulsadas y cosas que sí se incluyen podrían ser reformadas o cambiadas.
Sin embargo, y pese a todas estas advertencias, siempre resulta interesante analizar qué papel y espacio reservan los partidos a estas cuestiones y, en concreto, qué se comprometen a llevar a cabo.
En el acuerdo firmado hoy, el conjunto de la política exterior (que incluye Europa, Latinoamérica, África, cooperación, derechos humanos, paz, defensa y seguridad) ocupa 6 páginas del documento, lo que supone un 9% del total. La parte específica de paz, seguridad y defensa supone 2,5 páginas, menos de un 4% del total.
En general, en el acuerdo presentado hoy, y comparándolo con los programas respectivos con los que el PSOE y Ciudadanos acudieron a las urnas, se aprecia una ligera preponderancia de la visión del PSOE en los temas de cooperación, derechos humanos y crisis de refugiados (aspectos a los que Ciudadanos dedicaba muy poco espacio) y que en los de Defensa, se recogen varias de las preocupaciones compartidas entre el PSOE y Ciudadanos pero con más acento de Ciudadanos.
¿Qué propone el acuerdo sobre paz, seguridad y derechos humanos?
Ante la crisis de refugiados, el programa recoge fundamentalmente la propuesta de impulsar una política común europea de asilo e inmigración, así como incrementar el número de acogidos en España y una mayor dotación de los programas de reasentamiento.
Se estipula que los derechos humanos deben convertirse en eje fundamental de la política exterior y, en concreto, se apuesta por la adopción de un Plan renovado de Derechos Humanos, así como revocar la reforma del Gobierno del PP que dio fin a la jurisdicción universal.
Por lo que respecta a la cooperación al desarrollo, se menciona la voluntad de que recupere parte del espacio perdido (incluyendo una 'senda realista' en lo que respecta a la dotación presupuestaria) en los últimos años y se anuncia la voluntad que la cooperación forme parte de un pacto de Estado sobre política exterior.
Sobre paz, seguridad y defensa, un primer aspecto a lamentar es que la palabra paz no aparece en ninguno de los títulos de los cuatro objetivos fundamentales de la política exterior ni en los subtítulos interiores. Puede parecer algo menor, pero no lo es tanto: en los programas previos respectivos, el PSOE situaba el objetivo de la paz (más allá del grado de coherencia que ello implicara) como un objetivo fundamental de la política exterior mientras que en el programa de Ciudadanos no había ningún apartado, título o subtítulo que incluyera la paz. Así, en el programa conjunto final, la paz como objetivo político en sí mismo, ha desaparecido.
En segundo lugar, y pese que en la política contra el terrorismo y en el fomento de una gobernaza global se reconoce la necesidad de fomentar las dimensiones no militares de la seguridad, la mayoría de propuestas tienen que ver con la política de defensa militar. En este ámbito, los redactados son poco explícitos pero se deduce fácilmente que el acuerdo no contempla la reducción del gasto militar. De hecho, en los programas previos respectivos, el PSOE apostaba por no reducirlo y, en el caso de Ciudadanos, se hablaba de incrementarlo (para alguién interesado en conocer y comparar las propuestas sobre paz y desarme de los partidos, puede consultar este informe que elaboró FundiPau).
La única revisión, parcialmente crítica, que se recoge respecto a la política de Defensa practicada por el Gobierno del PP es en relación a la no presupuestación de los programas de adquisición de armas. El acuerdo, así, supone una enmienda a la práctica del PP (y, todo hay que decirlo, también del PSOE anteriormente) de, vía decisiones adoptadas en el Consejo de Ministros, incrementar el gasto militar, especialmente, en el apartado de compras de armamentos. Sin embargo, en ningún lugar se plantea que deba revisarse las políticas de adquisiciones (que, como sabemos, son absolutamente desproporcionadas, y han generado una enorme deuda).
En el programa conjunto desaparecen las menciones a fomentar la cultura de defensa (que, des del movimiento por la paz, siempre se ha interpretado como una voluntad de legitimar el militarismo y contrarestar la educación por la paz).
Por contra, si bien el programa del PSOE incluía algunas, pocas, propuestas sobre desarme (desarme general, desarme armas qímicas y biológicas, desarme nuclear) en este acuerdo todo esto desaparece.
Finalmente, por lo que respecta al comercio de armas, si bien se menciona la necesidad de cumplir estrictamente la Ley, denegando la autorización a aquellas ventas que puedan ser usadas 'contra la dignidad humana', el redactado es mucho menos explícito y detallado que el que aparecía en el programa del PSOE. Claro está, más allá de las propuestas y las promesas, están las realidades: el PSOE se ha mostrado favorable (también Podemos e IU) a la venta de corbetas de Navantia a Arabia Saudí, un claro ejemplo de venta que no cumple los requisitos impuestos por el Tratado sobre el Comercio de Armas o la Ley española.
Aparece, también un gazapo: el acuerdo plantea perseguir el tráfico ilegal de armas, cosa bien necesaria, pero también se habla de 'prohibir'. Sin duda, no se puede prohibir lo que es ilegal. En cualquier caso, sí poner más medios y voluntad a combatirlo.
En definitiva, poco espacio, poca priorización y, especialmente en lo referente a paz, desarme y seguridad, poca novedad respecto a lo acontecido en los últimos años.
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