Periodismo con futuro

Periodismo con futuro

Con todas las incógnitas del momento, el título de este blog es una afirmación en la que creemos sin dudar. El cómo, quién, dónde y cuándo ya no están tan claros. Queremos abrir un debate sobre el presente y futuro del periodismo y su industria. Sobre nuevas tendencias, contenidos, tecnología, soportes y modelos de negocio. Con información y análisis. Y vivir en primera línea un nuevo ecosistema informativo tan apasionante como incierto.

Sobre los autores

Especialistas de todo el mundo y periodistas de EL PAÍS reflexionan sin prejuicios sobre lo que ocurre, incluso sin esperar a que ocurra. Desde profesionales que viven en las redacciones hasta quienes dedican su tiempo al análisis en las universidades tendrán un hueco aquí y en el canal de Eskup.

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Twitter se consolida también en la pantalla de televisión

Por: | 28 de mayo de 2011

Las televisiones norteamericanas experimentan desde hace meses con la integración de sus programas y la actividad de la audiencia en Twitter. Durante la última Superbowl se disparó el número de mensajes por segundo, con más de 4.000 tweets por segundo. Mientras James Franco entraba en el escenario de la ceremonia de los Oscars con un iPhone en la mano para twittear el evento, la retransmisión conseguía un millón más de telespectadores que el año anterior. La ceremonia de los premios MTV batió su récord de audiencia, con 11 millones, gracias a la combinación del directo con las redes sociales.

ABC
La cadena de televisión ABC mostró en directo el número de mensajes acumulados con la etiqueta #RoyalWedding

Con cada mensaje, los responsables de las cadenas de televisión se enteran de lo que piensa el espectador. Si un episodio funciona. Si el evento en directo pierde fuerza. Twitter se convierte en una ventana abierta a lugares donde antes sólo comentábamos entre amigos, en persona y en privado. 

"Muchos periodistas llevan tiempo preguntándose cómo hablar con la audiencia, cómo escucharles y saber qué están pensando, sus reacciones. Creo que ahora mismo la respuesta ya es obvia, están en Twitter", argumenta Robin Sloan, uno de los tres miembros del equipo de coordinación de medios de la compañía. Trabajan con periodistas que quieren saber cómo descubrir más noticias, nuevas fuentes de información o cómo conectar a los miembros de su audiencia entre sí.

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El humanismo cuantitativo: una entrevista con Hans Rosling

Por: | 23 de mayo de 2011

Hay vidas que mudan a ritmo geológico, imitando la perezosa deriva de los continentes, y otras que lo hacen en un instante glorioso. La de Hans Rosling, profesor del Instituto Karolinska (Suecia), cambió en febrero de 2006, en el momento en que se fusionó —de forma no del todo metafórica— con un infográfico animado y arrancó el aplauso entusiasta de una audiencia boquiabierta. Sucedió entre los minutos 2:15 y 4:50 de su primera conferencia TED (Monterey, California), tal vez el encuentro sobre tecnología más importante del mundo. Vale la pena verla completa (con subtítulos en español): lección para periodistas.

   

 

En los últimos cinco años, Rosling se ha convertido en una celebridad. Ha hablado otras siete veces en TED sobre su especialidad, la relación entre cambio social, salud pública y crecimiento económico; ha recibido elogios de Bill Gates, Al Gore y Bill Clinton por el desparpajo con el que destruye tópicos sobre los países "en vías de desarrollo"; en 2007, vendió el software que usa en sus conferencias (Trendalyzer, desarrollado junto a su hijo y nuera) a Google y destinó el dinero recibido a financiar su fundación, Gapminder, cuya filosofía se resume en la frase que encabeza su página Web:

"Fighting the most devastating myths by building a fact-based world view that everyone understands"

El año pasado, Rosling produjo para la BBC un documental de una hora sobre la importancia de la estadística en la vida diaria, The Joy of Stats. Su mensaje: la estadística no es algo al alcance únicamente de expertos, sino una actividad sencilla y divertida que, para colmo, tiene el potencial de cambiar la vida del ciudadano medio. Casi al final de la película, con los ojos clavados en el objetivo de la cámara y exudando el mismo entusiasmo infantil (ojos muy abiertos, flequillo que revolotea) con el que se ganó el favor del público de TED, Rosling sentencia:

"Cada día generamos una cantidad gigantesca de datos sobre todo lo que se pueda imaginar y los analizamos para revelar patrones y tendencias. Pero hoy no son solo los especialistas, sino todos nosotros, los que podemos entender las historias por detrás de esos números. En lugar de dejarnos llevar por los prejuicios, la estadística tiene el potencial de abrirnos los ojos, de dotarnos de una imagen del mundo basada en hechos. De esta forma, más que nunca antes en nuestra historia, podemos llegar a ser autores de nuestro propio destino".

Rosling suele presentarse como médico y profesor (pasó veinte años en África, gran parte de ellos en Mozambique), pero sus motivaciones son muy periodísticas. El lema de Gapminder, ese limpio y engañosamente ingenuo "por una visión del mundo basada en hechos", podría ocupar el frontispicio de cualquier diario que aspire a la grandeza; sería un excelente sustituto para el vetusto "All The News That's Fit to Print" de The New York Times. Durante nuestra conversación, mantenida el pasado viernes 20 de mayo, Rosling insiste en su ideario. Además, reflexiona sobre si es posible conseguir que periodistas, programadores y diseñadores gráficos se entiendan dentro de las redacciones.

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Ciudadano Kane, Osama bin Laden y la infografía de prensa

Por: | 09 de mayo de 2011

 

Hearst_dos En la noche del 15 de febrero de 1898, una luz súbita iluminó la bahía de La Habana. El estruendo de una explosión sacudió las casas más cercanas al mar. Los habitantes que corrieron al puerto contemplaron la silueta en llamas del acorazado Maine, que se hundía arrastrando los cadáveres de más de doscientas cincuenta personas. El buque había llegado algunas semanas antes para proteger intereses americanos en Cuba, que había sufrido en los cinco años anteriores varios levantamientos contra las autoridades coloniales españolas.

Según investigaciones posteriores, la causa más probable de la catástrofe fue la combustión espontánea de las reservas de carbón del barco y de varias toneladas de pólvora en su arsenal. Pero la prensa sensacionalista estadounidense de la época olió sangre y se lanzó a una campaña para culpar a "agentes españoles" de haber colocado una mina bajo el casco del acorazado. Resultado: el caso Maine fue uno de los pretextos para la guerra hispano-estadounidense.

Entre los diarios, el que se atrevió a ir más lejos fue el New York Journal, del magnate William Randolph Hearst, inspirador del eterno Kane de Orson Welles. En sus ediciones del 16 y 17 de febrero, el Journal publicó sendos pseudoinfográficos en primera plana, junto a titulares de tono combativo. Sin investigación periodística alguna, basándose solo en su deseo de desencadenar un conflicto que le ayudase a ganar relevancia y a vender más periódicos que su némesis, Joseph Pulitzer, Hearst inventó la evidencia que necesitaba. Eran tiempos oscuros para el periodismo.

Hearst era consciente del poder de la imagen para dar legitimidad a lo que no era más que una interesada conjetura: los gráficos del Journal, gracias a su estilo técnico, engañosamente preciso y serio, desorientan al lector. Parecen haber sido diseñados por ingenieros meticulosos y no por artistas más preocupados por el espectáculo que por la fidelidad a los pocos detalles que en aquel momento se conocían.

La leyenda cuenta que un año antes de la explosión del Maine, en enero de 1897, Frederic Remington, un artista a quien Hearst había enviado a Cuba para cubrir la represión española, mandó un telegrama en el que comentaba que todo estaba tranquilo, que una guerra abierta era improbable y que deseaba regresar a EEUU. El gran manipulador respondió:

"Please, remain. You furnish the pictures. I'll furnish the war" (en traducción libre: "Por favor, permanezca ahí. Usted proporcióneme las fotografías. Yo le daré la guerra"; el verbo furnish puede traducirse como "proporcionar" o "facilitar"). Esta última frase es uno de los mitos fundacionales de nuestra profesión porque, a pesar de que muchos historiadores dudan con fundamento de la existencia del intercambio de telegramas entre Hearst y Remington, es plausible como sumario de las esencias del periodismo amarillo: que la realidad no te impida atraer a las masas con carnaza, sangre y ruido.

¿Por qué recordar hoy al histrión Hearst, el Glenn Beck de hace cien años? Porque hace solo una semana, cuando Osama Bin Laden se desplomaba con el cráneo reventado en un caserón de Abbottabad (Paquistán), Hearst fue objeto de inadvertido homenaje por parte de no pocos medios de comunicación. Como en tantas otras ocasiones, muchos olvidaron (o nunca entendieron) que la infografía es, ante todo, un lenguaje periodístico. Es un problema de origen.

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The Wall Street Journal crea una página propia para filtraciones

Por: | 05 de mayo de 2011

"¿Publicar o no publicar? Los medios de comunicación se enfrentan a esta pregunta mientras tácticas agresivas como las desarrolladas por Wikileaks son cada vez más habituales en la era de la información". 

El dilema lo planteaba The Wall Street Journal, diario estadounidense que rechazó colaborar con Wikileaks a finales de 2010 y que hoy ha anunciado su propia página para hacer filtraciones seguras: "Ayúdanos a revelar delitos, fraudes y abusos. Envía documentos a través de un sistema especial creado para ser seguro. Mantén tu identidad anónima o confidencial si es necesario". 

Safehouse

Primero fue Al Yazira, con su Transparency Unit. Después The New York Times anunció que está considerando crear un sistema para hacer filtraciones seguras al periódico. Y hoy se ha sumado The Wall Street Journal. A través de la web 'Safe House' cualquiera puede compartir material electrónico con los periodistas. 

"El contexto de este proyecto es que los reporteros siempre hemos recibido documentos, ya sea en papel o por fax", reconoce Kevin Delaney, editor jefe de The Wall Street Journal. "Pero teníamos que adaptarnos mejor a la era digital". Según Delaney, el diario ahora está listo para recibir cualquier tipo de información que los ciudadanos quieran compartir con ellos. Los archivos filtrados quedan alojados en unos servidores seguros, separados de los que alojan la edición digital del periódico, y a los que solo tienen acceso un puñado de editores. 

"The Wall Street Journal es la fuente de noticias más respetada del mundo, y Safe House contribuirá a recabar información y material que pueda ser utilizado en la producción de noticias fidedignas", declaró Robert Thompson, editor jefe de Dow Jones & Company y del Journal

¿Y qué busca el diario norteamericano en las filtraciones? Información noticiosa, útil para los lectores y de especial impacto en casos de fraude o delito. "Lo que queremos es que se puedan compartir documentos con nosotros sin ningún temor a represalias", dice Delaney.

Según explican los responsables en la página Safe House, sus intereses son tan amplios como los de The Wall Street Journal: política, gobierno, bancos, Wall Street, acuerdos bancarios, corporaciones, sindicatos, leyes, seguridad nacional y asuntos exteriores. 

"Si tienes contratos, correspondencia, emails, archivos fiscales, bases de datos de empresas, agencias gubernamentales y ONGs, nos las puedes enviar utilizando el servicio Safe House", anuncia la página. 

Los editores de The Wall Street Journal con acceso a la documentación la revisan después para determinar su valor. De ser aceptada, un grupo de reporterlos se encarga de verificarla y recabar más datos hasta completar la información y prepararla para que aparezca en las páginas del periodico. 

"El hecho de que podamos contactar con usted en caso de necesitarlo nos ayudará enormemente para publicar la información cuanto antes", recomienda Safe House. "Recomendamos que nos proporcione información de contacto si la filtración no exige su anonimato". 

Según las normas de uso, las filtraciones se pueden hacer de manera anónima o proporcionando nombre y apellidos, además de un método de contacto. Pero uno de los requisitos impuestos por la publicación es que la persona que comparta en secreto los documentos tenga derechos legales para hacerlo, algo que podría condicionar muchas de las aportaciones ya que Estados Unidos considera las últimas filtraciones como ilegales. Delaney no cree que suponga un obstáculo: "Nosotros debemos cumplir con la ley, sólo pedimos a la gente que haga lo mismo".

Obstáculos legales

Una de las circunstancias que favorecieron a Wikileaks y su fundador Julian Assange a la hora de difundir datos relacionados con las guerras de Irak y Afganistán y con el Departamento de Estado, era que la organización tenía sede fuera de Estados Unidos. Delaney no cree que esto suponga un problema para The Wall Street Journal, una publicación norteamericana que podría recibir documentación similar en el futuro. 

"Recibimos documentos constantemente. Nuestro equipo legal está preparado para tener esas conversaciones y ha estado implicado en la creación de Safe House durante todo el proceso", explica.

Las normas de uso de Safe House reconocen que "no pueden garantizar el anonimato completamente" para aquellas personas que compartan el material de forma encriptada, la opción más segura de subir información a los servidores. Aunque añade que "en el caso de entrar en una relación confidencial, [la compañía] Dow Jones tomará todas las medidas necesarias para proteger su identidad mientras siga respetando las leyes vigentes"

El pasado noviembre, cuando cinco diarios -entre ellos EL PAÍS, publicaron los papeles secretos del Departamento de Estado, The Wall Street Journal explicó a Yahoo! que había rechazado colaborar con Wikileaks por no estar de acuerdo en las condiciones que imponía la organización. Delaney comenta que no estuvo implicado en aquella decisión y no puede determinar si ese instante inspiró la creación de Safe House. 

"Lo que sí es cierto es que, como reportero, siempre he pensado que cualquier filtración electrónica hubiera hecho mi trabajo mucho más fácil", reconoce Delaney. 

El País

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