Con todas las incógnitas del momento, el título de este blog es una afirmación en la que creemos sin dudar. El cómo, quién, dónde y cuándo ya no están tan claros. Queremos abrir un debate sobre el presente y futuro del periodismo y su industria. Sobre nuevas tendencias, contenidos, tecnología, soportes y modelos de negocio. Con información y análisis. Y vivir en primera línea un nuevo ecosistema informativo tan apasionante como incierto.
Sobre los autores
Especialistas de todo el mundo y periodistas de EL PAÍS reflexionan sin prejuicios sobre lo que ocurre, incluso sin esperar a que ocurra. Desde profesionales que viven en las redacciones hasta quienes dedican su tiempo al análisis en las universidades tendrán un hueco aquí y en el canal de Eskup.
Hay periodistas que lo primero que hacen nada más oir el despertador es leer Twitter. Los hay que sólo recomiendan lo que ellos firman. Otros simplemente escuchan lo que dicen otros usuarios. Y algunos, los que menos, contestan a sus lectores, preguntan y hasta encuentran noticias que de otra manera escaparían a los grandes medios de comunicación.
Para todos ellos, acaba de nacer "Twitter para periodistas", un claro intento de acercarse al gremio de redactores, productores, presentadores de televisión y comunicadores que desde el lanzamiento de la red la entendieron como una plataforma más donde darse a conocer y distribuir su contenido.
Pero 'Twitter para Periodistas' reivindica un uso más allá de la promoción: en Twitter se pueden encontrar fuentes esenciales para una noticia, contrastar datos y, tal y como han demostrado los acontecimientos internacionales de los últimos meses, también se puede encontrar información inaccesible a través de métodos tradicionales.
El manual -todavía únicamente en inglés- es una combinación entre recursos para aprovechar al máximo las etiquetas o hashtags -muchas veces indicadores de algo que puede ser noticia- o el servicio de búsqueda, así como una lista -todavía bastante breve- de programas y plataformas para multiplicar los beneficios de Twitter. Está organizado en torno a cuatro secciones:
#Report, estrategias para hacer búsquedas, cómo encontrar fuentes de información y consejos para utilizar Twitter a través del teléfono móvil
#Engage, con un glosario de recomendaciones para twitear de manera "efectiva" y construir tu marca en la red
#Publish es una colección de herramientas y consejos sobre la publicación de mensajes en otras páginas y medios de comunicación
#Extra, una especie de servicio de atención al cliente que incluye menciones a las plataformas oficiales de Twitter, como la recién adquirida TweetDeck o Twitter para Mac.
Los ganadores de las becas de la Fundación Knight de este año ilustran las diferencias entre invención e innovación, que son ya lugar común después de que Malcolm Gladwell las popularizase en artículos ([1] [2]) y entrevistas: inventor es quien —guiado por un intelecto privilegiado o por presiones socioculturales— crea; innovador es quien implementa. Los proyectos vencedores muestran que el futuro del periodismo pasa por centrarse más en lo segundo que en lo primero: en tomar ideas preexistentes, arrojarlas a la hormigonera y examinar la consistencia del concreto resultante de su combinación.
Más allá de esa obviedad, un análisis superficial de los becados sugiere que el filtrado y la visualización de datos se consolidan ([1], [2], [3], [4]) como herramientas periodísticas y que la mayor parte de las buenas ideas surge fuera de los medios, incluso cuando son estos quienes las patrocinan. El primer fenómeno es esperanzador; el segundo, viejo conocido, es inquietante y está en el centro de la siguiente anécdota, transitada por economistas en las antípodas, gráficos inusuales y, finalmente, metáforas evolutivas sobre la supervivencia de la profesión.
Relevancia. Confianza. El poder del pueblo. Riyaad Minty repite continuamente estos términos. Es un sudafricano alto, delgado y de verbo demasiado rápido. A los 27 años, se considera un viejo de Internet. Dirige los medios sociales en la cadena de television catarí Al Yazira, un medio de referencia que nos ha acompañado los últimos meses por la cambiante morfología de las revoluciones en la región. Allá donde no había cámaras, ellos publicaban vídeos ciudadanos, entrevistaban por Skype a fuentes locales y colgaban los archivos sonoros en Audioboo. Con el gigante Al Yazira, cuya potencia informativa recordamos aquí, matamos en parte la ansiedad de no poder viajar a la plaza de la Liberación de El Cairo. En el ordenador entraban los tuits con fondo dorado que nos hacían saltar de la silla. Él los escribía desde Doha.
Ayer la historia regresó en pantalla gigante a Madrid. Riyaad habló en Red Innova. Pero su pequeña historia comenzó hace cinco años, cuando se creó un equipo experimental de Nuevos Medios en la cadena. Un término que, por cierto, ya han jubilado. Su parte, las redes sociales, el compromiso con la audiencia, la construcción de relaciones con los ciudadanos. Ha trabajado en la cobertura de las elecciones en EE UU (fueron candidatos a un Emmy), la crisis de Gaza (2008) y las elecciones en Irán (2009). Por tanto, esta vez, los acontecimientos no le han pillado de sorpresa. Puedes ver su intervención en inglés aquí:
Después compartimos un rato de conversación en el patio del Circo Price, entre atareados congresistas que se buscaban unos a otros. Lo que sigue es lo más... relevante.
El origen. "En el inicio de las revueltas no teníamos a nadie en Túnez, porque no estaba permitida nuestra presencia allí. Realmente sólo podíamos contar con los ciudadanos, que estaban subiendo vídeos y fotos en las redes. Nosotros amplificamos su voz. Fue crucial para nuestra cobertura. Y cara al futuro pretendemos reforzarlo. La gente tiene las herramientas para publicar y lo hace".
Lo contaron con nosotros. "No hay manera de calcular el material que nos llegó. Lo enviaban por todas las redes. Sólo en nuestra plataforma subían 1.200 vídeos al día en el momento de la revuelta en Egipto. Había cinco personas a tiempo completo verificando todas las informaciones".
Lo que he aprendido. "Que los medios de comunicación no debemos ser reactivos. Se trata de construir relaciones. Consiste en crear una relación temprana de fidelidad con los blogueros. Seguimos haciéndolo. Cuando pasa algo, tenemos gente en todo el mundo. Si les respetan, te respetan".
Lo peor. La verificación es lo más duro. Ha llegado mucho material falso, imágenes que presuntamente eran del pasado viernes en Siria pero realmente habían sido filmadas en Irak cuatro años antes. Ese el desafío. El contraste de las informaciones depende de cada sección informativa. En Última Hora cinco personas se encargan de ello.
En lo que creo. "He estado usando las redes sociales toda mi vida. Crecí con ello y antes de estar en Al Yazira, tenía una compañía de contenidos informativos móviles. Siempre he creido en la manera en que los medios digitales ayudan a la gente a contar sus propias historias y construir su narrativa. Es mi creencia personal. Siempre he pensado que todo el mundo tiene derecho a relatar lo que le está pasando. Ha habido muchas malas interpretaciones de lo que ocurre en el mundo y ahora los ciudadanos lo están contando con sus voces. Eso ayuda que no haya más lecturas erróneas de la realidad. Por eso sigo".
La verificación. "Lo mejor es conseguir un contacto personal, llegar a esa persona por correo electrónico y pedirle su teléfono. Cuando ya tienes el número con su código de área, sabes en qué zona está. También es interesante revisar la lista de sus tuits publicados. Si dice que vive en Nueva York, en algún momento habrá tomado una hamburguesa con queso. Es interesante examinar los enlaces que cuelga, la gente a la que sigue y que le sigue. Luego hay que comparar su versión con otras, incluidas la de los corresponsales en la zona. También les pedimos que se fotografíen con el periódico del día y así sabemos que están en el sitio en el que dicen que están. Es un gran desafío, pero si sigues estos pasos, puedes estar seguro que tienes un 70% o un 80% de posibilidades de éxito en la verificación".
Una advertencia: puedes acabar siendo irrelevante. "No consideres las redes sociales algo extraño. Ni una amenaza. Forma parte de tu trabajo. Estos medios son también medios de comunicación, tienen que integrarse en el trabajo de cada periodista y de cada cabecera. Si no lo tomas en cuenta no puedes considerarte periodista ni miembro de una organización informativa. Puedes acabar siendo irrelevante. El mayor desafío para los medios y los reporteros es la relevancia. Si no abrazas las redes sociales, a las nuevas generaciones que los usan les va a dar igual de qué medio seas o quién seas, no van a tenerte en cuenta. Solo desean información creible. Así que comprometete con ello, abrázalo, y ofrece respeto a los ciudadanos".
Y el final. "El mundo ha cambiado, la manera en la que la gente produce y consume información se ha transformado. Debemos aceptarlo, meternos en ello. Los ciudadanos generan noticias de manera habitual. No sé dónde nos llevará esto pero hay que estar ahí".
Hace solo tres años, cuando los cimientos de las empresas informativas empezaron a agrietarse por una doble crisis -la general y la particular del sector- que amenazaba el costoso lujo del reporterismo de investigación, un medido estadounidense se atrevió a desafiar el desánimo y a reivindicar el periodismo de calidad con una novedosa forma de financiación. La iniciativa no se quedó en palabras bonitas y fuegos artificiales. ProPublica, la web sin ánimo de lucro dirigida por el veterano sabueso Paul Steiger y financiada con donaciones, conquistó un rápido prestigio y más de 30 premios entre ellos un Pulitzer. Ahora, al otro lado del Atlántico, su espíritu ha germinado en Canarias Investiga, un medio que tampoco persigue el beneficio económico y que pretende constituirse en un incordio para los poderes públicos.
Kosslyn habla de sus alumnos con cierto pudor y frases lentas, meditadas; en tono parecido, explica por qué los periodistas debemos preocuparnos por cómo el cerebro de cada lector se enfrenta a textos, gráficos y fotografías, partiendo del aprendizaje de ciertos rudimentos de psicología cognitiva, que estudia la interrelación entre percepción, memoria y conocimiento.
Si eres periodista y te haces preguntas sobre Twitter y Facebook, mejor que conozcas a Vadim Lavrusik, que se presenta en el vídeo que encabeza este post. Es el encargado de que la red social fundada por Mark Zuckerberg consiga que la evidente adicción a Twitter de reporteros y columnistas se modere en su favor. Desde hace poco más de un mes, ostenta el cargo de director del Programa de Periodismo de Facebook.
En el último congreso de la Online News Association, Lavrusik parecía un estudiante de primero de carrera entre centenares de reporteros que peinaban canas. Pero ya llamaba la atención como responsable de la estrategia en redes sociales de la influyente web de esta temática Mashable. A sus 25 años ya ha pasado por The New York Times y es profesor de Medios Sociales en Columbia, donde cursó un máster en Periodismo Digital.
“Construyo programas para ayudar a los periodistas a usar Facebook y, en su nombre, abogo para impulsar el periodismo social en la plataforma”, escribe por mail, “lo que incluye la recién lanzada página Periodistas en Facebook y Encuentros de Periodismo, además de recursos para profesores. También investigo cómo nuestra red puede ser potenciada para hacer periodismo”. Lavrusik, que trabaja desde Nueva York, amplía su objetivo: “Quiero mejorar la forma de cómo se cuentan las historias, además de establecer asociaciones con reporteros que usan Facebook para su trabajo”.
Visualización de los términos más empleados en este mismo blog.
Los periodistas parecen sentir que Twitter (con 200 millones de usuarios, frente a los más de 600 de Facebook) es más cercano por su instantaneidad para obtener información, más amigable gracias en parte a la facilidad de compartir enlaces o la viralidad que se consigue con el retweet. Hay quien se posiciona claramente y expone las razones: una vez publicada una noticia en Facebook, la distribución es más lenta. La noticia tendría que tener varios "me gusta" para que aparezca en las actualizaciones destacadas del usuario. Otros mantienen que compartir en Facebook es más trabajoso pero más agradecido, por ejemplo por sus aplicaciones (encuestas, saber quiénes son los seguidores -sexo, edad-, incluir fotos o vídeos). Un estudio del propio Lavrusik (que sin duda contribuyó a que la red de Zuckerberg se fijase en él) concluyó que las noticias compartidas en Facebook se pinchaban ocho veces más que las colgadas en Twitter.
Le pregunté al nuevo directivo sobre la impresión que tienen los periodistas de que la red más famosa del munco resulta una plataforma más personal. “Pienso que es un concepto equivocado y espero que cambie. Facebook tiene 600 millones de usuarios activos. Creo que como periodistas nos enfrentamos a 600 fuentes potenciales, casi todos, gente real, común. La ventaja de Facebook es la autenticidad [algo en lo que ha insistido su jefe, Zuckerberg, en el G8]. La mayoría de los usuarios son quienes dicen que son. Ese no es el caso de otras plataformas sociales, porque puedes crear múltiples cuentas. Y conozco muchos periodistas que usan Facebook cuando hacen reporterismo sin darse cuenta. Hay grandes ejemplos, desde Nick Kristof, reporteando sobre el terreno desde Egipto, hasta Ian Shapora de The Washington Post para publicar una conmovedora historia. Aunque Facebook gravita sobre conexiones personales, muchos reporteros tienen páginas públicas que utilizan para relacionarse con sus lectores y su comunidad. Chequea las páginas que nos gustan desde la de Periodistas en Facebook. Hay cientos de informadores que han generado una presencia profesional, aunque mantengan su perfil personal, para temas relacionados con su trabajo".
Entonces, ¿qué es lo que un periodista tiene que hacer para empezar? "Lo primero es crearse una presencia pública a través de esta página. Eso permite separar el perfil profesional del personal y que sus lectores les contacten sin tener que ser sus amigos. Un gran ejemplo es cómo lo usa el columnista de The New York Times Nick Kristof. Pero no tienes que ser Kristof para hacerte una página, y hay informadores locales con páginas que utilizan bien, como por ejemplo la reportera de San José Deb Petersen. Los reporteros pueden utilizar su página para personalizar las noticias que reciben y estar informados de las actualizaciones de otras páginas, como las de politicos o de los temas que siguen. Pero además la plataforma es un buen sitio para encontrar fuentes e información. Los grupos, por ejemplo, son de gran utilidad para ponerse en contacto con gente que pertenece a alguna organización. Lo grande sobre Facebook es que puedes enviar un mensaje a alguien sin ser amigo suyo. De alguna manera es un directorio con más de 600 millones de fuentes". Lavrusik copia a continuación algunos ejemplos de periodistas que, en su opinión, le sacan todo el potencial a la plataforma: Nick Kristof, por supuesto (con casi 215.000 seguidores), Fareed Zakaria, columnista de Newsweek y director de un programa en CNN, Amy Wood, conductora de WSPA, la mencionada reportera de San José (con sólo 194 seguidores) y el bloguero y columnista español Ignacio Escolar.
¿Y qué es lo que no deben hacer los periodistas o los medios de comunicación en Facebook? "Las malas prácticas son comunes a múltiples plataformas. Si simplemente usas un RSS para publicar en tu Facebook eso crea una pobre experiencia para los usuarios. Cada medio es diferente y tienes que enfrentarlo basándote en cómo la usa la gente, no colgar la información que publicas en otro sitio. Otro error es simplemente publicar y no conversar. Si sólo ofreces enlaces a tus noticias y no respondes a los lectores ni lo usas para conseguir información o encontrar fuentes, entonces te estás perdiendo algo".