Periodista en Serie

Sobre el blog

Las “víctimas” de un periodista en serie son muchas y constantes. No tiene relación con ellas. Las elige al azar y sin que tengan conexión unas con otras, en un área geográfica determinada, como Iberoamérica. Les arrebata su historia y la hace pública sin ningún pudor. No planea “entregarse” ni realizar “ataques suicidas.” Este blog es su particular SALA DE RETRATOS. Pasen y lean.

Sobre el autor

Víctor Núñez Jaime es un escribidor de historias. Estudió periodismo y literatura hispanoamericana. Sabe que el periodismo es más de nalgas que de cabeza, porque hay que estar sentado durante largos ratos escribiendo, corrigiendo... Es autor de tres libros: Un periodista ante el espejo, Los que llegan. Crónicas sobre la migración global en México y Una cabrona de Tepito. Ha ganado, entre otros, el Premio Nacional de Periodismo Cultural (México) y el Premio a la Excelencia Periodística de la sociedad Interamericana de Prensa. Con libreta y pluma en mano, sale a por las historias. Contrasta estadísticas con los testimonios de la gente. Visita a los escritores y periodistas de renombre. Está obsesionado con el buen uso del idioma español. Le apasiona leer y estudiar. Devora libros. Él es lo que ha leído. Y también lo que ha escrito.

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Intimidades de los Hemingway (I)

Por: | 24 de febrero de 2013

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Una mujer desnuda camina en la orilla de la carretera. Se dirige a Cayo Virginia, en las costas de Miami. Pasan de las cuatro de la madrugada, acaba de salir de una fiesta y en una mano lleva un vestido y unos zapatos de tacón. Está a punto de cumplir 70 años y sus flácidas carnes no llaman la atención de los pocos automovilistas que conducen a toda velocidad. Miami siempre está lleno de cosas raras. Y más a esta hora. Pero conforme ella avanza, el cansancio la invade. También la resaca por beber tanto alcohol. Así que se detiene y el sueño termina por vencerla.
Cuando despierta se da cuenta de que el sol ya le ha dejado la piel bastante roja. Tiene sed y la cabeza está a punto de estallarle. Con todo, hay que emprender de nuevo la caminata. Un par de minutos después voltea y ve a lo lejos una patrulla. Intenta vestirse. Demasiado tarde. Un agente ya está delante de ella, la interroga y, al no encontrar explicaciones coherentes, se la lleva a la Comisaría. No por mucho tiempo, porque enseguida la trasladan al Centro Correccional de Mujeres del Condado de Miami-Dade. Es que no es la primera vez que comete “faltas a la moral.”
No obstante, ella piensa que pronto saldrá. “Siempre es así.” No le avisa a ningún familiar ni a ningún amigo. ¿Para qué? Todos saben que cuando desaparece durante más de dos días significa que está en la cárcel. Por poco tiempo. Pero también está consciente de que ya no es lo mismo que antes. Está enferma (siempre lo ha estado) y los años pesan. Se da cuenta cuando, de pronto, en medio de una mugrienta celda, un intenso dolor comienza a invadirla. Es un infarto. Y es mortal.
Entonces, a comienzos de octubre de 2001, el suceso salta a los medios de información: la anciana mujer se hacía llamar Gloria, a veces Vanessa, tenía un trastorno maniaco-depresivo, había sido biológicamente hombre hasta 1994 y era hijo del célebre escritor Ernest Hemingway.



Greg
Gregory Hancock Hemingway (1931-2001)
fue el segundo hijo que el autor de El viejo y el mar tuvo con su segunda esposa, Pauline Pfeiffer, y padre de John Hemingway, quien ha escrito un revelador y dramático retrato de familia, publicado hace unos meses en español. John estudió Historia en la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA), ha sido traductor, profesor de inglés, colaborador de la prensa italiana y en Los Hemingway, una familia singular (Planeta, 2012) es un hijo que habla con cierta distancia acerca de las serias dificultades vividas por su padre. Greg, dice, “sufría psicosis maníaco-depresiva, se travestía, y terminó por someterse a una operación de cambio de sexo. Bebía y se metía en peleas; pasó cierto tiempo en la cárcel; pero, sobre todo, echaba terriblemente de menos a su padre. Lo extrañaba y lo odiaba a la vez. Lo odiaba y se culpaba a sí mismo por el suicidio de Ernest en 1961. (…) Nunca superó su miedo infantil a ser abandonado. Se casó cuatro veces y con cada divorcio revivía, casi de manera ritual, la pesadilla de no tener a nadie de quien depender. Se deprimía, descuidaba su salud y su apariencia y, por lo general, salía de dicho estado después de una serie de tratamientos de electrochoque.”
Sus problemas comenzaron a la par de su nacimiento. El día que Greg vino al mundo, “supuso una doble decepción para Ernest. Él quería una niña (…). Pauline, como siempre, estaba desesperada por complacer a su marido, así que si mi abuelo estaba desilusionado, ella también.” Pauline trataba a su pequeño hijo como “una mierdecilla” y le parecía lo peor que pudiera pasarle a una madre. Por eso, “mientras que Greg se debatiría durante toda su vida entre lo bueno y lo malo de su padre, no había posibilidad de perdón para su madre. Ella lo había abandonado o, aún peor, nunca le había considerado su hijo y le había prestado poquísima atención a los años formativos de su educación.”
De manera que, a partir de este hecho, John comienza  “armar el rompecabezas de la loca existencia de Greg”, no sin antes aclarar con sinceridad: “entiendo lo que Greg debió pasar, ya que mi propia madre es esquizofrénica y nunca pude permitirme el lujo de mantener una relación estrecha con ella. Recuerdo que, cuando yo era niño, ella siempre estaba al borde o recuperándose de una crisis nerviosa, bebiendo y diciéndonos, mientras saltábamos de un motel a otro, que éramos mucho más importantes que los Kennedy.” CONTINUARÁ...

 

 

El Señor de los Coches (y III)

Por: | 17 de febrero de 2013

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La tarde del viernes tres de septiembre
de 2010 ocurre lo inesperado en La Finca. Ante el asombro de algunos vecinos y empleados, los miembros de la Brigada 42 de la UDYCO entran al “búnker más glamuroso de España.” Se detienen en el número ocho del Paseo de Los Lagos y arrestan al “señor de los coches.”
A esa misma hora, a 30 kilómetros de ahí, otros agentes de la UDYCO llegan a un piso de la urbanización que está junto al Ikea de San Sebastián de los Reyes (Madrid) y detienen a Héctor Manuel Torres Silva, alias El enano, “embajador” en España de narcotraficantes colombianos y principal aliado de Nicolás Rivera Gámez.

  CocLa “Operación Guadaña” facilitó además la detención de un total de 60 personas: 10 en Argentina y 50 en España (Madrid, Galicia, Alicante y Barcelona), acusadas de narcotráfico y blanqueo de capitales. Se decomisaron 65 coches de lujo, varios relojes de oro, más de cinco millones de euros en efectivo envasados al vacío para no ser detectados por los perros-policía y seis yates.
Rivera Gámez no tardó en llamar a su abogado, quien resultó ser Marcos García Montes, el mediático “abogado de las estrellas” que se ha encargado de los casos de RUMASA y la Familia Ruíz-Mateos, de Hamed Abderrahman Ahmed,  preso en Guantánamo entregado a España, y del Caso de la Mano de Cibeles. Además, como “especialista en Derecho al Honor, Intimidad personal y Familiar e Imagen”, ha sido el defensor de personajes de la farándula como Carmen Sevilla, Rocío Jurado y Concha Velasco.

Garcia-montes-mucho-mas-que-un-abogado_detalle_articuloEl seis de septiembre de 2010 Nicolás Rivera Gámez le dijo a Belén Rubido, magistrada titular del juzgado 4 de Vigo, que él era un “comerciante”, que vivía de sus “rentas”, que su nivel de vida era resultado de la “venta de unos departamentos en México”, que el dinero le llegaba a España a través de “personas que se dedican a transportar eso” y que sus constantes viajes a Inglaterra son para ir a ver a sus hijas que estaban en un internado, a las que iba a cambiar a alguno de Suiza.
Dos meses después, en noviembre de 2010, el abogado Marcos García Montes es acusado de ocultar un millón de euros en efectivo del narcotraficante, así como aceptar relojes de lujo como honorarios y le piden que comparezca una vez al mes ante la autoridad judicial.
Luego de pasar unas semanas en la cárcel de A Lama, en Pontevedra, Nicolás Rivera Gámez es trasladado a la prisión de León, en una orilla del pueblo de Masilla de las Mulas. Ahí él, que estaba acostumbrado a derrochar por lo menos 60.000 euros al mes, ahora no puede gastar más de 80 a la semana.

El Señor de los Coches (II)

Por: | 10 de febrero de 2013

Decomiso galicia

Vigo, en la provincia de Pontevedra (Galicia) tiene un puerto con más de nueve kilómetros de atraque en donde el movimiento de contenedores con mercancía de importación y exportación es muy intenso. Todos los días llegan, entre otros productos, toneladas de fruta. De manzanas, por ejemplo. Rojas. Verdes. Y hasta “blancas.” 
Una organización de miembros españoles y sudamericanos solía traer durante los primeros meses del año unas seis toneladas de cocaína. Camuflaban paquetes de un kilo entre los cargamentos de manzanas. Eran paquetes con apariencia de ladrillos de 20 por 15 centímetros, cuidadosamente envueltos para que el frío y la humedad no los dañaran. Y contaban, incluso, con un distintivo: la pegatina del pato Donald ataviado con un sombrero de copa, chaqueta de pingüino, chaleco, pajarita y bastón, cuya mirada pretende ofrecer sensualidad.
Los contenedores llegaban a Vigo desde Argentina (país que vende al extranjero más de 200 mil toneladas de manzanas al año) a través de “Frutol, Sociedad de Responsabilidad Limitada”, una empresa originaria de la ciudad de Allen, Río Negro, a 20 kilómetros de Neuquén, que permitía sacar algunas manzanas de sus cajas para que cupieran los paquetes de cocaína. Cuando los contenedores llegaban a Vigo, los transportaban al cercano pueblo de Mos a las bodegas de “La despensa de Monxi”, una empresa que vende varios productos de alimentación para gourmets, propiedad de David Temes Arnosi, jugador del elitista deporte padel, miembro del club náutico y hermano la ex concejala de gobierno de Mos, Sandra Temes Arnosi.
El “negocio” marchó bien hasta junio de 2010. El día 16 de ese mes, en la terminal portuaria número cuatro de Buenos Aires, personal de la Aduana Argentina efectuó un control de rutina, casi azaroso (porque por ahí salen un millón de contenedores al año y no revisan todos) y un escáner de rayos equis advirtió 1700 paquetes de cocaína entre varias toneladas de manzanas marca “Brisa” de la exportadora “Frutol.”
Aquel día sonó el teléfono de David Temes Arnosi. Era su primo Valentín Temes Chao, que lo llamaba desde Buenos Aires:
-Escucha esto [David]: se jodió todo aquí.
-Se jodió, ¿cómo?
-El tarado este no sé qué hizo con unos canadienses. No sé. Le pillaron. Un desastre.
-¿En cuál [teléfono] estás? Te llamo yo.
-No tienes que llamar a ningún lado ni me llames a ningún lado… Estoy en un locutorio.
-Sí, pero ¿tan grave?
-Sí, todo grave… Por el chisme que hay en el puerto. El escáner ese. Y se lo jodieron.
-Vale, vale.
-Nada más… Aparentemente eran unos canadienses que vinieron a comprar fruta. Pero bueno, a ver… Te llamaré, ¿vale?
Días más tarde, el 23 de junio de 2010, la policía aseguró otros 1600 kilos de cocaína, pero en esta ocasión en el puerto de Santos (Brasil) también oculta en contenedores de manzanas. David Temes llamó por teléfono a Nicolás Rivera Gámez:
-Tenemos que vernos urgente, que hubo un problemón.
-Sí, pero ¿estás bien?
-Yo sí, pero hay gente que no. Tenemos que vernos.
-¿Cuándo nos vemos? Dime tú, ¿ahorita o qué?
-Si puedes venir mañana hasta aquí, se agradece.
-¿A qué hora quieres que esté ahí?
-Hacia la mañana, hacia las diez.
-Pero qué, ¿tranquilo?
-No. Mal, mal, mal.
-¿Sí?
-Sí, muy mal. Mañana a las diez te cuento, ¿vale?
-Sí, sí, sí, pero ¿no hay esperancita?
-No…
Y entonces se llevó a cabo aquella reunión en la “Cafetería Jamaica” de Vigo, en donde David le explicó lo sucedido a Nicolás con ayuda de un bolígrafo y una servilleta: Frutol era la exportadora de los contenedores, Barcelona el puerto de entrada, Vigo el destino final y 1600 Kg la cantidad de la droga confiscada.

La investigación se inició en julio de 2009. En España fue denominada Operación “Guadaña” y en Argentina “Manzanas Blancas.” Durante más de un año, la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional intercambió información con la DEA estadounidense y la SOCA británica, entre otras organizaciones, identificó a los miembros de la trama criminal, efectuó escuchas de llamadas telefónicas, realizó el seguimiento de reuniones específicas e incautó más de tres toneladas de cocaína.
En su Informe de Diligencias Previas 193/09, fechado el 12 de mayo de 2010, la UDYCO-Central señala que existen “tres grupos u organizaciones [colombiana, española y gallega] que estarían operando y trabajando actualmente por separado una de otra, siempre con ramificaciones o conexiones pero de forma independiente o autónoma. Se detectó como nexo de unión entre todas ellas a Marco Tulio González, alias Tío Charlie, representante de la organización colombiana suministradora del estupefaciente, que se encargaba de la búsqueda de un entramado empresarial con la suficiente estructura tanto material como humana que le permitiera llevar a cabo una operación de tráfico de cocaína.”
“En los últimos tiempos”, añade el documento, “como consecuencia de la presión policial llevada a cabo sobre las redes internacionales de narcotráfico, se ha podido detectar cómo las mismas han abierto nuevas vías y rutas de exportación de su ilícita mercancía habiéndose detectado la utilización en concreto de Argentina como base para el lanzamiento de numerosos contenedores cargados con cocaína hacia nuestro país.”
La UDYCO asegura que las avionetas llenas de droga salen de Colombia, dejan su mercancía en los puertos argentinos y desde ahí hacen el envío hacia España.
En sus Diligencias Policiales No. 87.323/10 entregadas al Juzgado de Instrucción Número Cuatro de Vigo, fechadas el 9 de septiembre de 2010, se refieren por primera vez a  Nicolás Rivera Gámez, el cual “sería considerado a todas luces como la “oficina o representante” de los suministradores del estupefaciente para controlar y supervisar los movimientos de la mercancía ilícita cuando se encuentra en manos de los transportistas, motivo por el cual contactaría con el empresario encargado de transportar el estupefaciente [David Temes], al objeto de asegurarse la buena marcha de su “inversión.”
“En relación a la nacionalidad mexicana de este sujeto, debe señalarse que en la actualidad los grandes clanes mexicanos están copando el negocio del suministro del estupefaciente abarcando gran parte del dominio o control de las exportaciones que se efectúan desde el centro y sur del continente americano, como consecuencia de su gran potencial económico y la violencia con la que defienden sus “negocios.”
Esto no era una novedad para la autoridades españolas, pues en julio de 2009, según reveló el cable 09MADRID673, difundido por Wikileaks, la secretaria de seguridad estadounidense Janet Napolitano se reunió en la embajada de Estados Unidos en Madrid con los entonces vicepresidentes Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Salgado, el ministro de justicia Francisco Caamaño y el responsable del Servicio Aduanero Español Nicolás Bonilla, quien dijo que los mexicanos están sustituyendo a los colombianos en el tráfico de cocaína y aceptó ampliar la cooperación de España para combatir el tráfico de drogas y lavado de dinero con Colombia, México y Estados Unidos.
Después de que la UDYCO siguiera los movimientos de Nicolás Rivera Gámez,  identificara sus funciones dentro de la organización delictiva y viera su alto nivel de vida “sin que se le conozca negocio oficial alguno” procedieron a detenerlo. CONTINUARÁ...
Juicio

 

 

 

 

 

El Señor de los Coches (I)

Por: | 03 de febrero de 2013

El mexicano Nicolás Rivera Gámez era el “representante” en España de un grupo de narcotraficantes colombianos. Su vida transcurría entre casas y coches de lujo hasta que la policía lo atrapó.   

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Dos hombres conversan en torno
a una mesa y a un par tazas de café. Podrían ser amigos o compañeros de trabajo. Unos parroquianos más de los muchos que vienen todos los días a la “Cafetería Jamaica” de Vigo, en Galicia. Conversan con aparente tranquilidad. Uno de ellos escribe algunas palabras sobre una servilleta con un bolígrafo negro y con letras mayúsculas, como un profesor que apunta en la pizarra las claves de su explicación. Enfatiza algunas expresiones. Le da vueltas al asunto hasta que todo parece quedar bien claro para su interlocutor y entonces rompe la servilleta en varios trozos. Los deja sobre la mesa sin darles ninguna importancia: ya son “basura.” Paga la cuenta. Comenta algo más. Y los dos hombres salen de la cafetería.
A unas cuantas mesas de distancia, un par de policías los ha estado observando con discreción. Así que antes de que algún camarero recoja la mesa, van y se llevan los papelitos. Poco después intentan armar el rompecabezas con lo que leen. ¿Es la estructura o el resultado de algún plan? ¿Los elementos de un problema?:
FRUTOL
BARCELONA
VIGO
1600 KG

La Finca es una fortaleza de súper lujo. Sus casas cuestan entre dos y doce millones de euros. Es, según Procisa, la inmobiliaria que la creó, “el más exclusivo y seguro conjunto residencial de España” y se distingue por garantizar “la mayor privacidad a sus habitantes de alto poder adquisitivo.” Entre esos habitantes están los jugadores Cristiano Ronaldo y Kaká, el entrenador José Mourinho y el cantante Alejandro Sanz.
La “burbuja VIP” donde al comienzo de esta tarde ocurrirá lo inesperado, se ubica en Pozuelo de Alarcón, el municipio con la renta per cápita más alta de la Comunidad de Madrid: 30 mil euros, según el Instituto de Estadística. Tiene un parque empresarial de 120 mil metros cuadrados con todo lo necesario para llevar una vida cómoda y tranquila sin salir de la urbanización: tiendas, bancos, tintorerías, restaurantes… Y el Reebok Sports Club, un gimnasio de 25 mil metros cuadrados, “dedicado a un gran número de disciplinas deportivas, el bienestar, salud y belleza.” Hasta el último rincón de La Finca es vigilado por cámaras, detectores infrarrojos y agentes de seguridad privada del Grupo Sercon. ¿Por qué habría de suceder algo extraño?
Hay una zona de 125 hectáreas donde vive “la élite de la élite.” Se llama Los Lagos y sus 180 casas han sido construidas con mármol y hormigón “al gusto del cliente” por el estudio de arquitectura A-Cero. En la número ocho, de fachada color durazno, vive Nicolás Rivera Gámez, un mexicano nacido en Guadalajara, Jalisco, hace 51 años. Alquila esta casa por 12 mil euros al mes y siempre paga en efectivo. Tiene, también en alquiler, cuatro casas más en España. Dos en las calles Hiedra y Begonia de La Moraleja. Otra en la calle Machaquito, en Parque Conde Orgaz. Un departamento en la calle Lagasca. Y una más en Vigo, Galicia. Además, otra en Londres, otra en Buenos Aires y otra en Ciudad de México.
También alquila motos y coches que, como siempre, paga en efectivo. Ahora mismo, alrededor de la casa, permanecen aparcadas tres motos Harley Davidson y varios coches de lujo fabricados en Inglaterra, Alemania e Italia. Resalta un Rolls Royce Phantom que mide poco más de cinco metros y está construido en aleación de aluminio. Es negro con detalles en color plata. Está diseñado para el confort de los pasajeros y no tanto para el conductor. Su carrocería es sedán y puede acelerar de 0 a 100 kilómetros por hora en cinco segundos. De  sus cuatro puertas, las dos traseras se abren a la inversa y dejan ver los asientos de piel.
Enseguida hay un Aston Martin, automóvil deportivo de gran turismo, elegante y futurista, que puede correr hasta 306 kilómetros por hora. Luego un Porsche Panamera, cinco puertas y cuatro asientos, motor delantero y tracción trasera. Un Maserati descapotable, de cuatro plazas y motor delantero de ocho cilindros. Un Ferrari fabricado íntegramente en aluminio, de dos puertas y dos plazas. Un Lamborghini extravagante y agresivo, con puertas de tijera, motor atmosférico en posición central y carrocería de fibra de carbono y aluminio. Y un Bentley, “hermano” del Rolls Royce, con más de cinco metros de largo y dos de ancho que puede llegar a pesar dos toneladas y media, realizado mediante técnicas artesanales en cuero, madera y aluminio, con frenos cerámicos y llantas de aleación de 14 pulgadas.
A veces, ante la indiferencia de sus vecinos, el mismo Nicolás los lleva a un establecimiento cercano para que los laven. Y dicen que deja buenas propinas. Lo llaman “el señor de los coches.”
Tiene una colección de relojes de oro con diamantes y, por lo menos, cuatro teléfonos móviles marca Vertu. En realidad, son “móviles-joya”. Su precio oscila entre los 6 mil y 30 mil euros dependiendo el modelo: platino, oro amarillo, oro blanco, con diamantes incrustados, acero inoxidable, piel, teclado cerámico… Son tecnológicamente inferiores a los móviles convencionales pues, por ejemplo, no hacen fotos ni vídeos. Pero tienen un botón lateral que comunica al usuario con el servicio de “atención al cliente” para solicitar información sobre locales de moda o reservar mesas en finos restaurantes. Por supuesto, sólo se venden en joyerías.
Contando todos sus gastos, Nicolás Rivera Gámez desembolsa todos los meses un mínimo de 60 mil euros. Suele viajar muy seguido a Inglaterra, Alemania, Suiza, Argentina o México. Y a Vigo. Hoy Nicolás ultima los preparativos para irse a Mónaco. Se va en avión en compañía de su esposa y de sus hijas. Le ha pedido a uno de sus dos chóferes que se lleve por carretera hasta el principado el Roll Royce Phantom. Así podrá pasear con su familia y luego llevar a las niñas a un internado a Suiza.
Ese es el plan.
Pero hay ocasiones en que los planes se estropean. CONTINURÁ...

El País

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