Margo Glantz, cuando la novela es música (yII)

Por: | 04 de noviembre de 2013

UntitledEra 1981, era octubre y estaba en Ucrania. Margo Glantz había llegado con el propósito de conocer el paisaje que su padre tanto rememoraba y así poder concluir su libro Las genealogías. Encontró a algunos miembros de su familia. Primos hermanos, sobre todo. Pero lo que más llamó su atención fue un señor que había vivido en México. Estuvieron charlando durante horas. Le contó que cuando era niño su casa estaba en la Lagunilla. Ahí había tenido una novia a la que le cantaba canciones de Agustín Lara. Le enseñó un mapa de la Ciudad de México de los años 30 y dijo que salieron de ahí cuando a su padre le entró la nostalgia por la Unión Soviética. No fue la mejor época para volver: había hambre, frío, guerra. Dio más detalles y Margo quedó impactada. Terminó el libro con todo lo que vio y escuchó en aquel país.
Las genealogías resultó ser una obra memoriosa apoyada en fotos, fragmentos de poemas, citas de libros, cartas, proverbios, chistes, recetas y recuerdos fantasiosos. Todo un viaje al pasado familiar. Pero cuando se publicó, Margo Glantz ya tenía bastante experiencia en la escritura. Su primer libro había aparecido en 1964: Viajes en México. Crónicas extranjeras. Ese mismo año hizo otro sobre el teatro de Tennessee Williams. Luego se interesó en los narradores jóvenes y en 1971 publicó Onda y escritura, jóvenes de 20 a 33. A partir de entonces, los textos de José Agustín, Gustavo Sainz y Parménides García Saldaña, entre otros, se identificaron como “Literatura de la Onda”, por el lenguaje coloquial juvenil que utilizaban.
Fue hasta 1978 cuando publicó su primera obra de ficción: Las mil y una calorías, novela dietética. Pero lo hizo en una edición de autor, porque no encontró quien que se la editara. Sin embargo, al poco tiempo, la Universidad Veracruzana se interesó en el libro.
Margo Glantz ha escrito siempre en forma paralela a sus trabajos como profesora o funcionaria cultural o colaboradora de periódicos y revistas. Alterna el ensayo con la narrativa. Dos personajes, dos mujeres, sobresalen en la serie de análisis que ha realizado: Sor Juana Inés de la Cruz y La Malinche.
Dice Jorge Herralde en el libro antes citado que “en España, Margo es aún poco conocida, excepto quizá en Alicante, un feudo en el que periódicamente va a dictar cursos sobre Sor Juana Inés de la Cruz, de la que Margo es una de las máximas estudiosas, por lo que la invitan a hablar de ella en numerosos foros (“Soy como el chulo de Sor Juana Inés de la Cruz”, comenta Margo).” Para la escritora, la monja novohispana es “una poeta admirable que tiene un pensamiento de una agudeza extraordinaria. Siendo mujer y monja, es la figura más importante de los siglos de oro. Cuando los galeones llegaban a España desde México, la gente preguntaba: “Además de oro, ¿han traído obras de la madre Juana?” Era el oro intelectual de América.”
Y considera a La Malinche como “una de las fundadoras de nuestra nacionalidad y un personaje muy enigmático. Sin ella Cortés no hubiera podido hacer lo que hizo. Hubiera conquistado México de cualquier manera pero no en el tiempo récord en que lo hizo. En los códices de la época La Malinche aparece vestida ya como una mujer de clase superior (no es una esclava), tiene el signo de la palabra (cuando las mujeres tenían que estar calladas) y alza la mano en un gesto de mandato.”
En sus novelas están presentes el erotismo, el cuerpo, la palabra, la música, la memoria, los viajes, lo femenino, la omnipresencia masculina, lo cotidiano, la pluralidad social. Como recursos estilísticos utiliza la reiteración de frases y definiciones: “la novela es como un andante con variaciones. Las variantes se repiten como en un texto musical”, sostiene. En El rastro, novela por la que obtuvo el Premio Sor Juana Inés de la Cruz y fue finalista del Premio Herralde, tiene como tema central el corazón, el órgano humano que permite y cancela la vida. Nora García, la protagonista, regresa al pueblo de su ex marido para velarlo. Juan era músico, como ella, y murió de un infarto al miocardio. Fiel al tango que dice “la vida es un herida absurda”, Margo Glantz mezcla la muerte, la música e incluso la medicina para mostrar la pulverización de una vida y la posibilidad de empezar de nuevo.
“Sor Juana –explica- nos habla de la relación entre la palabra amorosa y su verdad o su mentira. ¿En qué medida, con las mismas palabras, se dice la verdad o la mentira? Hay una ruptura del corazón metafóricamente, pero física cuando se estalla en lágrimas. Ella hace la relación entre el sentimiento que las provoca, como si el corazón y los ojos estuvieran unidos y se permitiese que saliera de los ojos lo que la palabra no dice. Es como expresar algo que la palabra ya no puede expresar. Es necesario que el corazón se deshaga, pero en lágrimas, para no dañar al órgano vital y permitir que se exprese. Es un problema literario y un problema fisiológico. Y creo que debe haber una convergencia entre ambos.”
En estos días se encuentra revisando los libros que integrarán sus Obras reunidas. “Encontré que el primer texto que publiqué, Viajes en México. Crónicas extranjeras, está muy bien escrito y de manera más sencilla que muchos de los textos posteriores. En algunos textos de los años setenta que estoy corrigiendo, me parecen excesivamente barrocos y creo que debí haber sido más sencilla. Me gusta mucho Saña. Perdone que sea inmodesta pero a mi edad puedo serlo. Es un texto escrito con mucha atención, muy corregido y que, a veces, tiene partes muy artificiosas. Saña es un libro mucho más trabajado, he hecho como 25 versiones; ahora va  a salir una nueva edición en Argentina y le agregué 50 textos más. Es un libro muy abierto, con la posibilidad de seguir escribiéndolo en lo que me resta de vida. Además, es un gran tema porque resulta muy complicado hallar algún fragmento de la realidad donde no se incluya la saña. Por eso pongo cosas de diferentes países, de distintas religiones, de la antigüedad, de la Edad Media, convencida de que es una característica del ser humano.”
Margo Glantz pertenece a la “Generación de Medio Siglo”, junto con Inés Arredondo, Sergio Pitol, Gabriel Zaid, Juan García Ponce, Elena Poniatowska, Salvador Elizondo, Marco Antonio Campos, Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco, entre otros. Dice que “aunque algunos sean más jóvenes, pertenezco a esa generación, de la que he sido muy cercana; en general, todos ya escribían cuando aún yo no había empezado a publicar.” Sin embargo enfatiza: “no se me ha integrado como debiera en la literatura mexicana porque soy una escritora vieja, que empecé a escribir muy tarde. Si uno revisa la historia de la literatura, pocas veces aparezco y no de la mejor manera. Me han dado algunos premios, pero pienso que en algunos niveles no se me ha integrado totalmente, legítimamente, por ejemplo a mi propia generación.”

Arton181350Margo Glantz –la piel blanca, los ojos pequeños, los labios delgados, el pelo corto, rizado y rojo, un collar, dos anillos, la actitud amable- vive en una casa situada en una esquina empedrada de Coyoacán, donde ha estado “escribiendo una novela que sería la tercera parte de la trilogía de Nora García, la protagonista de El rastro, Historia de una mujer caminando por la vida con zapatos de diseñador y ahora de esta otra, que ya tiene nombre pero todavía no estoy muy segura, pero ya llevo como 75 páginas. Estoy escribiendo también un libro de viajes muy extenso, que probablemente dividiré en varias partes, uno sobre la India. Voy a volver a la India. Espero que con eso ya le de la puntilla al texto, aunque hay muchos elementos de la India que están publicados en Saña, pero los voy a retrabajar y los voy a volver a poner en el mundo de viajes porque estoy encontrando que me gusta repetir ciertas cosas, irlas cambiando. Es el tipo de textualidad que me interesa: las variaciones, que se prestan muchísimo en música o en pintura y que no se trabaja tanto en narrativa de la misma manera.”
Echa de menos dar clases todos los días porque “una de las cosas más importantes para mí es enseñar. Hay una relación muy profunda con los alumnos. Muchos de ellos ahora son mis grandes amigos, como María Dolores Bravo, Cristina Barros, Laura Trejo, Ignacio Díaz, Víctor Manuel Moreno… Es una fase esencial de mi vida. Es fundamental leer y comunicar a los estudiantes lo que aprendo, dialogar con ellos sobre los textos. Encuentro muy natural pasar de la enseñanza a la escritura, del ensayo a la narrativa.”
Fiel a su tradición de crítica literaria, no pierde de vista las novedades de las librerías. “Hay escritores diversos, no me atrevería a hacer una catalogación como lo hice con la “Generación de la Onda”, no puedo ponerle títulos a las corrientes que están surgiendo. Pero sí es una literatura mucho más trabajada. La Onda rompió con formas establecidas e inauguró un lenguaje nuevo, pero ahí naufragaron muchos escritores. Ahora hay un mayor cuidado por la escritura. Interesan nuevos temas. Cada vez escriben mejor los nuevos.”
Pero lo que realmente quiere es “vivir mucho más. Quiero seguir viajando, seguir comprando, seguir gozando de mis hijas, de mis nietos. Quiero estar con mis amigos, seguir enseñando… hacer la vida que he hecho siempre. Quiero hacerlo con lucidez y fuerza. Ojalá que dentro de diez años, cuando cumpla 90, viva todavía tranquila y camine derechita. A ver qué pasa.” FIN.

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Periodista en Serie

Sobre el blog

Las “víctimas” de un periodista en serie son muchas y constantes. No tiene relación con ellas. Las elige al azar y sin que tengan conexión unas con otras, en un área geográfica determinada, como Iberoamérica. Les arrebata su historia y la hace pública sin ningún pudor. No planea “entregarse” ni realizar “ataques suicidas.” Este blog es su particular SALA DE RETRATOS. Pasen y lean.

Sobre el autor

Víctor Núñez Jaime es un escribidor de historias. Estudió periodismo y literatura hispanoamericana. Sabe que el periodismo es más de nalgas que de cabeza, porque hay que estar sentado durante largos ratos escribiendo, corrigiendo... Es autor de tres libros: Un periodista ante el espejo, Los que llegan. Crónicas sobre la migración global en México y Una cabrona de Tepito. Ha ganado, entre otros, el Premio Nacional de Periodismo Cultural (México) y el Premio a la Excelencia Periodística de la sociedad Interamericana de Prensa. Con libreta y pluma en mano, sale a por las historias. Contrasta estadísticas con los testimonios de la gente. Visita a los escritores y periodistas de renombre. Está obsesionado con el buen uso del idioma español. Le apasiona leer y estudiar. Devora libros. Él es lo que ha leído. Y también lo que ha escrito.

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