No había escuelas para formar radiofonistas. Por eso Robert Kieve, un estadounidense que se convirtió en uno de los principales asesores de Radio Madrid, propuso emitir un programa llamado Tu carrera es la radio, al que acudiera gente con talento y con ganas de dedicarse a trabajar en el medio. Un día se presentó un hombre que había sido funcionario civil de la Marina con un guion bajo el brazo. Se llamaba Guillermo Sautier Casaseca y, desde finales de los años 40, comenzó a encandilar a España entera con una sucesión de melodramas.
“El esquema de las novelas de la radio era siempre el mismo: un trío de personajes en torno al cual se desarrollaba la trama, a menudo descabellada, y que podemos llamar con los nombres de la Virtuosa, la Mala y el Ingenuo”, explica la actriz Juana Ginzo. “La Virtuosa era la esposa víctima que encomendaba a Dios la solución de los problemas que le causaba la Mala y sólo ella. Ésta era guapísima, seductora y sin escrúpulos que robaba a aquella el esposo Ingenuo quien, llevado por el pecado de la lujuria y solo por la lujuria, traicionaba a la dignísima madre de sus hijos. No existía ningún análisis de los problemas que vivían los personajes que eran, de una pieza, santos o demonios. Ningún gesto de ternura hacia los demonios. Ni un gramo de grandeza para las malas. En cuanto al Ingenuo, dosis de desesperación por su horrible pecado. No se le concedía ningún momento de placer y mucho menos físico, ¡faltaría más!, sino una vida en el Infierno hasta su arrepentimiento final. Ése era el mensaje que recibían miles y miles de españolas de aquella época. Madres y esposas perfectas. Las otras eran mujeres de la vida que hacían algo tan despreciable como querer apropiarse del hombre que no era suyo. Amor posesivo. La sumisa señora acogía finalmente al arrepentido marido y aquí paz y después gloria. Así eran los seriales.”
Sautier Casaseca comenzó a colaborar en los guiones de Historias de El Retiro y, unos años después, conquistaría a la audiencia con Lo que nunca muere. Pero su consolidación llegaría a partir de 1959 con Ama Rosa, radionovela protagonizada por la propia Juana Ginzo. “Ama Rosa era una sufrida y cristiana madre que va a morir de su primer parto. Es muy pobre y está sola en el mundo. Al saber que se muere, propone algo milagroso al médico que le atiende: dar a su hijo, vivo y sano, al matrimonio que acaba de perder al suyo. Será un secreto entre Rosa, el médico y el marido de la mujer que acaba de dar a luz a un bebé muerto. Ésta no debe saber la verdad. Rosa no muere pero deberá olvidar al niño nacido de sus entrañas que recibirá a cambio todo lo que ella no puede darle: carrera, dinero, posición. En una pirueta increíble, la madre sufridora se convierte en la criada de su hijo, ahora un joven malvado, rico y ambicioso que le hace la vida imposible. Ella lo soporta todo con gran resignación y guarda silencio. Pero el amor de madre triunfa y, ¡más milagros!, al final se conoce la verdad y los buenos triunfan y los malos se convierten en buenos y los que persisten en su maldad son castigados. La propuesta es muy sencilla: en el amor de madre, el más grande, se concentran todos los amores. Amor blanco, virginal, sin conocimiento carnal.”
En la misma línea que Corín Tellado, Guillermo Sautier Casaseca escribió más de 12.000 guiones de seriales radiofónicos (y adaptó algunos de ellos al teatro o al cine) y 72 novelas. Era “una fábrica” de historias lacrimógenas, tramas que entretenían a un pueblo que sobrellevaba con dificultad la posguerra. Murió en 1980 y lo nombraron “el rey de la lágrima.”
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