Ramón Xirau, la razón con imaginación

Por: | 06 de enero de 2014

UntitledA sus casi 90 años (los cumplirá el próximo 20 de enero), Ramón Xirau puede contar historias infinitas. Antes de que se iniciara la Guerra Civil española, este poeta y filósofo mexicano de origen catalán había estudiado un año en Inglaterra. “Era una escuela primaria muy chiquita, perdida entre la niebla”, acota. Y entre sus compañeros había una niña mexicana que le enseñó una canción: “Allá en el rancho grande.” “Pero a esa edad yo ni me imaginaba México. Creo que todos sabíamos que existía Pancho Villa. Era una figura como de cuento para nosotros los niños... ¿aquélla canción sería cosa del destino?”, se pregunta ahora, porque tan sólo algunos años después sus padres lo enviarían a Francia y luego a México.
Del sur de Francia salieron en barco hacia Nueva York. “Mi padre estaba muy afectado. Mi madre también, pero era más fuerte. O eso me parecía a mí. Llegué a Nueva York con ellos y con un tío mío, Juan Xirau, que era químico. Tocábamos la armónica en el barco. Durante el viaje la cosa terrible era ver cómo estábamos separados negros y blancos... En esa época era imposible imaginar que un negro sería presidente en Estados Unidos, por ejemplo”, comenta.
Al llegar a Nueva York, emprendieron un viaje en autobús hasta México. “A mis 15 años el viaje fue divertido. Supongo que para mis padres fue cansado”, suelta con una sonrisa. Era 1939 y Joaquín Xirau (1895-1946), su padre, era un filósofo muy respetado entre los académicos de Iberoamérica. Por eso, apenas llegó a este país, comenzó a dar clases en la entonces Casa de España, hoy El Colegio de México. Así, el adolescente Ramón abandonó sus deseos de ser marinero y músico para dedicarse a la poesía y a la filosofía.
“Yo estaba, en el buen sentido, condenado a la filosofía. Mi padre era amigo de José Gaos y de Juan David García Bacca. Y Josep Carner, un gran poeta catalán, me llevó hacia la poesía. También Agustí Bartra. ¿Qué soy más, poeta o filosofo? Pues las dos cosas. ¿En el origen? Poeta. Lo primero que escribí en mi vida fue un poema muy corto sobre un bombardeo en Barcelona, que debió haber sido horrible. No lo acuerdo... A ver si me acuerdo un poco (se lleva la mano derecha a la frente e inclina la cabeza): Como águilas que se lanzaban hacia su presa/ trajeron muerte y crimen... algo así.”
Además de ser poeta y filósofo, Ramón Xirau ha sido ensayista literario, traductor, editor y profesor. Es autor El sentido de la presencia (1955), Tres poetas de la soledad: Gorostiza, Villaurrutia y Paz (1955), El péndulo y la espiral (1959), Octavio Paz, el sentido de la palabra (1970), Entre ídolos y dioses (1980), Poesía y conocimiento, Dos poetas y lo sagrado (1993) e Introducción a la historia de la filosofía (1964), entre otros libros. Este último ha servido de libro de texto a miles de jóvenes estudiantes hispanoparlantes. Desde 1974 es miembro de El Colegio Nacional, la institución que agrupa a los sabios en México. Entre los numerosos premios y distinciones que ha obtenido destacan el Premio de Literatura Magda Donato (1970), el Premio Internacional Alfonso Reyes (1988), el premio Mazatlán de Literatura (1990) y el Premio Nacional de Ciencias y Artes (1995).
Cuando escribe, Xirau utiliza el catalán para la poesía y el castellano para la prosa. “El catalán para la poesía porque es el que aprendí primero. La prosa vino después y espontáneamente empecé a escribir en castellano. Las dos lenguas son importantes pero ese es mi modo de trabajar”, explica.
Define la poesía como un acontecimiento intuitivo. “Es decir, que se da inmediatamente. No hay que reflexionar para que se de. El que más me ha influido en mi vida es el poeta catalán Joan Maragall, creo que murió en 1911, pero es el gran poeta catalán. Y claro, Agustí Bartara y Josep Carner, los dos. En la poesía, debe haber razón con imaginación. Un poema también es racional. La poesía no es un puro dispararte. La poesía y la filosofía se complementan”.
Para elaborar sus ensayos literarios, Xirau asegura que conversa con los textos. “Es que el texto es algo vivo. Uno como persona tiene una relación viva con una cosa, en este caso los libros.”
—¿Qué ha sido lo más difícil que le ha tocado vivir?
—Lo más difícil ha sido siempre accidentes y enfermedades. Pero lo peor ha sido la muerte de mi padre en un accidente y la muerte de mi hijo en otro accidente, cuando estaba estudiando en Harvard... Yo fui hijo y alumno de mi padre y padre y maestro de mi hijo. Fue muy extraño. Justo en medio de los dos. Ah, y los dos se llamaban Joaquín. ¿Cómo superé esos acontecimientos? Con mucha dificultad pero sobre todo trabajando. Escribiendo y dando mis clases. Sin esto hubiera sido muy difícil.
Sem-sosegada2—A lo largo de su vida ha convivido con grandes mexicanos...
—Sí (interrumpe) y varios han pasado por esta casa, como Octavio Paz por supuesto, Alí Chumacero, Juan Rulfo... Juan Rulfo era muy especial porque parecía muy hosco pero en realidad era muy tierno. Alguna vez que regresábamos de un congreso en Yucatán, en pleno vuelo dijo: “miren, allá hay un cementerio”. Todos estábamos asustadísimos. Pero él seguía platicando muy tranquilo... Alfonso Reyes era muy amigo de mi suegro y luego iba con mi esposa, recién casados. Reyes nos daba un chocolate y luego le pedíamos que nos leyera algo. Se hacía del rogar, pero al final nos leía.
Ramón Xirau tiene un andar pausado y un tono de voz más bien bajo. Su amabilidad y generosidad parecen ser los amuletos de su vida. Al igual que su padre, suele invitar a sus alumnos a su casa  para continuar las “tertulias de aprendizaje”. Es un lector voraz. No sólo de libros, también de revistas culturales, como si con esto recordara su época de editor de Diálogos. “Ahora las que me gustan más son la Revista de la Universidad de México y la revista Biblioteca de México”. Las dos son de libros, claro. 

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Periodista en Serie

Sobre el blog

Las “víctimas” de un periodista en serie son muchas y constantes. No tiene relación con ellas. Las elige al azar y sin que tengan conexión unas con otras, en un área geográfica determinada, como Iberoamérica. Les arrebata su historia y la hace pública sin ningún pudor. No planea “entregarse” ni realizar “ataques suicidas.” Este blog es su particular SALA DE RETRATOS. Pasen y lean.

Sobre el autor

Víctor Núñez Jaime es un escribidor de historias. Estudió periodismo y literatura hispanoamericana. Sabe que el periodismo es más de nalgas que de cabeza, porque hay que estar sentado durante largos ratos escribiendo, corrigiendo... Es autor de tres libros: Un periodista ante el espejo, Los que llegan. Crónicas sobre la migración global en México y Una cabrona de Tepito. Ha ganado, entre otros, el Premio Nacional de Periodismo Cultural (México) y el Premio a la Excelencia Periodística de la sociedad Interamericana de Prensa. Con libreta y pluma en mano, sale a por las historias. Contrasta estadísticas con los testimonios de la gente. Visita a los escritores y periodistas de renombre. Está obsesionado con el buen uso del idioma español. Le apasiona leer y estudiar. Devora libros. Él es lo que ha leído. Y también lo que ha escrito.

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