Periscopio Chilango

México DF: apuntes para un análisis del “despapaye”

Por: | 19 de junio de 2012

Tacuba
En el mercadillo ambulante de Tacuba, México DF, las autoridades acaban de retirar una trampa asentada desde hace años que consistía en un cúmulo amorfo de cables enganchados a un transformador de electricidad del que robaban energía más de 300 puestos de venta callejeros.

A una toma furtiva de electricidad en esta ciudad se le llama diablito, y a esto que había en Tacuba le llamaban el megadiablo. Los comerciantes reconocen que era un “despapaye”, pero eso no quiere decir que se sientan culpables de chupar electricidad sin pagar y que vayan a dejar de hacerlo, sino que ahora buscarán distribuir el robo de una manera más decorosa. El problema no era que el megadiablo fuese ilegal, explican, sino que “se veía bien feo”.

México DF es una ciudad –o algo parecido– que en buena medida funciona y está estructurada en torno a la trampa. “Aquí existe lo legal, lo permitido y lo tolerable”, dice Jorge Carbajal, un marista laico que lleva más de diez años haciendo trabajo comunitario en el humilde barrio de Miravalle.

Es un conjunto numeroso de viviendas construido sobre la falda de un cerro, debajo de un volcán inactivo, que se montó espontáneamente sobre suelo protegido y ahora ya es legal, a la manera como se fueron asentando muchas zonas pobres de la ciudad. Pero a un lado sigue teniendo un poblado de casas de cartón –unas 200 viviendas– perfectamente ilegal.

Miravalle2
Entramos en jeep por un camino de tierra, dejamos el coche y caminamos hacia dentro de la miserable aldeíta. Por un lado del camino corre una fila de postes de madera que sostienen los cables que van de las casuchas a algún punto de electricidad pública. Nadie los retira porque ya forman parte de la generosa dimensión defeña de lo tolerable.

En un puesto de alimentos, detrás de una ventana enrejada, una señora nos explica sin muchas ganas la obviedad por la que están allí en esas condiciones: “Pues nos vinimos persiguiendo la tierra”.

Parece que van a conseguirla. Aunque no tienen ninguna infraestructura básica, a este secarral empinado de los confines de la ciudad viene de vez en cuando un camión cisterna del Gobierno local para traerles agua potable. Ocupar suelo protegido es ilegal, pero tampoco es legal dejar sin agua a un millar de seres humanos, que a su vez son “un millar de votos”, como hace notar el activista Carbajal.

Peseros achatarrados

Bajando de vuelta al valle de la ciudad por las cuestas de Miravalle nos cruzamos uno detrás de otro con unos camioncitos medio desvencijados que aquí se conocen como peseros.

Tienen características negativas, como que sean conducidos en ocasiones por menores de edad o que provoquen accidentes regularmente, pero al fin y al cabo, como reconoce la Secretaría de Transporte, cubren un 45% de los nueve millones de viajes que se hacen al día en el DF.

De todos modos, los peseros son una chapuza estructural en proceso de extinción, al menos tal y como los han conocido los defeños hasta nuestros días. En estos momentos aún funcionan así: el Gobierno local vende la licencia de una ruta a un grupito de empresarios y luego estos le alquilan sus precarios vehículos a otros ciudadanos, sin contrato ni seguro, a cambio de que al final del día o de la semana les entreguen una cuota fija de beneficios. Los ingresos del chófer, por lo tanto, dependen de la cantidad de gente que meta dentro, o sea que dependen de cargar y descargar la mayor cantidad de pasajeros en la menor cantidad de tiempo posible, condición idónea para que esta red de transporte sea una carrera diaria de autos locos.

El Gobierno ya está achatarrando la flota de viejos peseros para que los empresarios los cambien por vehículos más dignos con la ayuda de una subvención. Y tiene intención de que los propietarios de las rutas formen sociedades mercantiles más amplias que compacten más el mercado y le hagan contratos con sueldo fijo y seguro social a sus conductores, de modo que se atenúe la dispersión de intereses y se contenga el Far West de los peseros.

La irregularidad de los conductores de camioncitos silvestres es similar a la de los pepenadores, como se conoce a los individuos que van subidos a los cajones metálicos de los camiones de basura públicos.

–¿Usted cobra por recoger la basura? –le pregunto a uno de ellos.

–No güero, yo nomás saco de lo que pepeno.

Los pepenadores de los camiones son los primeros receptores del grueso de las 9.000 toneladas de basura que produce el DF cada día, y viven de revender plástico, vidrio, hierro o lo que quiera que encuentren. Pero no tienen ningún tipo de vínculo con la administración para la que a fin de cuentas trabajan.

El sociólogo Héctor Castillo Berthier, especialista en la subeconomía de la basura, tanto que se pasó un tiempo trabajando de pepenador para conocer el funcionamiento interno del mercado de los despojos, tiene la teoría de que a una sociedad se la conoce por cómo trata su basura.

–¿Y qué imagen devuelve el espejo de la basura al DF? –le pregunto para conocer su visión teórica del despapaye.

–Lo que nos devuelve este espejo –sintetiza Castillo Berthier–, es la imagen de la premodernidad.

Fotografías, de arriba a abajo: 1. Megadiablo del mercadillo de Tacuba tras ser desconectado (P. LL.). 2. Panorámica de México DF desde el barrio popular de Miravalle (P. LL.). 3. Peseros en el instante de ser achatarrados por el Gobierno local (Secretaría de Transporte del DF).

Hay 14 Comentarios

los puestos ambulantes robando electricidad, cosa de todos los días... PEPSICO robando por anios electricidad y la CFE retirando la denuncia: también cosa de todos los días. Por ahí deberíamos de comenzar, por las grandes trasnacionales que se comen al país.

La única diferencia de la imagen de los diablitos del DF con el los del resto del país es la cantidad de cables, proporcional a la de los habitantes de la ciudad. Ah, y que en "provincia" de vez en vez las autoridades actúan en consecuencia, mientras que en la capital hay un gobierno 100% clientelar, que permite esas prebendas para conservar el poder.

Alfredo, llamalo como quieras, fondo de convergencia Europea, que se lo han dado los alemanes, que el mérito es de la suerte que se formara Europa, que los españoles no saben hacer la "O" con un canuto. Como tú quieras.
México tiene algo parecido al fondo de convergencia europea, que lo recibe todos los años y que se llama petróleo. Y ya sabes donde acaba siempre ese fondo. Cuando tu mujer era niña seguramente España estaba saliendo de una dictadura y no tenía ni para comerse los mocos. En cambio México estaba celebrando dos mundiales y una cita olímpica. Dime qué país en la actualidad celebra dos mundiales y unas olimpiadas en el transcurso de 18 años. Así que yo creo que en México hemos ido para atrás como los cangrejos. Y si no cambia la cosa iremos más para atrás.

Asi somos, aunque nos duela. Si comentas: mira como esta? - te contestan: asi siempre ha sido, asi es y asi seguira siendo. Siempre les contesto: podemos ser mejores si queremos serlo.

En algunas cosas, todas las ciudades latinoamericanas se parecen. Yo vivo en Bogotá y mucho de lo aquí descrito se repite en esta ciudad. En México, sin ambargo, "copiaron" la excelente idea de Bogotá de cerrar al tráfico grandes avenidas (Reforma en el Caso del DF).

http://quepenaconustd.blogspot.com/2012/06/paseando-por-la-ciclovia.html

Es sorprendente que con la población del DF y los problemas urbanos, sólo puedas encontrar estos 3 detalles. En mi Estado ,Coahuila esos 3 detalles los encuentras por calle Hace 6 años ya los teníamos. Somos gobernados por el pri , tenemos una megadeuda millonaria y aunado a esos detallitos más impuestos y la indignación de haber sido engañados y saqueados. Sé objetivo y analiza estado por estado. Gracias.

Jordan, ¿la ciudad estaba mejor con el PRI? ¿la delegacion Hidalgo, no es la mas corrupta con el PAN? No es solo el PRD, o la capital, es la tremenda pobreza de la mayoria de los habitantes lo que perpetua estas condiciones... veo a Ciudad de Mexico mas tolerante de las fallas y/o carencias del vecino que la mayor parte del pais, no vivo alli, aclaro.

Enrique, esos amasijos los ves dondequiera que haya dado servidio LyFC, ellos mismos los conectaban. Los veo en Metepec y en Toluca.

soy de mexico, vivi en el df 20 años y llevo en españa 10 cuando llegue me impresiono bastante madrid y españa en genral. era bonita, limpia (ahora ya no tanto), ordenada. las cosas bien hechas, etc.
luego te das cuenta que la diferencia es solo superficial. pura estetica. no hay "diablitos", pero la gente truca sus contadores de luz. no hay casas ilegales en las faldas de los cerros pero si hay urbanizaciones enteras destrozando playas virgenes que en un principio fueron ilegales pero que con el tiempo se "legalizan", o porque el gob cambia una ley o porque se paga una multa mas bien simbolica. o nuevas ciudades fatasma en medio de la nada sin ningun tipo de servicios basicos. el metro y sus nuevos trenes es precioso, pero no pasan tres dias seguidos sin encontrar un problema ajeno a metro que retrasa los trenes 10 o 20 minutos. los taxistas andan en peugots comodisimos pero luego intentan timarte. y un largo etc. y si nos ponemos con politicos, empresarios, corrupcion, pues las diferencias se acortan aun mas. eso si, todo muy bonito.
y cuando hablo con mi mujer de cuando era niña, me cuenta sobre una españa que es muy parecida al mexico de hoy. y la diferencia entre la españa de ayer y la de hoy son unos cuantos miles de millones de euros de un tal fondo de convergencia europea que cambio la superficie pero dejo el fondo exactamente igual

Se parece a España.

Mientras el PRD siga gobernando esta ciudad no hay nada que hacer, el Distrito Federal continuará siendo la Ley de la Selva.

Al margen de las implicaciones sociales, socio-económicas y humanitarias que se desprenden de este estupendo artículo y que bastan para dejarle a uno estupefacto ante lo que significan y el retrato que hacen de la sociedad mexicana, hay algo que me maravilla: la riqueza del lenguaje, ese español de México que ya es casi cualquier cosa menos español, y que a pesar de ello sigue siéndolo...

En España se les llama enganches, y puedes encontrarlos en pueblos y ciudades. Mis felicitaciones al autor del texto, tus artículos bien escritos y contados reflejan las pequeñas historias cotidianas que suceden en muchos países latinoamericanos.

Insisto, Pablo, me gustan mucho tus textos. Retratas muy bien aspectos del DF que a los capitalinos les parecen ya normales. Mi ciudad está llena de contrastes, de gente honesta, pero también de pillos a los que no les importa robarse lo ajeno o que tratan a los pasajeros como si se tratara de ganado. Cuando logremos superar eso, la Ciudad de México estará lista para ser, ahora sí, una ciudad de primera línea.

Lo irónico es que los capitalinos parecen estar conformes con esa clase de vida al margen de la legalidad. Eligen a las mismas autoridades año con año, y sienten que tienen el derecho de pontificarnos al resto del país, sobre el rumbo que debemos de tomar para atenuar los casos de corrupción e ingresar a una etapa de honestidad y de orden cívico que ellos mismos no conocen sino en postales de Suiza. La imagen superior, en donde aparecen un amasijo de cables de los conocidos como diablitos, sólo son posibles en la capital del país, en donde los servicios públicos han estados supervisados y dominados por un sindicalismo gangsteril, aún difícil de dominar, o por liderazgos locales con los que las autoridades u organismos paraestatales en proceso de depuración, no pueden aún enfrentarse sin riesgo a estallidos civiles.
Ese es el panorama de la capital, y viendo las tendencias electorales, no se ve para cuando pueda este aclararse un poco.

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Sobre los autores

Blog coral elaborado por la redacción de EL PAíS en México y coordinado por el corresponsal Luis Prados y Salvador Camarena.

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