En
2010 el estado de Nuevo León, donde las mafias mexicanas luchan a muerte para
controlar el tráfico de droga hacia el fronterizo mercado estadounidense,
empezó a purgar su cuerpo de policía porque se había corrompido demasiado. Le
hicieron pruebas de confianza a sus 7.000 agentes y solo las pasaron 450. Los demás fueron despedidos e indemnizados. Nuevo León decidió crear un nuevo
cuerpo policial, limpio. Lo llamaron Fuerza Civil y empezaron a reclutar a
jóvenes de fuera del estado. Ya tienen 3.000 agentes. En
septiembre estuvieron en un hotel de México DF escogiendo a más chicos y chicas
dispuestos a ser policías en un lugar donde los criminales son tan bárbaros que
en ocasiones presentan las cabezas decapitadas de sus rivales como trofeo de
guerra. Fuerza Civil les hace un chequeo médico a sus aspirantes. No deben
tener hongos en los pies ni tatuajes ni perforaciones. También les hace una
prueba de inteligencia. Quien no sobrepasa los 70 puntos de coeficiente
intelectual no es apto. Se comprueba que
no tengan indicios depresivos, de paranoia o de esquizofrenia. Y un ordenador
mide su porcentaje de honestidad en base a una batería de preguntas en las que
el aspirante a agente incorrupto debe decir si se droga o si ha robado alguna
vez en su vida. Los seleccionados pasarán cinco meses en una escuela policial
que recibe el rimbombante nombre de Universidad de las Ciencias de la Seguridad
y otro mes con instructores del Ejército. Les explican que en dos años no ha
muerto ninguno de sus nuevos agentes. “Nos han rafagueado desde lejecitos, pero
ni una sola baja”, afirma el responsable del proceso de selección en el DF. En
uno de esos espacios inútiles de los hoteles grandes donde hay sofás, butacas y
mesillas que no usa ningún huésped, EL PAÍS entrevistó a varios aspirantes a
medida que iban saliendo de las pruebas. Aquí cambiamos sus nombres por las
siglas de Nuevo León y un número. Estos son algunos de los muchachos de la
capital de México que quieren ir al norte a combatir al narco o que se resignan
a ello por necesidad.