“Ante la
cantidad de ratas que acechan estos puestos, solo un gato podrá
imponer el orden”. Bajo este lema, el gato Morris presenta su
candidatura por la alcaldía de Xalapa (la capital del Estado de Veracruz, al este de México) y
se ha convertido en un insólito protagonista de las elecciones
locales mexicanas que se celebrarán en 13 estados el próximo 7 de
julio.
La candidatura del felino, impulsada a través de redes sociales (suma más de 100.000 seguidores en Facebook, más que todos sus contendientes juntos), ha levantado críticas entre los funcionarios mexicanos, que interpretan su movimiento como un acto de “campaña negra” en contra de los partidos políticos tradicionales. La diputada local del PRI (Partido Revolucionario Institucional), Mariana Munguía, calificó la campaña del gato como “una falta de respeto a las instituciones y las elecciones”. El aspirante priista a la alcaldía (que actualmente ocupa el mismo partido), Américo Zúñiga, reconoció que se trata de un acto de “desconfianza” hacia los políticos aunque subrayó que sigue “con atención” el fenómeno pues se trata de una “expresión ciudadana”.
Por otra parte, los organizadores de la campaña, impulsada por dos jóvenes veracruzanos –Daniel Cruz y Sergio Chamorro–, rechazan que se trate de una estrategia para desviar la atención de las elecciones. “Nada más falso, al contrario, queremos que la gente vaya a votar”, dijeron en un texto colgado en su página de Facebook.
Veracruz es uno de los 10 estados (de 32) del país en los que el PRI nunca ha perdido la gubernatura. Es también el sitio donde, a propósito de las próximas elecciones locales, se desató el escándalo que puso contra las cuerdas el Pacto por México en abril pasado: el Partido Acción Nacional (PAN, conservador) acusó al PRI de utilizar fondos federales para ganar votos.
La campaña del gato ha inspirado la candidatura de más animales a puestos públicos en México. Titán, un perro San Bernardo, aspira a la alcaldía de Oaxaca. Y en Ciudad Juárez (Chihuahua, norte del país), el fenómeno Morris ha traído de vuelta a un veterano en la política animal mexicana: el burro Chon.
El burro Chon ya había competido en los años setenta y ochenta tanto en las elecciones presidenciales (contra Luis Echeverría en 1976 y Miguel de la Madrid en 1982), como en las locales (donde contendió por la alcaldía contra Francisco Barrio, que más tarde se convertiría en gobernador de Chihuahua).
Según cuentan en Ciudad Juárez –a estas alturas no es muy fácil distinguir entre la historia y el realismo mágico– el burro fue “detenido” entonces por las autoridades debido a su popularidad. Así al menos lo cuenta la revista Proceso. Dijeron que había una epidemia equina y podría contagiar a otros animales. La indignación social hizo al burro más famoso que nunca y sus mitines, afirma Proceso, reunían “más gente que otros candidatos”. Treinta años después y a propósito del éxito de Morris, Chon se presenta este año a la alcaldía de la ciudad fronteriza.
¿Qué pasa con los votos otorgados a animales? La ley mexicana permite escribir el nombre de un candidato no registrado en las boletas electorales, pero si el aspirante es un animal el voto es anulado. La encargada del organismo electoral de Veracruz, Arcelia Guerrero, ha pedido a la población que no voten por Morris y ha recordado que los votos a favor del gato serán “inválidos”. Si el 25% de los votos contados en los comicios por la alcaldía de Xalapa son nulos, la legislación local establece que las elecciones deben declararse inválidas.