Inés Mora llevó el miércoles a su madre, de 86 años, a un centro para ancianos que el alcalde, Miguel Ángel Mancera, había inaugurado dos días antes en la delegación Gustavo A. Madero, en el extrarradio de la Ciudad de México. Se encontró la puerta cerrada y unos funcionarios con poca información.
-Yo pensaba que ya mero. Traigo a una persona mayor. Llevo meses viniendo, desde mayo, y siempre me dicen lo mismo: a la otra semana estará abierto…
-Pero yo creía que ya…
-No, los requisitos estarán la próxima semana. Dese una vuelta a ver qué necesita. Lunes o martes, no sé.
-Nos estamos asoleando y vengo con una persona con oxígeno…
Acto seguido, a Mora le dan la espalda y esta se marcha indignada. La fachada blanca y rosa del Centro de Sabiduría Atenea para personas de tercera edad era impenetrable, pese a que Mancera había cortado el lunes una cinta blanca que simbolizaba el inicio de las actividades. En la foto oficial de la inauguración, detrás de Mancera con las tijeras, se ve a unas mujeres mayores asomarse por las ventanas, como si ya estuvieran disfrutando de las instalaciones. Era atrezo (la utilería de una película).
En los días siguientes a la inauguración oficial de este centro situado en la avenida 602 ha reinado el desconcierto. Armando Trejo, un vecino de 81 años, se acercó a mediodía para hacerse socio pero le dijeron que volviera otro día. “Vi esto y supuse que ya estaba abierto. No hay ningún cartelón que te diga nada. Tendré que volver más tarde”, se quejaba. Como él, una docena de ancianos se presentó pensando que ya era accesible. Se tuvieron que dar media vuelta.
Una trabajadora del Atenea (más tarde se identificó como empleada de la Delegación) vio a través de las rejas que el periodista estaba hablando con los ancianos y soltó una bravata: “Vamos a llamar a una patrulla para que se retire. No puede sacar fotos ni hablar con las personas”. En ese momento ya había un camión aparcado en la puerta y dos hombres en mono de trabajo descargaban cajas que introducían en el centro.
Una hora después, Jaime Fuentes, director general de Desarrollo Social de la delegación, accedió a abrir las puertas y guió a este periódico por las distintas estancias. Enfermería, cine con pantalla gigante, salón recreativo con juegos de mesa, pista de baile y yoga, terraza para tomar el sol. El funcionario recalca que la obra, que ha costado ocho millones de pesos, está completamente acabada y que solo falta organizar las actividades y contratar a algunos monitores. El espacio está adecuado para personas mayores de 60 años y su horario será de 9 de la mañana a 7 de la tarde, una información que no se estaba facilitando a las personas que se acercaban a preguntar.
¿Por qué lo inauguró el lunes el alcalde si todavía no estaba disponible para los usuarios?
“Por lo general se inaugura y se da un tiempo para tener la actividad”, responde Fuentes. “Los grupos quieren estar dentro del espacio y hay que organizarlos. No se puede abrir y punto. Todo el mundo entraría y sería un caos”. Se antoja difícil que los pocos más de 10 mayores que se acercaron durante esa mañana pudieran haber sembrado el pánico en un edificio con capacidad para decenas de personas.
En una de las salas se estaba celebrando un convivio. Las autoridades nunca precisaron quiénes eran los invitados. Al menos dos de los ancianos que charlaron con este periódico fueron invitados a entrar, donde se supone que iban a recibir información. “Inaugura esto el alcalde pero no está abierto. No me parece bien”, decía en la puerta María, una octogenaria que se ayudaba de un bastón para andar. Al salir y charlar con los trabajadores no quería dar más explicaciones: “Me han dicho que no le diga nada y siga mi camino”. Esta delegación del DF tiene 1,2 millones de habitantes y al menos 200.000 de ellos superan los 65 años.
Inés Mora y su madre, de 86 años, a las puertas del centro
El alcalde Mancera, jefe de Gobierno de la ciudad desde el 5 de diciembre del año pasado, tiene una vertiginosa agenda semanal que incluye un buen número inauguraciones. La sala de cine en tercera dimensión, la planta de bombeo de aguas combinadas, un programa vial para niños o la misma apertura del centro Atenea son las que ha tenido estos días. “Que lo presente antes de que esté en funcionamiento se puede deber también a que no es fácil cuadrar su agenda. Hay que buscar huecos”, tercia un empleado de la oficina de prensa de la delegación. El caso es que Mancera, al menos en esta ocasión, cortó una cinta blanca, sonrió y cuando se fue dejó a todo el vecindario pensando que aquello estaba en funcionamiento. Se trataba de una ilusión.