Victoriano Izquierdo es un granaino que mezcla la computación con la fotografía. Estudia Ingeniería Informática en la Universidad Carlos III de Madrid y trabaja como fotógrafo freelance y colaborador con varias agencias nacionales y extranjeras.
Pixel Fugaz viene a ser una colección de chispazos visuales, todo tipo de instantes que pasan por delante de mis ojos y que hacen que lleve mi dedo inmediatamente al obturador de la cámara de fotos que tenga más cerca. Luego trato de comprender qué pasó. Es como un baile de emociones y reflexiones, dicho así de una manera algo pseudointelectual.
La música y las imágenes se llevan bien, deben compartir habitación de juego en algún lugar del cerebro. Esta es una lista de música que escucho mientras edito y proceso fotografías. ¡Escucha la lista!
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¿De dónde vendrán todos estos gestos que hacemos incoscientemente? ¿Vienen de Atapuerca? ¿Vienen de Roma?
Revelamos tanta información siendo desconocidos en la calle, llevándonos la mano al mentón, frunciendo el ceño, llevando las pupilas a la izquierda o cerrando los párpados.
El otro día se me acerca un chaval en el hall de la residencia espetándome: - Oye me han dicho que tú haces fotos. - Sí, bueno... de vez en cuando.
Eduardo, un chaval canario de papá granadino - como yo - se ha venido a Madrid a estudiar Economía, pero antes se tiró dos años haciendo unos cursos de quiromasaje en las islas con gente veinte años mayor que él mientras hacía su bachillerato. Ahora el tío tiene su diploma colgado en la pared del cuarto y me habla de su intención para sacarse unos duros masajeando las carnes de medio colegio mayor.
Ha pensado en una campaña publicitaria por todo lo alto y su compañero de habitación vigués le chivó que yo tenía una cámara de las grandotas que podría ayudar.
Yo que siempre he sido amigo de los masajes no pude rechazar la oferta de tener una tarifa plana gratuita para época de exámenes cuando las cervicales se resienten. Así que anoche me llevé al almeriense de Alejandro de iluminador juntando cuatro flexos que teníamos por la habitación y unos folios para suavizar la luz. Una chica de marbella se dejó para la sesión, apilamos unos colchones, desplazamos unos cuantos muebles y nuestro set estaba listo.
Fue divertido y echamos unas buenas risas.
Cuando la crisis todavía se llamaba recesión pocos imaginaban que la cosa iba a ser para y durante tanto tiempo, ni que iba a tener tal impacto en nuestra vida diaria. Y lo cierto es que quizá para muchos la crisis está más presente en la televisión, periódicos y típicos chascarrillos de será por la crisis... que en otro sitio.
Pero los datos y cifras oficiales hacen que los analistas pesimistas nos adviertan que la cosa está chunga chunga y que no se sabe cuándo se acabará o siquiera si se acabará algún día .
El caso es que aunque antes pilotáramos aviones, ahora toca bajar de las nubes, remangarse, subirse al metro, poner cara de resignación y esperar a que la savia con v de la economía se vuelva a poner en marcha pronto.
Siempre me gustó esa canción de los Black Eyed Peas.
Las imperfecciones invisibles, las motas de polvo, que duermen al raso cada noche bajo un Love gigante, bajo un sistema aparentemente perfecto que desde los rascacielos se tiende a ver perfecto.
Otoño son todo ramas repletas de hojas marrones que van cayendo como reloj de arena, dejando ver cuatro rayos de sol que se cuelan entre nubarrones grises.
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