Otro año que se fue, otro año que empieza, otra vuelta que le damos al sol. El tiempo va a lo suyo y nunca nos pregunta. Leí no hace mucho un artículo en la revista American Scientific (no consigo encontrarlo online) que la comunidad científica está ahora en un momento de agnosticismo total en torno la existencia del tiempo. Incluso hay gente muy preocupada por ahí que se dedica a hacer webs y canciones sobre este tema.
El asunto tiene su miga. Si te pones a pensar de dónde procederá nuestra noción del tiempo, acabas creyendo que la culpa será del día y la noche, las estaciones y todo tipo de eventos repetitivos que observamos en nuestras vidas. Nosotros mismos llevamos escrito las instrucciones de un reloj biológico en nuestro ADN que se dedica a regular nuestra actividad durante esos cambios de luz y temperatura que se van dando.
Así que parece evidente que existen ciclos y repeticiones, causados en parte por los movimientos planetarios y de ahí podemos de alguna manera sacar unidades para medir eso que llamamos tiempo. Si tienes repeticiones de algo, tienes unidades, si tienes unidades tienes algo que medir y a lo que dar un nombre.
Desde este punto de vista, se podría decir que el tiempo es una manera de hablar del movimiento, del cambio de posición en el espacio. ¿Pero quién es el responsable de esos movimientos ? ¿Por qué se mueven? ¡La manzana! ¡La manzana! Ahí tenemos las distintas fuerzas y propiedades de la naturaleza , de donde sale la idea de inercia y toda la mecánica newtoniana que parecía funcionar tan ricamente hasta que llegó Einstein descubrió qué era verdaderamente la luz, relativizó todo e hizo que aquellos principias dejaran de funcionar en unos marcos un poco más alejados de nuestra experiencia cotidiana.
Una gran consecuencia del espacio-tiempo de Einstein es que la idea de tiempo deja de ser una constante universal , por lo que no puede haber un pasado, presente y futuro absolutos. No puede haber un reloj, como los que tiene este señor que encontré en Montmartre, haciendo el mismo tick-tack para todo el Universo.
Mientras que la Relatividad describe lo que pasaba en términos macroscópicos, en lo muy grande, el desarrollo de los modelos cuánticos para explicar lo que pasa en los diminutos átomos todavía no se ha conseguido casar con los efectos de la Relatividad. Y parece, según leí, que casi todos los intentos de las últimas decadas para hacer esto posible van por cargarse al tiempo de las ecuaciones.
En definitiva, por muy paradójico que pueda sonar, es probable que el tiempo tenga los días contados mientras que nosotros estamos aquí tan tranquilos celebrando otro año nuevo más.