Por: Victoriano Izquierdo
Aburrido dependiente de la calle Zacatín de Granada, que ni en Navidad tiene un cliente por su tienda. Vendedor de peinetas, cremalleras, botones y otros abalorios para la mujer que sabía coser, pasa las tardes en la mercería enfrascado en los mundos que salen de los libros que le dejan con malas posturas para el cuerpo.
Por: Victoriano Izquierdo
Por: Victoriano Izquierdo
Estaba en Puerta Real, pleno centro de Granada, esperando a que el semáforo se pusiera verde para meterme como un loco entre la multitud de gente cruzando con el sol anaranjado invernal brillando de fondo y tomar fotos rápidamente con un gran angular acoplado a la cámara con la esperanza de que saliera algo interesante. De repenta veo a través del visor a una persona sonriéndome más de lo normal y acercándose rápidamente hacia mí, abriendo los brazos para darme un abrazo.
¡Qué sorpresa! era Ceci. Llevaba ya bastante sin verla mientras que el último año de instituto la veía día tras día, se sentaba justo detrás de mí.