El jueves noche, a eso de las 20:45 estábamos un buen puñado de gente en el sótano de una vieja bodega ahora convertida en librería discutiendo qué podía hacer el pueblo para convencer a sus políticos de lo mucho que nos jugamos si no dejamos claro qué es la neutralidad de la red.
Hay por ahí un vídeo que explica bastante bien en qué consiste esto. Otra manera rápida de entenderlo es el viejo símil de la tuberías, que citaba Javier en la #redada . Decían los de Telefónica en una charla en su Universidad que ellos, dueños de la tuberías, querían empezar ahora a controlar lo que iba por esas cañerías. Podría sorprender que fueran tan francos, pero es que al poco su presidente, César Alierta, dijo delante de todo el mundo que le quería cobrar a Google entre otras cosas perturbadoras.
Cualquiera con un mínimo de sentido común se dará cuenta del riesgo que corremos de que ese sector empresarial oligopolista sucio de la telecos adquieran poderes para discriminar bits a su gusto y crear una internet fragmentada de primera, segunda, tercera, cuarta, regional o ... quizá algo parecido a esto.
Mientras que en países como China esta neutralidad no existe por la censura de sus gobiernos, aquí en occidente se la podría cargar el sector privado de la fontanería.
Internet es la gran revolución del conocimiento, es la libertad de la información, es la telaraña que propulsa el cambio y el progreso de toda una sociedad global. Es el gran cerebro, es el alma de la humanidad. No hay otra cosa que sea de mayor interés común que internet.
Como se decía la otra noche, los internautas ya no existen, porque somos todos. Nuestros políticos, ni aquí ni en Europa parecen enterarse de qué va el tema realmente. La web no se va a defender sola, hay que moverse y hacer ruido. Esto ya no es ciberactivismo, es democracia activa .
Para más información, redneutral.org