Sábado de octubre gallego

Riazor en otoño

Wicho

Javier Pedreira, aka Wicho, aka el de Microsiervos al que le gustan los aviones, es un tipo de A Coruña con el que había coincidido en todo tipo de saraos por media España menos en su tierra. Ayer que pasaba por allí para tomar unas fotos en la cárcel de Teixeiro - una historia que será parte del libro que estamos haciendo de Héroes Sociales 2.0 - aprovechamos para acabar con esa situación en una mesa de La Penela a la que se unió mi viejo compañero de Xatakafoto coruñés David Cabezón junto a unas tortillas de Betanzos, pulpo y ternera gallega.
Wicho es una de esas personas que te emanan buen karma, que mantienen viva la curiosidad insaciable de los niños, que se esfuerzan en saciarla y de paso al resto de los mortales. De esos que saben mirar las cosas apartando los prejuicios de la cabeza, siendo crítico y siempre barnizando casi todo con humor. Aunque él sea de la generación de Sabrina y yo de otra, sólo nos damos cuenta de ello cuando sale un nombre destintado de estos en la conversación, del que si eso me suena de haberlo oído decir en Cuéntame. La gente con vocaciones comunes se entiende muy bien.

Roma - I -

Sombreros

Villefranche - Francia

Barna

La virgen de la Gran Vía

Madrid, España

Siempre me pareció de lo más misteriosa esa iglesia esa que enseña el culo a la Gran Vía. 

Hijos y padres de domingo

Aterrizando en Asturias

Por Gijón estamos en Internet Meeting Point hablando de todo un poco. Este sábado, a eso de las 13:00 horas tengo una mesa redonda sobre fotografía digital con Wicho, Mauro Fuentes y Hugo Rodríguez, moderados por Manuel Cernuda .
Si el recibimiento desde el avión de montañas, nubes y verdes valles fue bueno los asturianos no se están quedando atrás.
Puedes seguirlo en directo por streaming desde aquí o el hashtag #FIMP por Twitter

Cómo transformar la educación

Ayer pasé la mañana en el Global Education Forum escuchando unas cuantas charlas de ponentes de nivel como Tony Wagner , Milton Chen , William Atkinson o Lisa Nielsen .
Al final las conclusiones que yo siempre saco de estos debates es que para revolucionar verdaderamente la educación hay que enseñar a los alumnos a ser libres. Decía T. Wagner ayer: "Vas a Finlandia y los estudiantes no están siendo preparados para aprobar un examen, están aprendiendo a pensar" . A eso me refiero con enseñar a ser libre, a dotarlos de capacidad crítica, a conseguir que se den cuenta de las cosas que no saben, a descubrirles sus pasiones y a ilusionarle por otras. Pero claro, para eso hace falta profesores que entren felices a clase cada mañana, con habilidades comunicativas y con más madurez que sus propios alumnos. No necesitamos funcionarios mediocres, amargados desde que empezaron a preparar esas oposiciones que no miden nada de lo dicho. El cómo tecnológico emergerá con naturalidad en las clases, no les escondas las herramientas a los chicos, que si tienen algo emocionante por descubrir ya sabrán ellos cómo usarlas de la manera más creativa.
Dijo Milton Chen que la única manera de medir si la educación se estaba mejorando en una escuela era responder a la pregunta. "Do your kids run in at the same rate they run out?" en español "¿Entran tus alumnos a clase corriendo a la misma velocidad con la que salen?"