En más de una ocasión he visto cómo este señor que lleva la chaqueta repleta de pins aparece de la nada y se planta en mitad de uno de los muchos espectáculos callejeros que se dan entre Callao, Preciados y Sol. Él se pone a hacer bailes que están entre el robot y el Michael Jackson, luego saca su harmónica y cuando ya se siente satisfecho con el baño de masas robadas hace mutis por el foto como si nada.