San Francisco es una ciudad muy loca, llena de locos y tarados por la calle, y por todas partes. Hay locos sin un duro y locos millonarios. Gente con ideas locas que como nacen perecen, y algunas que al final funcionan y perduran en el tiempo. Selección natural y evolución en estado puro, pero acompañada de buen tiempo, no como en Nueva York.
Esta señora pelirroja que me encontré a la salida de un Starbucks esperaba que alguien apareciera y se le acercara para alquilarle una habitación en su casa victoriana por 950$ al mes. Un chico llamado Craig montó una web en los noventa para que sus amigos y la gente de Frisco intercambiaran y encontraran casa, amores o cualquier cosa de manera más eficiente que los clasificados de la época. La lista de Craig, craiglist.com, se convirtió entonces y sigue siendo una de las 10 páginas con más tráfico de todo EEUU.
Esa misma tarde conocí a un gaditano borracho de esta cultura que se respira en California y que resultó ser el director internacional de Craiglist. La interfaz sigue siendo prácticamente la misma que la de los 90 y el número de empleados no pasa de los 30 en una oficina que también es una casa victoriana. Son una anomalía que funciona muy bien, con esa filosofía hippie de su fundador y de cada uno de los empleados a los que lo único que les importa es resolver un problema mejor que la competencia de la manera más sencilla escuchando a sus usuarios. No están obsesionados con crecer. Juan Pablo lo explica muy bien en esta charla que dio en España el año pasado.