Por: Victoriano Izquierdo
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Por: Victoriano Izquierdo
Por: Victoriano Izquierdo
Por: Victoriano Izquierdo
No hay desfiles ni tanto loco como en Nueva York pero algo de San Patricio te encuentras hoy por Madrid
Por: Victoriano Izquierdo
Por: Victoriano Izquierdo
Cuando visité Mónaco con 11 años, me impresionó. Ahora, con diez años más, lo he visto de manera muy distinta. Mónaco está rancia, algo así como el Benidorm de los ricos europeos jubilados. La mayor parte de la arquitectura es setentera, desgastada, sosa. El mobiliario urbano no es gran cosa, el casino y la ciudad están plagado de turistas domingueros. Te acuerdas de esos rascacielos que se están levantando en Abu Dhabi con petrodólares y el poco glamour que pudiera quedar por el principado termina por esfumarse a oriente en yate.
Por: Victoriano Izquierdo
Espectacular siempre la escena de despegue desde el aeropuerto de Asturias
Por: Victoriano Izquierdo
Qué buenos esos instantes caprichosos en las ciudades de nubes y rayos de luz que se cuelan y chocan contra edificios claros. Un poco como esos momentos grises en los que de repente algo aparece y te contrasta bruscamente haciéndote ver las cosas de otra manera.
Por: Victoriano Izquierdo
Siempre me impresiona subir en uno de esos cercanías que trasladan trabajadores zombies de una población dormitorio a la gran ciudad, ya sea un Madrid o una Barcelona. Caras adormiladas, que intuyes esconden montones de problemas e incertidumbres detrás. Desfilando por andenes fríos en las mañanas. Silencios que sólo rompen esas voces artificiales que anuncian la próxima estación, hojas lija de periódicos gratuitos que se despegan y las puertas que se abren al llegar a Atocha.