Victoriano Izquierdo es un granaino que mezcla la computación con la fotografía. Estudia Ingeniería Informática en la Universidad Carlos III de Madrid y trabaja como fotógrafo freelance y colaborador con varias agencias nacionales y extranjeras.
Pixel Fugaz viene a ser una colección de chispazos visuales, todo tipo de instantes que pasan por delante de mis ojos y que hacen que lleve mi dedo inmediatamente al obturador de la cámara de fotos que tenga más cerca. Luego trato de comprender qué pasó. Es como un baile de emociones y reflexiones, dicho así de una manera algo pseudointelectual.
La música y las imágenes se llevan bien, deben compartir habitación de juego en algún lugar del cerebro. Esta es una lista de música que escucho mientras edito y proceso fotografías. ¡Escucha la lista!
Sidney, Australia
Caminando entre acantilados nos topamos con una cala, una pequeña pequeña playa con nombre aborigen, Tamarama. Yo que soy de piscina comunitaria de metro y medio de profundidad con su socorrista y manguitos hasta los cinco años, estaba un poco aturdido viendo a todos esos niños surfeando sobre aguas bravas. Diría que los únicos mayores de edad que rondában por allí, éramos Roland y un servidor. Mientras yo cogía un balón de fútbol y bajaba a jugar a la plaza para volver con las rodillas ensangrentadas, estos salen corriendo de casa con su tabla y mono de neopreno a la playa como si nada. Malditos enanos surfistas australianos...
Poco después de conocer a Lucy en ese parque de Sídney me encontré con otra australiana fumadora que me volvió a atormentar con miles de preguntas y prejuicios sobre su hipotética vida.
Olivia que acaba de salir de otro de esos días de oficina que queman años de una vida que no llevan a ninguna parte, podría haber sido Lucy en un mundo paralelo, en un mundo en el que le hubiera tocado unos padres más liberales. Olivia estaba hasta el moño de hacerse el moño cada mañana y calzarse diez centímetros de tacón. Olivia estaba harta de ser tan profesional, de obligarse a separar tanto su vida laboral y personal. Olivia soñaba con ser mediterránea. El cigarrillo y el Bikram Yoga se habían convertido en sus mejores amigos para desatascarse y match.com para hacer un CCC (cine, cena, cama) de vez en cuando.
Algún día en la inauguración de una exposición, un publicista presentará a Lucy y Olivia. Quedarán el jueves tarde de la semana siguiente, cuando Olivia salga del trabajo. Tras tres cafés y dos tés, se contarán todas sus angustias y tres años más tardes acabarán abriendo juntas una tienda de pastelitos rellenos de chocolate con un préstamo que tardarán doce años en devolver.
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