El libro de Delia, Memecracia, sobre los virales que nos gobiernan, lo tengo todavía pendiente, en lo más alto de la pila de lecturas. Anteayer, sin quererlo ni beberlo, acabamos siendo un poco parte de una de esas noticias que medios de comunicación de todo el mundo publican para sacarle media sonrisa a sus espectadores entre tanto drama cotidiano. Esas noticias que son caramelos para los niños, ese trocito de chocolate de después de comer.
Hace dos noches, a Mauro Pallota se le ocurrió hacer un grafiti sobre una pared naranja roma. El dibujo caracterizaba al Papa Francisco como un superman de los 80, tirando de su cartera llena de valores y una bufanda de su equipo de fútbol. El Vaticano había "aprobado" la obra con gusto horas antes a través de un tweet que en ese momento ya contaba con más de 1000 RTs. Y ya saben, cuando "arde Twitter", es que hay noticia.
A la mañana siguiente, casualmente pasábamos por allí y cuando nos acercarmos a verlo justo llegaban los fotógrafos de las grandes agencias internacionales a cubrir la noticia (AP, Reuters, AFP). Le pedí a Blanca que me sacara saltando, quedaría bien en Instagram. Siempre fui muy de saltar en las fotos, incluso alguien me dedicó un grupo en Flickr. Sabía que era justo lo que necesitaban los compañeros, un poco de reacción expresiva de la gente ante la pintura. Así que acabamos allí los dos de espontáneos modelos pegando saltitos ante esas cámaras que eran los ojos del mundo.
Horas más tarde empezamos a aparecer en las webs de decenas de periódicos como The USA Today, Clarín, The Huffintong Post, La Voz de Galicia, Reuters, The Indian Express, la televisión australiana... incluso una mini entrevista en los informativos de Polonia de ese mediodía.
Gracias a David Rodríguez por enviarme la imagen de este periódico de Melbourne, Australia
Vivimos en un mundo en el que las noticias vuelan más que nunca. Millones de medios se contagian de un mismo foco, mutan el virus, y amplifican la señal, o el ruido, para el resto de la humanidad. En este caso era una cosa bastante inocua. Pero quizás hagan falta también más ideas de cómo ralentizarla las noticias, de contextualizarlas mejor, de ponerlas en cuarentena, de tener menos impactos y más reflexión.
Si tenías intención de hacerte la foto con superpapa la próxima vez que vinieras a Roma, me temo que el ayuntamiento ya borró ayer el grafiti. Parece que estos romanos no tienen tanta visión como nuestros paisanos de Borja.