A un 'clic' de la cosmética

Lacas de uñas de & other stories.

La conexión a Internet cambió la industria cosmética. O al menos su sistema de distribución. Atrás quedaron los años en los que pedíamos a nuestros familiares y amigos que nos trajeran tal o cual producto (ya sea una crema de Victoria's Secret o un bálsamo labial de Boots) cada vez que viajaban al extranjero. Atrás quedaron las maletas repletas de encargos que ponían a prueba nuestros bíceps. Hoy en día, casi cualquier producto que se nos venga a la mente (se distribuya en España o no) puede ser nuestro por obra y arte del doble clic. El comercio electrónico (sector cosmético incluído) sigue en auge.

La red está repleta de proyectos interesantes (desde la pequeña tienda con marcas nicho al gran almacén del maquillaje, pasando por la fabricante de jabones caseros) y cada vez más grandes empresas se aventuran en la red de redes. Desde la semana pasada, Net-a-porter y H&M están en ese grupo.

Retrato olfativo de Dries Van Noten

Dries Van Noten (izquierda) posa con Frédéric Malle (derecha) por el lanzamiento del perfume.

No es lo mismo lanzar un perfume que inspirar uno. De hecho, mientras Marc Jacobs, Paco Rabanne o Jean Paul Gaultier (por poner solo tres de los millones de ejemplos posibles) presentan sus propias fragancias -destinadas principalmente a mantener la cuenta de resultados en el lado positivo de la balanza- otros diseñadores se convierten en musas para grandes genios de la perfumería que pasan más desapercibidos para el público en general.

Es el caso del belga Dries Van Noten (Amberes, 1958), que ha resultado ser el primer homenajeado de la nueva línea de fragancias que Frédéric Malle (París, 1962) anunció en 2010 coincidiendo con el décimo aniversario de su propia firma de perfumes. La idea se llama XXX by Frédéric Malle y trata de "traducir el mundo de la gente y marcas que admiro en fragancias", según cuenta el propio Malle. Lo admira, pero desde una distancia corta: se conocen desde hace tiempo y ambos hablan maravillas del trabajo del otro. Van Noten fue el primer distribuidor de perfumes de Malle (fuera del propio taller de Malle), lo hizo en 2002 y logró duplicar las ventas.

¿A qué huelen todos los perfumes?

Lernert&Sander con el proyecto Everything.

La conocida tienda parisiense Colette está exponiendo, hasta este sábado día 9, Everything, el último proyecto de los holandeses Lernert Engelberts (1977) y Sander Plug (1969). La pareja de artistas recopiló en 2012 casi 1.400 muestras gratuitas de perfumes lanzados ese mismo año (aquí el listado de las que usaron). Las mezclaron todas para dar pie a una nueva fragancia, de más de un litro, que representase un gran aroma.

Everything - Making Of from Wrong on Vimeo.

 ¿Cómo surgió el proyecto? Ellos mismos lo cuentan: "Cuando viajamos, siempre vamos a las perfumerías de los Duty Free de los aeropuertos pero, es curioso, siempre salimos sin comprar nada. O somos muy tímidos o nos abruma la cantidad de fragancias que hay. Nos bloquea", cuentan. A partir de ahí, tocaba investigar un poco más sobre una industria que mueve millones: "Hicimos un pequeño estudio sobre el tema y descubrimos que se lanza la asombrosa cantidad de 1.400 nuevos aromas al año, así que la idea salió pronto: juntarlas todas y reivindincar nuestra propia creación".

Aristócratas de la industria

Captura del documental The Powder & the glory, sobre Elizabeth Arden (izqda.) y Helena Rubinstein (dcha.), en PBS.

El pasado domingo, publiqué en El País Semanal un breve resumen de la biografía de Elizabeth Arden (nacida Florence Nightintale Graham en un año por determinar entre 1878 y 1886). Resulta curioso que una de las grandes damas americanas de la cosmética de la primera mitad del siglo XX fuera, en realidad, canadiense. No menos anecdótico es el hecho de que su principal rival en el país de las oportunidades, Helena Rubinstein, fuese francesa.

De ambas emperatrices de la industria se dice que nunca llegaron a saludarse en persona, a pesar de que tuvieron millones de oportunidades: frecuentaban los mismos círculos, iban a los mismos eventos, tenían las tiendas en la misma zona de Nueva York y, en algún determinado momento de sus trayectorias, incluso se robaron empleados y fórmulas.

Al parecer en el primer viaje de Arden a París en 1914, recaló en el salón de Helena Rubinstein (antes de que esta emigrara a Estados Unidos en 1915 por la llegada de la Gran Guerra) e hizo acopio de las fórmulas de sus cremas ("Con su packaging y mis productos, hubiéramos podido conquistar el mundo", diría años después Rubinstein de Arden).