Olivia Soaps. Una aventura nostálgica de las pastillas de jabón

Marilyn Monroe en el baño (Foto: Cordon Press).

Se dice que los antiguos babilonios (estamos hablando de 2.800 años antes de Cristo) fueron los primeros en desarrollar jabón, mezclando grasas y cenizas.Los egipcios (1.500 A.C.) combinaban aceites animales y vegetales con sales alcalinas para producir una sustancia jabonosa (por mucho que Cleopatra, 1.400 años después, prefiriera la leche de burra). Plinio el Viejo escribió que los fenicios (600 A.C.) lo producían con sebo de cabra y cenizas de madera. Y en el imperio romano, aunque no fueran muy aficionados a los baños, disponían de pastillas para lavarse.

Valga esta breve lección de historia para demostrar que la pastilla de jabón no es, en ningún caso, un producto de última generación. Muy al contrario, apela a lo más tradicional y artesano de la cosmética. Su función primigenia, al igual que algunos de sus ingredientes, ha permanecido inalterable por los siglos de los siglos.

Algunos (grandes) fiascos de la tecnología oriental

Al César oriental lo que es del César oriental: Corea puso las BB Creams en el mapa, el grupo Shiseido (uno de los más grandes de la industria) es japonés... Por mucho que el lejano oriente haya exportado lo mejor de su cosmética armónica y equilibrada [insertar 'oommmmmm' aquí], no es oro todo lo que reluce. Diferentes gadgets, a la venta en sus tiendas, confirman que, en casa del herrero tokiota también comen con cuchillos de palo. Deléitense con estos siete (imperdibles) ejemplos. ¿Alguien da más?

Levanta la nariz, Pinocho (abajo). "Tres minutos al día" para notar la diferencia, aseguran en Japan Trend Shop. Al menos, al constatar que no funciona, todavía puede tener una segunda vida como nariz de cerdito para un disfraz de carnaval.

Chupetes a cualquier edad. ¿Preocupada por sus arrugas faciales? Lo debe estar, y mucho, si decide comprar el Pupeko (y, sobre todo, dejarse fotografiar con él, como esta amable señora que explica su funcionamiento) para eliminarlas. Juventud, divino (y digno) tesoro.

¿Quién fabrica tu perfume?

¿Sabías que los perfumes de Yves Saint Laurent y los de Giorgio Armani los fabrica el mismo grupo?, ¿Qué pueden tener en común David Bustamante y Valentino?, ¿En qué se parecen MAC Cosmetics y Clinique? Cada una de estas parejas tienen algo muy importante en común: forman parte de la misma compañía madre. He aquí el quién es quién (al menos hasta el próximo baile de marcas) de los gigantes de la industria cosmética:

El grupo estadounidense Procter&Gamble lidera el sector de cuidado personal y se posiciona como la trigésimoquinta compañía más grande del mundo (según la revista Forbes). A pesar de que su fuerte proviene de marcas de limpieza (Fairy, Ariel, Ambipur o Don Limpio), desde hace unos años se trata de posicionar en el cuidado personal con firmas como Oral B, H&S, Herbal Essences, Pantene Pro-V, Aussie, Braun, Max Factor, Olay, Gillette o Wella Professionals. En la categoría Prestige, tienen licencias para desarrollar y distribuir los perfumes de Dolce & Gabbana, Hugo Boss, Lacoste, Gucci, Escada o Rochas. En España (uno de sus 10 mercados más potentes) se introdujeron en 1968, con el detergente Ariel Alta Espuma. Nada mal para una pareja de estadounidenses que fabricaban velas y jabones y decidieron unir sinergias en 1837.

Las cremas que trajo Internet

La potion infinie, de Argentum (en Laconicum).

El comercio electrónico cambió el sistema de distribución de la cosmética. Esto ya lo hemos hablado. Y, aunque también se mencionó la entrada de dos grandes superpotencias (& Other stories y la  Net-a-porter) en este goloso circuito, no he dedicado ni un minuto a enumerar los pequeños e interesantes negocios que han surgido en España y que, en algunos casos, se han convertido en la única pasarela de entrada de algunas (muy buenas) marcas. Hoy presentamos cinco de estas iniciativas: