Plan B

Sobre el blog

¿Existe la barra de labios perfecta? ¿Hay algún tratamiento realmente efectivo contra la calvicie? ¿Cuál es la crema antiedad definitiva? En pleno siglo XXI la industria de la belleza sigue desvelándose como un enigma que hay que ir descubriendo poco a poco. Y sí, siempre ofrece más preguntas que respuestas.

Sobre la autora

Paloma Abad (Madrid, 1982) es periodista especializada en belleza y colaboradora de El País Semanal. Su auténtica obsesión es encontrar el labial rojo perfecto.

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Tío, apestas

Por: | 30 de enero de 2014

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Parece mentira que, tantos años después de demonizar la aromática de Varon Dandy (aquella fragancia a granel que usaban nuestros abuelos), tenga que venir Old Spice a contarnos que la juventud masculina vuelve a las andadas: se ponen demasiado perfume, aunque ahora en forma de sprays con olor. ¿No hemos aprendido nada en estas décadas de evolución humana?

No lo dice quien escribe, sino la propia firma cosmética, que encargó una encuesta a más de 2.000 jóvenes (de entre 13 y 25 años) y 1.000 madres de adolescentes. Los resultados que arroja son reveladores: 3 de cada 4 chicos (y el 83% de las chicas) admiten que este tema es algo de lo que hay que hablar, así como el 72% de las progenitoras (aunque solo un 26% de las mismas entona el mea culpa de sus retoños) y hasta un 70% de esos perfumados jóvenes se excusan diciendo que jamás les han enseñado a aplicarse esprays corporales y tienen miedo a que el buen olor los abandone.

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Charlie Le Mindu: a la cabeza de la alta costura

Por: | 26 de enero de 2014

Arriba, Charlie Le Mindu presentó su colección de invierno de 2012 homenajeando el 'Beauty School dropout' de Frenchie en Grease.

La moda siempre va tres pasos por delante de la belleza. Usted puede saber quien es Nicola Formichetti o Gareth Pugh, pero probablemente el nombre de Charlie Le Mindu le suene a chino. Los dos primeros hacen estilismos y prendas. El último cortes de pelo y pelucas. Los tres han colaborado con Lady Gaga (ella llevó, por ejemplo, su colección Burka de 2012, como un gran sombrero a juego con un vestido de pelo) o los vídeos posmodernos de Showstudio (aquí su proyecto Head Dressing) y, sin embargo, son los más cercanos a la moda los que resuenan en la memoria colectiva. Por mucho que conozcamos los continuos cambios de melena de Lady Gaga, la mayoría no sabríamos a quién atribuírselos.

Si el término Alta Costura se pudiese traducir a la peluquería o el estilismo capilar (hay quien le llama alta peluquería) no duden ni por un momento en que las extraordinarias piezas de Le Mindu encajarían en esa etiqueta. Desde el cardado de la niña ostra a los labios superiores con tres gafas. No siempre fue así. Este veinteañero francés, que lleva trabajando desde los trece, comenzó lavando cabezas septuagenarias en una peluquería de barrio en Burdeos. Su vida cambió cuando se fue a París a la escuela de peluquería. Acabó por convertirse en 'peluquero residente' en algunos clubs de Berlín (donde hacía cortes 'en directo') y luego se mudó a Londres para abrir su propio salón y trabajar en producciones de moda y belleza (es colaborador habitual de varias ediciones de Vogue y Elle). De allí al estrellato posmoderno. "No tengo moral", asegura hoy en día.

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La cosmética de las estrellas

Por: | 10 de enero de 2014

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En un mercado atestado de referencias, el sello público de un famoso puede hacer que un producto pase de ser un total desconocido al más vendido de la perfumería. Usted seguramente tiene grabado a fuego que Marilyn se ponía unas gotas de Chanel nº5 para dormir, pero nunca ha oido hablar de las cremas de Erno Laszlo que probablemente también se aplicaba antes de ir a la cama.

Tanto las firmas como las celebrities pasaron hace años de la recomendación esporádica de un producto a la firma de contratos millonarios para publicitarlo. A las pruebas me remito: Demi Moore, Julia Roberts, Rihanna, Taylor Swift, Katie Holmes o Kate Winslet prestan su imagen a infinitos perfumes y líneas de maquillaje. Estas rutilantes estrellas sumaron con el negocio una punta más a su fulgor y algunos millones a su cuenta corriente. En algunos casos, brillaron tanto que se olvidaron de que estaban al servicio de una multinacional y podían ser fulminantemente despedidas, como le ocurrió a Sharon Stone con Dior tras unas desafortunadas declaraciones sobre el pueblo chino.

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