Foto: Cordon Press.
Puede que lo primero que piense es en hacerse una limonada. De hecho, si el limonero es grande, hasta yo me sumo al refresco. Pero así, de primeras, resulta interesante aprovechar la vitamina C y el ácido cítrico, combinándolo con otros ingredientes de su alacena para realzar su, ejem, belleza natural.
Imagínese un poquito de limón con unas gotitas de agua de coco. ¿Para qué sirve? Pues para iluminar el rostro e hidratarlo al mismo tiempo (prueben a hacerlo igual pero sobre el cabello, unas cuantas aplicaciones después notarán la melena un tanto más clara). Eso sí, practique estas hazañas estéticas por la noche. El limón sobre la piel (con el pelo no pasa nada) al contacto con el sol fomenta la aparición de manchas. Si en cualquier caso se obceca con hacerlo a plena luz del día... use protección solar.
Y si su rostro es proclive al acné, confíe en las propiedades antibacterianas del cítrico. Una vez más, aplique su zumo sobre el rostro para reducir y mantener a raya cualquier tipo de granito. Es más, hay quien le añade aceite esencial de árbol de té (fácil de encontrar en sitios como The body shop) y, con discos desmaquillantes, usa la mezcla para desmaquillarse a diario. Además, esta operación reduce la aparición del sebo.
La combinación de limón, miel y aceite de almendras es ya un clásico de las mascarillas caseras antiedad. No se sabe si quitan años, pero es cierto que hidratan una barbaridad. Aún así, el territorio mascarilla es un pontificado tan extenso que requiere prácticamente un blog para sí mismo.
Mezclando un poquito de zumo con bicarbonato de sodio y enjuagándose la boca... podrá conseguir una sonrisa profidén que ni Sarah Michelle Gellar con sus carillas más inmaculadas. Pequeños gestos, grandes resultados. Cepíllese la dentadura a continuación para notar la visible diferencia.
Entre sus múltiples beneficios también hay que incluir la capacidad de exfoliación. Ya sea con un poco de sal o azúcar (dependiendo de si su piel es seca o grasa) si lo que busca es el clásico frotar para arrastrar las células muertas. En el caso de los labios (una zona más sensible) puede aplicar unas gotas de zumo antes de irse a dormir y limpiar el rostro a la mañana siguiente con idénticos resultados y sin necesidad de rascar y provocar arañazos.
Lo dicho... si la vida le da limones, ¿qué haría usted?