Arriba, una sombra rosa recién salida de la impresora Mink.
El tocador de la Señorita Pepis en su escritorio y a tan solo un clic. Un sueño de muchas adolescentes a punto de hacerse realidad por obra y gracia de Grace Choi. Estadounidense. Autoproclamada 'inventora en serie' y ex-alumna de la Business School de Harvard. Ahí es nada.
Mink se vislumbra como la primera impresora cosmética de la historia. Que no es poco. Por ahora está en fase de prototipo, pero su inventora busca socios tecnológicos para producirla en serie por un precio aproximado de 260 euros. Aunque la máquina tiene capacidad para imprimir labiales, sombras de ojos e incluso bases de maquillaje, todavía no se ha decidido si todas las opciones vendrán de serie o habrá que adquirir, aparte, chips específicos.
Choi defiende la viabilidad su invención explicando que los pigmentos y bases con las que se crearán los productos serán muy baratos (vendrán directamente del proveedor), por lo que el resultado final costará muchísimo menos que si se comprara en una tienda convencional, y la variedad cromática sería prácticamente infinita. Por un precio muy bajo la consumidora podrá experimentar una y mil veces con los tonos que quiera. Prácticamente, como si tuviera un Sephora instalado en su ordenador.
También insiste en que la máquina prácticamente no necesita marketing... Para darlo a conocer se servirá de blogueras famosas, como Michelle Phan (con más de seis millones de almas suscritas a su cuenta de YouTube). Aunque quizá no lo necesite, habida cuenta que medios como la revista Time ya se han encargado de explicar las bondades del aparato, dándolo a conocer a medio globo terráqueo.
Con este invento, presentado en TechCrunch Disrupt, Choi busca uniformizar los precios de maquillaje (¿dinamitar el mercado selectivo?) y, sobre todo, ofrecer una variedad cromática anteriormente impensable ("Cuando iba a las perfumerías y no encontraba bases de maquillaje para pieles asiáticas, me sentía un poco rara. Como que no encajaba", explica en una entrevista con Colleen Taylor días después).
A falta de saber si los Ministerios de Sanidad de medio mundo aprueban la existencia de este DIY color-cosmético, la FDA estadounidense ya ha validado la tinta con la que se desarrolla el maquillaje, dando vía libre a posibles inversores. El plazo para reservar Mink (o pedir ser informado cuando se fabrique) está ya abierto en GraceMink.
¿Conseguirá esta impresora hacerse con una porción de la tarta del mercado cosmético? Probablemente. ¿Dañará a los grandes conglomerados dedicados al maquillaje? Seguramente no. Igual que las máquinas de coser caseras no hicieron añicos a la industria textil, la irrupción de una impresora de sombras de ojos puede convivir en paz y armonía con los productos de perfumería. En cualquier caso, la primera pregunta que hay que hacerse... ¿invertirían 260 euros en una impresora de maquillaje?
Hay 3 Comentarios
Aunque resulta interesante el poder personalizar los colores del maquillaje, sinceramente no se hasta que punto es viable este tipo de aplicación de las impresoras 3d y las garantías que pueda tener.
Publicado por: Patricia Ariza | 18/05/2014 23:32:45
Aunque resulta interesante el poder personalizar los colores del maquillaje, sinceramente no se hasta punto es viable este tipo de aplicación de las impresoras 3d y las garantías que pueda tener.
Publicado por: Patricia Ariza | 18/05/2014 23:26:01
las impresoras 3d van a revolucionar el mundo en la próxima década, ya lo veréis...
Publicado por: xiaomi mipad | 16/05/2014 15:24:20