Tina Turner y Janis Joplin. Nueva York, 1969.
Creía yo que Janis Joplin estaba más o menos en el olvido. Y resulta que no, que en la Red aparecen infinidad de seguidoras (pertenecen en general al sexo femenino, advierto). Abundan, por ejemplo, las que imitan su famoso desnudo, obra del fotógrafo Bob Seidemann.
Puede ser que yo tuviera mala suerte: en los setenta y los ochenta me encontré con demasiadas fans de Janis, todas pertenecientes a la variedad melodramatica. Veneraban a la Janis sufridora, a la que consideraban una mártir del machismo del rock. Construían pequeños altares a la difunta, recitaban poemas entre suspiros, no tenían mayor interés por las vocalistas negras que educaron a Janis. Si contabas que la Joplin pagó la lápida para Bessie Smith, que yacía sin placa en un cementerio de Pennsylvania, no parecían impresionadas y, desde luego, tampoco interesadas por escuchar a la Emperatriz del Blues.
SAN FRANCISCO ECHABA CHISPAS
La suya, la victimista, era una lectura posible pero me temo que reduccionista. Han salido recientemente dos discos que permiten resituar a Janis. El primero la presenta dentro de Big Brother and the Holding Company y se llama Live at the Carousel Ballroom 1968. Se trata de una de las mitificadas cintas de Owsley Stanley, alías Oso, el muy legendario fabricante del mejor LSD, que también dedicó muchas energías a construir el perfecto equipo de amplificación para The Grateful Dead.
Oso grababa los conciertos de los Muertos Agradecidos y, de paso, sus compañeros de cartel. Sus teorías sobre el sonido, puestas en práctica en el presente disco, fascinarán a los audiófilos, aunque les obligue a juntar los bafles (más que estereofónicas, sus grabaciones aspiraban a la tridimensionalidad). Pero lo que aquí y ahora interesa es la música que hacía Janis con aquellos instrumentistas hirsutos.
El tópico pretende que Big Brother era una banda torpe, que no se merecía a Janis. Al menos, eso repetía Albert Grossman, el manager vampírico que calculaba que una Joplin en solitario sería infinitamente más vendible (coincidía con la discográfica, desde luego). Pero suponía no comprender los valores del rock de San Francisco: gomoso, palpitante, guitarrero (sin el colchón de los teclados) y, por lo tanto, difícil de tratar en el estudio.
Lo que presenta Live at the Carousel Ballroom 1968 es una banda desmelenada en plena erupción, con elocuentes fraseos de James Gurley y una Janis que se castiga la garganta. Un retrato de un tiempo libérrimo, donde los mansos hippies convivían con los bárbaros Ángeles del Infierno: el concierto se interrumpe con un aviso a los moteros de que la policía quiere llevarse sus máquinas, aparcadas en el exterior.
"PERLA", PARA LOS AMIGOS
Ya saben lo que ocurrió ese mismo año. Janis rompió con su grupo y aceptó convertirse en una soulwoman, con sección de metal, todo con músicos mercenarios. La profundidad de su error se manifestó a finales de 1968, cuando se presentó como invitada en el concierto de Navidad del sello Stax, en Memphis, ante un público mayormente negro que no entendió aquella suplantación: para ellos, era una hippy histérica y desaforada.
El despiste se enmendó en 1970, cuando se puso al frente de una formación más compacta y modesta, la Full Tilt Boogie Band. Con ese quinteto grabaría lo que sería su disco postumo, Pearl. Ahora se publica un doble, The Pearl sessions, que contiene un CD casi inédito en su totalidad, incluyendo la maqueta –con guitarra de palo- del Me and Bobby McGee. El asunto es que Janis grababa al viejo estilo, cantando con su banda tocando detrás. Y cada toma ofrece una nueva visión de material que ya conocíamos. Aquí se hace evidente su creatividad, su entusiasmo por buscar nuevos ángulos.
Las interpretaciones, a veces con partes improvisadas, junto con la cháchara de estudio allí incluida, retratan a una Janis nada trágica. Se burla de su último novio, David Niehaus, que ha decidido viajar en plan mochilero al Nepal. Y maneja el entusiasmo del productor, Paul A. Rothchild, que en las notas confiesa estar entonces enamorado de la vocalista; comparado con su antiguo trabajo al lado de los Doors, aquello iba maravillosamente.
UN PUDOR FATAL
Tanto que Janis decidió celebrarlo. El disco ya estaba casi completado cuando se inyectó heroína en su hotel. Lo había dejado y tal vez no estaba acostumbrado a la alta pureza del caballo que llegaba de contrabando en el puente aéreo -y naval- del Ejercito estadounidense que unía California y Vietnam. No quería revelar esa debilidad: se hallaba sola en su habitación, sin la precaución de hacerse acompañar por alguien con suficiente experiencia para enfrentarse con una sobredosis.
Un error, un desliz fatal. Pero no había nada predestinado, ningún “deseo de muerte”. El librito incluye unas fotos de Janis en el Carnaval de Rio de Janeiro. Luce feliz, un estado quizá no ajeno a la sensación de saberse en la buena senda musical. No hubiera querido ser recordada como una un ejemplo moral, una sacrificada a no se sabe muy bien qué Dios terrible.
Hay 12 Comentarios
No me extraña que Manrique se centre en los cotilleos. Cuando hace alguna entrada musicológica, como las de los gaiteros de Jajouka o la de Commander Cody, apenas hay comentarios. Está claro lo que quiere el lector medio.
Publicado por: balafón | 20/05/2012 16:37:17
Es muy simple, Wray, Manrique nunca habla de musica, sino de los cotilleos que rodean a la musica. Historias de fanaticos, y poco más.
Lo pillas?
Publicado por: No way,wray | 20/05/2012 2:51:04
saludos diego, y enhorabuena por esta etapa bloguera!
no es que el grupo del que te voy a hablar tenga mucho que ver con janis (que mira que me encanta), pero no sabía cómo hacerte llegar esta propuesta.
me he venido a vivir a perú desde españa y me tropecé hace unas semanas con una deliciosa propuesta de pop naïf: se llaman Alejandro y María Laura, son peruanos, y tienen ya su primer disco, 'paracaídas', producido por matías cella, productor de drexler. se puede escuchar (subido por ellos) en souncloud: http://soundcloud.com/alejandroymarialaura
maravillosas 'mundo azul' y 'quiero estar sola'.
en su web se puede leer sobre el disco y ver algún clip tan naïf como sus canciones: http://www.alejandroymarialaura.com/
palabra que no soy ni de su discográfica, ni su primo, ni su abuela, claro.
ahí queda la propuesta, por si te apetece escucharla, diego, y por si le apetece curiosearla a tus seguidores.
un abrazo y ánimo bloguero!
raúl
Publicado por: raul | 08/05/2012 17:36:44
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Publicado por: designer handbags | 08/05/2012 11:51:02
Es muy recomendable Nine Hundred Nights, un documental en donde se cuenta la etapa de Janis con la Big Brohter and the Holding Company.
Publicado por: Phibes | 08/05/2012 10:13:06
A lo mejor Manrique no sabe nada de música, pero creo que eso ya nos da igual. Nos encanta leerle, como si hablara de la pesca del cangrejo.
Publicado por: Cenutrio | 08/05/2012 0:04:34
A ver, Juan. Explícanos poe qué Manrique no sabe nada.No te limites a tirar la piedra, por favor, cuéntanos todas esas cosas que tú sí sabes y él no.Estamos esperando ansiosos que nos ilumines.
Publicado por: Wray | 07/05/2012 22:18:37
Manrique. la gente todavia no se ha dado cuenta que tú no sabes absolutamente nada de música. Nada de nada! Como puede ocurrir eso? Como haces para tener engañados a todos? Escuhen por ustedes mismos lacayos del lacayo!
Publicado por: Juan | 07/05/2012 21:16:48
sos un machista, gallego
Publicado por: Violeta | 07/05/2012 19:21:43
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Publicado por: aqqa104 | 07/05/2012 16:09:47
Hay todavía "jovencitas" que descubren la música de Janis y se creen que sigue viva, que en breve hará una girilla. He visto a unas cuantas que cantaban en grupos, imitaban su estilo con fortuna asaz irregular y, Manrique tiene razón, el victimismo, la dimensión trágica constituyen un acercamiento a la infortunada cantante mayor que su dimensión deshinibida y cachonda: vamos; que todas prefieren llorar(se) con "Little girl blue" antes que disfrutar de sus temas más trepidantes. Los barroquismos de Janis no siempre le salían bien. En algunas versiones, como el "To love somebody" de los "pichis", prefiero otras interpretaciones menos melodramáticas y más sobrias. Lo mismo digo del "Dear landlord" de Dylan, me gusta más la frugalidad del original en el JWH. Sugerir a las "janissettes" que hayan agotado todo el material disponible de su idolatrada "destroyer" que se pasen a Maggie Bell (con o sin Stone the Crows): Podrán seguir idolatrando a otra poderosa cantante bleusy y... blanca (otra cosa es que consigan llegarle, a la una como a la otra, a la suela del zapato).
Publicado por: Pepinus | 07/05/2012 15:23:11
¿qué pasa, Manrique, te estás autocensurando? Pones la foto de Big Brother en pelotas pero no cuentas que Janis insistió en follar con el mandamás de CBS para ratificar el contrato que habían firmado.
Publicado por: Con un par | 07/05/2012 13:50:12