Una pausa en el autobús de gira de Willie.
Willie Nelson tiene claras sus últimas voluntades. En su disco más reciente, Heroes (Sony Music), incluye el exuberante tema Roll me up, donde anuncia que desea que los amigos se hagan "cigarritos" con sus restos incinerados y se los fumen en ambiente de fiesta. En el coro, se comprometen a cumplirlo desde Kris Kristofferson al rapero Snoop Dogg. Estamos hablando, señoras y señores, del porrero más famoso de Estados Unidos. Cuando fallezca, seguro que hasta los medios más serios recuerdan que Willie alardeó de haber fumado hierba en la Casa Blanca, allá por 1977. Aunque, quince años antes, también lo había hecho un inquilino del famoso edificio: John F. Kennedy.
Lo de Willie se cuenta en abundantes libros, incluyendo la autobiografía que "escribió" en 1988 con Bud Shrake, I didn’t come here and I ain’t leaving (misma frase que se repite en la citada Roll me up). Como buena parte del entonces pujante rock sureño, Nelson apoyó con conciertos la campaña presidencial de Jimmy Carter. Cuando el ex gobernador de Georgia se instaló en Washington, Willie fue invitado a tocar y a pasar la noche. En compañía de un miembro nunca identificado del equipo de Carter, se fumó un "torpedo de Austin" mientras le explicaban las vistas:
“Supongo que la terraza de la Casa Blanca es el lugar más seguro para fumar marihuana. No nos vigilaba nadie del Servicio Secreto o, si lo hacían, era para evitarnos problemas en vez de meternos en líos.”
Leal a su amigo Carter, Willie insiste que ni el presidente ni su esposa se enteraron entonces de su travesura. Habría que recordarle que, vaya, no fue para tanto. Otro presidente aún más legendario, John F. Kennedy, fumó allí la hierba de la risa, durante alguno de sus abundantes encuentros sexuales con una de sus amantes, Mary Pinchot Meyer. Ocurría cuando la Primera Dama, Jacqueline Bouvier, no estaba en la Casa Blanca.
Tampoco debió costarle mucho a Mary el convencer a JFK, un reconocido hedonista. Y, seguramente, el más drogota de los recientes presidentes estadounidenses. Hablamos de "drogas" en su sentido farmaceútico. Kennedy tenía a su servicio a un doctor, Max Jacobson, que se ocupaba de su bienestar. ¿Qué el presidente se excedió en la bebida? El Dr. Jacobson tenía justo el remedio contra la resaca. Una de sus especialidades era el "zumo de la alegría", una inyección que proporcionaba energía y seguridad al presidente. Tomen nota: era un cóctel de metanfetaminas, procaína, calcio, esteroides y placenta de mono.
Hay muchas teorías conspirativas alrededor de Mary Pinchot, a la que Timothy Leary atribuía estar integrada en un comando femenino y pacifista, dispuesto a cambiar la mentalidad de los Amos del Universo mediante sexo y LSD. Por la naturaleza de sus encuentros, breves y clandestinos, raro sería que la pareja tuviera viajes lisérgicos. Lo cierto es que Mary murió en un extraño atraco, un año después del asesinato del propio John F. Kennedy. Lo detalla Ben Bradlee en su autobiografía, La vida de un periodista (El País/Aguilar, 1996). El celebrado director del Washington Post, aparte de amigo intimo del presidente Kennedy, estaba casado con la hermana de Mary. Pero le falló el olfato: no se enteró de aquella relación adúltera hasta que chocó –¡dos veces!- con James Jesus Angleton, un turbio agente de la CIA, mientras intentaba recuperar el diario de la difunta. Para su eterna vergüenza, dejó que Angleton se quedara con aquel librito lleno de anotaciones artísticas -Mary era pintora- e íntimas.
Allí había apuntado que se había visto con John F. Kennedy unas veinte o treinta veces entre 1962 y 1963. Al menos en una ocasión, fumaron tres porros. Y la mente se dispara: ¿habría cambiado algo si un presidente que no tenía miedo al cannabis se hubiera mantenido en la Casa Blanca durante la mayor parte de los años sesenta?. Me temo que, vista la hipocresía de los poderosos, no mucho: los Kennedy siempre funcionaron bajo la premisa de que determinadas leyes no era aplicables a los ricos y famosos.
Hay 3 Comentarios
¡Rectifico!, si Willie Nelson empezó a grabar en 1954 ya va para ¡60 años de carrera!, ¡'qué conste'! ¡'que coño'!
Publicado por: jose angel | 21/07/2012 0:00:36
A ver si aprendemos a escribir, el "Que" de "¿Qué el presidente se excedió en la bebida?" no lleva acento, por dios (y dios lo escribo en minúscula porque me da la gana, ¡qué conste!)
Publicado por: Dioni | 20/07/2012 17:20:33
¿Metanfetamina en los 60? Tan poco probable como la placenta de mono. Le daría sulfato o dextro, porque las metilenodioxis aparecieron en los 80.
Y lo mejor que se puede decir de Mary Jane y Willie es que no ha afectado a su capacidad como compositor e intérprete. Curioso cambio físico el de Nelson, de joven gordito trajeado a indio coleta y fumeta.... ¡en 50 años de carrera!
Publicado por: jose angel | 19/07/2012 13:13:56