Se llamaban Love pero todo era Odio

Por: | 09 de julio de 2012

Love cartel


Tal fue el título (aproximado) de una monografía sobre el grupo Love publicada clandestinamente por la revista musical Zig Zag a principios de los setenta. Se trataba de una edición en multicopista, con grapas: la única forma, pensaron, que aquello se pudiera difundir, considerando las leyes británicas contra el libelo. Lo que allí se contaba tampoco nos extrañaría tanto ahora: la abundancia de drogas duras (incluyendo la sobredosis fatal de un pipa), los dos instrumentistas que se dedicaban a atracar tiendas con una pistola de plástico, la habilidad del cabecilla –el gran Arthur Lee- para quedarse con la mayor parte del dinero. Piezas para un rompecabezas: ¿cómo semejante tropa pudo facturar ese disco esbelto, ese Himalaya de belleza llamado Forever changes?

  
Love foreverGrabado en ocho días sueltos del verano de 1967, el tercer elepé de Love refleja la cara sombría del sueño californiano. Cierto, estamos en el  Verano del Amor: “alguien me dijo/ sabes, podría enamorarme/ de casi cualquier persona” (Alone again or). Pero algún miembro de Love intuye la cercanía de la muerte, con referencias oscuras a Vietnam:  “Para cuando termine de cantar/ estarán sonando las campanas de la escuela de la guerra/ más confusiones, transfusiones de sangre/ las noticias de hoy serán las película de mañana/ y el agua se ha convertido en sangre/ si no lo crees, abre el grifo de tu bañera” (A house is not  a motel). 

Es la música lo que proporciona atemporalidad a Forever  changes. Lejos de la furia de discos anteriores, apenas conectado con sus experimentos de pop barroco, aquí mandan las guitarras acústicas (con arrebatados pellizcos eléctricos de Johnny Echols). Las canciones están envasadas con arreglos de cuerdas y metales. Lo más obvio es la trompeta de mariachi de Alone again or y nadie podrá discutir su pertinencia. Las melodías son sinuosas y están cantadas con confidencialidad: el  mensaje llega desde el borde del precipicio.

 


Se pueden encontrar documentales y libros sobre la enigmática historia de Love. Uno de ellos, el del baterista Michael Stuart-Ware, está incluso traducido al español: Entre bastidores. De viaje con el grupo Love (Metropolitan Ediciones, Madrid, 2008).  Son unas memorias dudosas: a pesar de la nube alucinógena, Michael recuerda con sospechosa nitidez aventuras de cuarenta años atrás, incluyendo los diálogos pertinentes. No pasa nada si confunde a Hal Blaine con Jim Gordon: lo que necesitamos es el ambiente.

Y nos encontramos ante el misterio de la creatividad. Arthur Lee es el macho alfa de la manada: mulato de Memphis, consigue aglutinar a su alrededor a un puñado de almas perdidas, cantos rodados que circulaban por el exuberante Los Ángeles de la segunda mitad de los sesenta. Les maneja sin problemas, integrando las joyas compuestas por Bryan McLean. Prodigiosa visión: en un momento, prueba a grabar lo que sería Forever changes con músicos de estudio y comprueba que lo que gana en eficiencia se pierde en frescura;  el disco se hará esencialmente con sus maltratados compañeros.

 

Dick Clark identifica a los miembros de Love tras su playback

Al mismo tiempo, Lee es el cabrón de la película. Está el dinero, naturalmente: tiene que alimentar su pasión por los coches deportivos. Y su estupidez profesional: prefiere tocar en antros californianos en vez  de acudir a festivales masivos donde tendría que compartir escenario  con otras bandas potentes. Se dejó comer el terreno por los Doors, la otra apuesta californiana del sello Elektra Records. Terminó en prisión (de 1995 a 2001, ninguna broma) debido a su amor por las armas  de fuego, más exactamente por disparar una pistola para intimidar a un vecino. Paranoico, ya lo había anticipado en Forever changes: “les están encerrando hoy/ y tiran la llave/ me pregunto a quién le tocará mañana/ a ti o a mi”. 

Lee logró la libertad a tiempo de explotar la reivindicación de Forever changes, de inmensa influencia en Europa: Arthur fue pionero en esa moda de tocar un disco entero, en su caso con el grupo Baby Lemonade. Tuve oportunidad de entrevistarle entonces y fue patético: comprobé que no, que todavía no había vuelto al Planeta Tierra.  Se instaló en su Memphis natal para morir, victima de la leucemia, en 2006. Sus socios, los pocos que siguen vivos, todavía hablan de Arthur en tonos reverentes. Les robó, sí, pero fue la única vez que conocieron la grandeza.

 

Hay 19 Comentarios

Un discazo increíble, irrepetible e indispensable... y ojo que aquí lo sortean: http://www.mastruenos.com/sorteo-consigue-vinilazo/

Para entender a Love, conviene conocer a fondo a The Byrds. Aquí tienen una buena biografía del grupo en castellano:
http://www.popthing.com/zona_pop/la_historia_de_los_byrds_parte_i.php

Veo que aquí (qbata) la libertad de expresión brilla por su ausencia y cuando los argumentos se acaban se descalifica hasta llegar a insultar.
Por lo visto, hay por aquí muchos que tienen un sillón en la real academia española, pero la educación que le dio su padre es barriobajera y grosera.
Puestos a coger faltas creo que se dice música y no "múasica" y hablara y no "habalara" o ¿Qué eres un tarta?.
En cuanto a talibán, con tus palabras te retrata tu mismo, no solamente con tu pensamiento único, sino también, porque tu fanatismo rabioso defendiendo al articulista, te (o es, ¿se te hace?) hace salir espuma por la boca.
Para que te enteres, el cambio de pareceres y de ideas es lo que enriquece el debate, pero eso para gente embrutecía y piñón fijo como tú, como que no.
Por último prefiero quedarme con la obra del autor ya sea músico, pintor o escritor, no me interesa para nada, que sean lesbianas, homosexuales o pederastas. El cotilleo lo dejo para las porteras y gentes como tú, muy cercanas a ellas.
Ya sabes, hay un sillón vacante en la RAE y otro en tu casa, enfrente de tu TV. Aligérate que va empezar la Belén Esteban, ese es tu sillón: el carroñeo. Y deja la buena música, no por unos días, sino para siempre.
Hasta nunca.

Fyty, además de un talibán aburrido eres un reprimido y corto de miras, además de iletrado. Creía que aún no quedaba nadie que dijera "Te se ha acabado". Fyty es "Se te ha acabado" y a la mayoría nos interesa todo, la vida y la múasica. Si se habalara sólo de la obra, todo sería reiterativo y aburrido. Mi concepto de "Forever change" cambia cada día como yo cambio y ya no lo valoro como hace 20 años, 10 o 30. Y ahora sigue sonando igual, pero tengo más entorno con el artículo de Diego, con lo que soy más rico y afortunado. Ala majo, a sestear, pero con un libro de gramática mejor y deja la música por unos días.

Qué bonito. Cómo jodéis al gurú de España.

Oye tú, muy Gángster of New York el vídeo,

Muy interesante y curioso, Manrique. Gracias

Ps; el regaliz en exceso es malo. Paloluz sobredosis

Gracias DAM, Jesus Ordovas en el "Rock acido de California" (lo perdí, donde conseguirlo?) escribió cosas tan bonitas de este LP que no pude menos que comprarmelo y me hice fan acerrimo no solo de Love, sino de los Airplane, Quicksilver Messanger Service, Moby Grape, Country Joe... que maravillosos, irrepetibles años '60!

Creo detecta con el mensaje de Amando al propio Manrique que me contesta a mi comentario, si es así, da la cara, y no te ampares en seudónimos.
Por cierto, gracias por lo de chaval, tu también lo eres y no te mosquees colega o es que ¿tú no pones también a parir a los músicos?.

Dios, que asco dan los mitómanos como fyty! Creen que los grandes discos son obra de la Inmaculada Concepción, no de seres humanos. Son como lectores de Super Pop que nunca han crecido. El rock no lo hacen ángeles, chaval.

este disco es una preciosidad. Imprescindible en su momento ( y ahora?). En su día ( cuantos días han pasado ya! Y que deprisa!) me resultó diferente y fresco. Tengo el L.P. Por ahi guardado, cerca bel vino blanco y el campan francés. No se si será lo mismo. Creo, sinceramente que no.

Manrique, ¿Te se ha acabado la cuerda?. Hace tiempo que parece que te has apuntado al carro de la comidilla y el amarillismos. Que si Joplin borracha y lesbiana que si Morrison tal, que si (en este caso) Lee cual. Una obra maestra como “Forever Changes” no se puede empañar removiendo las miserias de su autor.
Entérate de una vez, Manrique, a los buenos aficionados nos no interesa la vida enrevesada y oscura de los músicos. A los buenos aficionados, de los músicos, solo nos interesa SU OBRA.

¡Qué maravilla!

¡Qué maravilla!

Era, efectivamente, obsesión, pero sobre ciertos sonidos nuevos que cautivaban cual flautista de Hamelin. De resto, poca calidad a años vista en lo musical.

http://casaquerida.com/2012/07/08/rocosa-definicion-de-sacrificio/

ufff, hubo una época que estuve marcado por la obsesión. Me dio por los beatles, 6 meses que sólo escuchaba los beatles y leía libros de los beatles. Me ocurrió con el primer disco de los Stones Roses y también me pasó con Forever Changes. No sé si intentar volver a escucharlo una vez sólo. No, que me engancho de nuevo y no tengo edad...

Ocho días! Igual no eran tan colgaos como parecían

Forever Changes, uf, uno de mis albums favoritos en toda la historia de la música. Sin olvidar los 2 que le precedieron, que eran también fantásticos, y el que le siguió, Four Sail, muy bueno también. Pero es que Forever Changes es una verdadera obra maestra, una mezcla perfecta de pop, rock, folk y psicodelia oscura, un disco que hay que esuchar para poder creérselo.

¿Tienes el especial de Zig Zag sobre Love? Manrique, me quito el sombrero

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Sobre el blog

¡Tanta música, tan poco tiempo! Este blog quiere ofrecerte pistas, aclarar misterios, iluminar rincones oscuros, averiguar las claves de la pasión que nos mueve. Que es arte pero, atención, también negocio.

Sobre el autor

Diego A. Manrique

, en contra del tópico que persigue a los críticos, nunca quiso ser músico. En su salón hay un bonito piano pero está tapado por montañas de discos, libros, revistas. Sus amigos músicos se enfadan mucho.

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