El clip de En un Mercedes blanco
Cuando acabó el verano de 1992, España amaneció con una resaca mortal. Algunos de los fastos de aquel año –Olimpiadas, Expo- habían resultado triunfales pero, al hacer las cuentas, el país se descubrió en crisis: agotado y arruinado.
¿Arruinado? No en lo cultural. Ese año merece ser recordado también por la floración de una figura mayor. Hasta Échate un cantecito, Kiko Veneno era considerado un artista de culto, otra forma de decir es-bueno-y-no-se-come-un-rosco. José María López Sanfeliú podía haber participado en dos de las obras más revolucionarias de la Transición (Veneno, La leyenda del tiempo) y colaborado en la creación del personaje de Martirio pero, ah, no vendía bajo su nombre. Y en España, madrastra feroz, abundaban y abundan los artistas con problemas para llegar a fin de mes.
Pero el Kiko Veneno de 1992 ya no era el nómada hippy que había grabado
con sellos grandes y pequeños (CBS, Nuevos Medios, Twins) supuestamente con mínimos rendimientos comerciales. A
los 40 años recién cumplidos, había asimilado duras lecciones de arte y vida. No estaba reconocido; algunos incluso le culpabilizaban por haber encaminado a los hermanos Amador hacia la "música moderna".
Responsable de una familia, había conseguido un empleo alimentario en la
Diputación sevillana, nada glamouroso: se ocupaba de catalogar,
revisar, renovar las infraestructuras culturales. Humildemente, había
logrado la cuadratura del círculo: trabajo de base por las mañanas,
tardes reservadas para las canciones.
Las de Échate un cantecito se beneficiaban de sucesivas revelaciones.
Por ejemplo, vivir los Carnavales de Cádiz y comprobar que, a pesar
del barullo, se entendían perfectamente las letras. Comprender, además,
que ya había superado el rol de gurú de la contracultura sureña, "me junto con toda clase de delincuentes".En 1992, poseía
coplas de amplio espectro, capaces de pulsar las cuerdas emocionales del
gran público más sensible. El problema era cómo llegar a esa tropa, quizás desencantada de la movida y dudosa ante el naciente noise pop.
Había talento bruto y se curraba en equipo . Aparte de sus instrumentistas, desde 1989
Kiko tenía como sparring creativo a Santiago Auserón, que le hizo
entender la importancia del trabajo artesanal, el valor de la métrica y la
sonoridad, la necesidad de pulir las genialidades, el compromiso de desechar letras o músicas
hasta llegar al diamante de muchos quilates. Kiko ya lo intuía; ahora
sabía cómo llegar.
Kiko Veneno canta Joselito y recuerda la labor de Jo Dworniak
Auserón sirvió de puente hacia Jo Dworniak, el británico que ayudó a dar forma universal a los cantecitos. Unos días en Sevilla y, ya en Londres, un mes largo de producción. Ahora, con el rescate y reproducción del diario de la grabación en la versión ampliada de Échate un cantecito, somos testigos del proceso: no hubo milagros, el asunto consistió en "prueba, error y vuelta a insistir". En esas páginas amarillas, Kiko también dejó hueco a los testimonios de nativos y visitantes: músicos, familia, Auserón. Estaban haciendo Arte Grande mientras asimilaban la "London experience". Un documento iluminador, con un Kiko ilusionado y tenaz: el último día, horas antes de tomar el avión de vuelta, ante la consternación de los ingleses, estaba cantando por enésima vez Joselito, finalmente convencido de que "ese soy yo".
Échate un cantecito fue un disco de primavera que salió en otoño y que ayudó a superar los excesos del 92. Kiko retrató la ignorada España real y consiguió compartir sus visiones intimas. Nos deslumbró un filósofo callejero que se expresaba con puntería verbal, con genuino humanismo, con resonancia emocional. El arte sevillano de facturar canciones desde el underground alcanzaba madurez y universalidad.
Échate un cantecito rodó con impulso propio: era un álbum que revelaba su grandeza sin prisas, sin campañas de televisión ni apoyo de las radio-fórmulas. Ventas discretas pero continuadas. Su consagración ocurrió al año siguiente, con una prodigiosa gira por teatros, Kiko Veneno y Juan Perro vienen dando el cante (que algún día habrá que rescatar ¿no, Santi?). Aquella fue la celebración del reencuentro del talento y su audiencia natural, punto de partida para el derrame de una música genuinamente propia, un rock de madera noble, energizado por ritmos brasileños y aires cubanos, con África en el corazón. Y tan español, tan genial como el gazpacho.
La desfachatez de Kiko al traducir a Bob Dylan
* Esta entrada de Planeta Manrique corrige y aumenta un texto -escrito exclusivamente por y desde el cariño- para la edición 20 Aniversario de Échate un cantecito.
Hay 8 Comentarios
Chico Ocaña solo tiene el tema "Echo de menos" del cual se lleva el mismo porcentaje que Kiko, aparte de lo que se lleva la editorial, no se le consultó a Chico en cuanto el reparto y se siguió adelante,si éste no hubiera estado de acuerdo con lo que había podía haber reclamado en cualquier momento al servicio jurídico de la SGAE y nunca lo ha hecho, otro tema es que no se hablen, pero eso quizá entre en la intimidad de ambos.
Publicado por: Sanroqueño | 04/10/2012 0:26:42
Gracias Diego por el artículo que precisamente ilustra y desarrolla lo que apunté en mi comentario anterior, aunque me sugiere una reflexión. ¿no crees que tanto KiKo sin los Amador y Santiago Auserón sin Radio Futura se pierden un tanto en sus universos personales perdiendo frescura y conexión con el público?.
Publicado por: miguel | 02/10/2012 8:31:39
http://www.youtube.com/watch?v=TgkNpPKeJa4&feature=plcp
Publicado por: subliminal | 30/09/2012 1:59:48
Tengo una grabacion en cinta de cassete de Kiko Veneno+Juan Perro; un directo que emitió Radio 3 y es una genialidad con las guitarras de Raimundo. El Cantecito de Kiko y el primer disco de Juan Perro (grabado en los estudios Egrem) son dos joyas auténticas del mejor pop español. El siguiente disco de Kiko: "Esta muy bien eso del cariño", me parece una digna continuación. Incluso en el Punta Paloma hay grandes canciones luego en "la Familia Pollo" bajó mucho el nivel...al igual que los siguiente discos de Auserón. Los verdaderos hallazgos estan en "Raices al viento", los siguientes flojean sobre todo en las canciones, "Raices" es un obra total...
Publicado por: Miguel Cedrés | 29/09/2012 1:42:27
¿Qué lío, no? Desde hace años cuando voy a Kiko pongo No Pido Mucho y La Casa Cuartel (¡cómo bendigo a Quique González cuando la nombra) y ya me vale......
Y Ocaña lo que dice es que se lo pregunten a Kiko y, concretamente sobre el 'tú me estás queriendo a mi/ un 15% menos no me lo niegues' (Veneno, Está Muy Bien Eso Del Cariño, 1995) aunque dice que hay más. Pues eso, que alguien le pregunte a Kiko, porque me parece que aquí el anfitrión...........
Publicado por: jose angel | 28/09/2012 23:24:09
de la única canción que aparece en este disco, que es coautor Chico con Kiko, es de "Echo de Menos" que la compusieron para Martirio. En el Cantecito, Chico Ocaña no participo. Fue Santiago Auseron quien estuvo apoyando a Kiko como bien relata Diego Manrique en este articulo.
Publicado por: mrbombs | 28/09/2012 18:54:40
Sr manrique , un dia podría hablar de la relacion y posterior pelea entre kiko veneno y Chico ocaña (Martires del Compas) , que es coautor de algunas de estas canciones....Es imposible conseguir informacion del tema
Gracias
Publicado por: Andres | 28/09/2012 16:52:06
Quizá la mejor reedición de la historia de la música popular.Todo un puntazo lo del diario de la grabación del disco.
Grande Kiko
Publicado por: rafanet | 28/09/2012 14:07:33