Lo que necesitas saber si quieres vivir de la música

Por: | 14 de enero de 2013

BBC disco oro

Estas pasadas Navidades, la BBC 4 emitió un extraordinario documental:The richest songs in the world. Un valiente intento de determinar, para decirlo crudamente, dónde está el dinero serio en el negocio de las cancions y quién se lo lleva. Con el gratis total de Internet, los ingresos de los artistas -las famosas royalties- se han jibarizado. El encogimiento de las ventas también ha afectado a los autores de canciones, naturalmente, pero estos todavía conservan la llave para acceder a extraordinarias minas de oro

La evaporación del derecho de propiedad intelectual no ha beneficiado a las empresas con grandes chequeras...para su eterna consternación. Hablo de las productoras de cine y televisión, las agencias de publicidad y cualquier otra industria que utilice música con autor conocido. Una de las principales fuentes de ingresos para la canción más rica del mundo son -mira que tontería- las tarjetas de felicitación, que incluyen un chip que permite que, cuando se abren, suene el tema en cuestión.

Micro y $Los derechos editoriales, aparte de ser más fácilmente controlables, tienen mayor duración. Una grabación pasa al dominio público transcurridos 50 años de su publicación (en la UE, esa ventana de protección se acaba de ampliar veinte años más). Sin embargo, los derechos de autor se mantienen hasta 70 años después de la muerte del creador. 

Ah, sí. Las canciones que generan y han generado más beneficios, según la BBC. Conviene leer la lista con escepticismo: dado el secretismo que distingue a la industria musical, es muy posible que haya melodías que ganaron incluso más que estas diez. Por orden de riqueza:

1: 'Happy birthday to you', de Patty Hill y Mildred J. Hill

2: 'White Christmas', de Irving Berlin

3: 'You've lost that lovin' feelin', de Barry Mann, Cynthia Weil y Phil Spector

4: 'Yesterday', de John Lennon y Paul McCartney

5: 'Unchained melody', de Alex North y Hy Zaret

6. 'Stand by me', de Ben E. King, Jerry Leiber y Mike Stoller

7: 'Santa Claus is coming to town', de John Frederick Coots y Haven Gillespie

8. 'Every breath you take', de Sting

9: 'Pretty woman', de Roy Orbison y Bill Dees

10: 'The christmas song (merry christmas to you)', de Mel Tormé y Bob Wells.

Una advertencia: no crean ciegamente en los créditos de los discos. Sabemos que 'Yesterday' fue obra exclusiva de McCartney (en la grabación original, él es el único beatle presente). Por el contrario, 'Every breath you take' tiene un coautor no reconocido: Andy Summers argumentó que su guitarra construyó el éxito de The Police, una aportación que Sting reconoció cediéndole a posteriori un porcentaje.

  

Cuando vean una sarta de nombres debajo de una canción, pónganse en alerta. Cierto que abundan los fabricantes de hits que trabajan en comité pero, muchas veces, se amplia la autoría para pagar favores o chantajes. Tengo mis dudas de que Spector añadiera mucho a 'You've lost that lovin' feelin' cuando lo grababan los Righteous Brothers. Sin embargo, sí es legítimo que Ben E. King se lleve el 50 % de los monises generados por 'Stand by me' (aunque el tema tenga precedentes en el cancionero gospel). Los productores, Leiber y Stoller, hicieron lo correcto....¡y no siempre se hacía! Comenta King que, de no ser por 'Stand by me', ahora estaría conduciendo un taxi para pagar las facturas.

Repasando este Top Ten de canciones millonarias, las conclusiones son obvias. Las baladas duran eternamente (y más si las cantan los Righteous Brothers con producciones colosales). En el documental de la BBC, varios bustos parlantes establecen el corolario de que son las consumidoras femeninas las que inmortalizan una canción pero, uh, eso supone negar que también hay sentimentalismo masculino.

Más consejos profesionales. Tampoco es mala idea componer canciones navideñas: cada año, reviven automáticamente. Aunque el premio gordo se lo llevaría quién consiguiera crear algo capaz de reemplazar a 'Happy birthday to you'; los Beatles facturaron un vertiginoso 'Birthday' que, me temo, es rock ceñudo (y no puede competir con una melodía que se tararea sin problemas).

  

Para que una canción se mantenga viva (es decir, con el contador corriendo), lo mejor es el abrazo de Hollywood. La moderna industria del cine adora los títulos que previamente tienen resonancia universal. No hubo necesidad de traducir Pretty woman para su estreno en España. Sin embargo, en 1986, el Stand by me de Bob Reiner y Stephen King se transformó equivocadamente en Cuenta conmigo. La canción, reforzada por un anuncio de vaqueros, se convirtió nuevamente en una fabulosa máquina de imprimir dinero. Y la belleza del negocio es que, una vez lanzada la canción, literalmente no tienes que hacer nada, aparte de cobrar.

  

Cierto que no se pueden despreciar las artes de la negociación. Cuando Puff Daddy quiso despedir a su (asesinado) socio Notorious BIG, desarrolló el tema 'I'll be missing you' a partir del 'Every breath you take', de The Police. Sting aceptó la operación e incluso que permitió que apareciera Puff Daddy como coautor del parloteo del nuevo tema, pero exigió -y consiguió- que se le pagara el 100 % de los derechos editoriales. Lo que originalmente era una denuncia de los celos patológicos, se transformó en canción-de-despedida-para-cualquier-ocasión: Puff Daddy hasta cantó 'I'll be missing you' en un concierto en recuerdo de Lady Di. Y en cada ocasión, Sting recoge pasta (y pasa un porcentaje a Andy, como hemos contado).

  

Hay una anécdota, quizás apocrífa, que explica nítidamente la importancia de los derechos editoriales en el bisnes musical. A principios de los setenta, la canción 'American pie' adquirió dimensiones de fenómeno cultural: era una parábola sobre los primeros quince años de cultura rock, lo suficientemente misteriosa para que la censura franquista se ensañara con el disco, convencida de que ofendía a los principios de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana (lean Veneno en dosis camufladas, de Xavier Valiño, si quieren conocer la miserable historia completa).

El asunto es que un entrevistador preguntó al autor, Don McLean: “¿qué significa 'American pie'?”. El autor se puso estupendo: “significa que nunca más tendré que trabajar”. Ahí está lo que necesitas saber sobre el negocio de la música. Que los compositores nunca dejan de cobrar. Que un megaéxito es el mejor plan de pensiones. Pero, como recuerdan varios casos estudiados por la BBC, necesitarás batallones de abogados para protegerlo.

  

 

Hay 10 Comentarios

Muy buen articulo, Antonio Carlos Jobim fue uno de los tantos musicos jovenes que fueron estafados por los representantes, grabadoras y productoras. Por eso creo su propia productora Corcovado Music, cada vez que podia lo recordaba en reportajes o conciertos

Cierto, cierto, comentaba que no recuerdo la negativa a tocar "Chica de ayer" porque eso debió ocurrir antes de que yo entrara en el grupo. Según leo a Charly59, pasó, por ejemplo, en Zaragoza en el 83. Sin darle mayor importancia al asunto, sobre todo quería compartir la anécdota que comenté porque venía al hilo y me parecía graciosa. (Y siguiendo) De vez en cuando le decíamos: "Antonio, la versión pasodoble?", y contestaba: "Cabrones!!", descojonao de la risa. Diego, abrazo checo.

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Gracias por la puntualización, Arturo Soriano. La entrevista en la que me juraron que no iban a tocar "Chica de ayer·" debió ser en 1982-3, El testimonio de Charly59 confirma que el propósito se mantuvo,

Por cierto, acabo de leer el comentario de Arturo, y yo sí recuerdo que Nacha Pop se negara a tocar en directo "La Chica de Ayer". En concreto en la plaza de toros de Zaragoza el día que murió Eduardo Benavente, en accidente de coche dirigiéndose a actuar en el mismo concierto, junto con otros grupos de la movida como Dinarama. Pues bien, recuerdo que el público le pidió a Nacha Pop que tocasen el tema, y Antonio contestó algo así como: "La chica de ayer es eso, de ayer", y zanjó el asunto. Para los mal pensados, decir que el concierto se celebró pese a la muerte de Eduardo Benavente, porque en aquellos tiempos, año 1983, no había móviles, ni internet ni nada por el estilo y la noticia no se supo hasta el día siguiente. Creo que se justificó la ausencia de su grupo porque no habían llegado a tiempo, y quizá alguien sabía que habían tenido un accidente, pero nada más.

Por mi parte, me ha recordado a otro artículo de Manrique, en el que escribía sobre el gran Antonio Carlos Jobim, quien, al parecer, se quejaba amargamente de que apenas cobraba medio centavo de dólar -o cantidad parecida, una miseria en todo caso- por cada vez que sonaba "La Chica de Ipanema" en algún lugar de los Estados Unidos, lo que le obligaba a seguir actuando en público, algo que odiaba, o que, al menos, le disgustaba profundamente. ¿Problemas de abogados como se insinúa en este artículo, o es que levaba un tren de vida muy elevado? A saber...

Estimado Diego, no recuerdo yo que Nacha no quisiera tocar el tema. Yo estuve con ellos entre "Dibujos animados" y "80-88", y en ese tiempo estaba en el repertorio de directo. Otra cosa es que en los ensayos, hicimos una versión pasodoble en plan de coña, y Antonio se rebotaba y decía: "Tíos, iros a tomar por culo!!, como la toquéis otra vez me piro...", se iba al bar de los locales (de Perón), y después de un par de botellines, seguíamos ensayando entre risas. Un abrazo amiguetil.

Cierto, Javi! Y pensar que hubo un (breve) tiempo, a mediados de los ochenta, que Nacha Pop se negaba a tocar "Chica de ayer"...

Javi M, has estado muy afinado. De esa entrevista que dices recuerdo vagamente esa pregunta y la respuesta. Lo que no sabía es que la entrevista se la hizo Manrique, pero la contestación de Antonio Vega va totalmente con el contenido del artículo. Cuando le preguntó que le parecía o que fue lo primero que pensó al saber de la versión de Enrique Iglesias, Antonio contestó que pensó en los royalties que le iba a generar.

La respuesta de McLean me ha recordado una de Antonio Vega a propósito de la versión de La chica de ayer de Enrique Iglesias. Aquello, si no recuerdo mal, fue en una entrevista que le hizo usted mismo para El País Semanal.

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¡Tanta música, tan poco tiempo! Este blog quiere ofrecerte pistas, aclarar misterios, iluminar rincones oscuros, averiguar las claves de la pasión que nos mueve. Que es arte pero, atención, también negocio.

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Diego A. Manrique

, en contra del tópico que persigue a los críticos, nunca quiso ser músico. En su salón hay un bonito piano pero está tapado por montañas de discos, libros, revistas. Sus amigos músicos se enfadan mucho.

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