Los hijos bastardos de Ray Barretto

Por: | 16 de febrero de 2013

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Dicen que son la rama barcelonesa de una franquicia internacional: abundan los grupos con el nombre de Los Fulanos en México, Colombia y otros países al otro lado del Atlántico. Se trata de una broma, claro: ninguno de los muchos Fulanos cultiva algo similar a su espumosa combinación de soul y bugalú. Tienen en su currículo colaboraciones con el animador Txarly Brown, aparte de haber acompañado a titanes tan diversos como el rumbero Peret y el afrofilipino Joe Bataan.

 

Juan Carlos Fulano, que ejerce de portavoz, dice que Peret y Bataan no se conocen pero que podrían entenderse. “Son old school, nadie les engaña. Bataan no se fía de los promotores y siempre pregunta '¿dónde está la plata?'. Su lema es 'no money, no show'. Peret se preocupa mucho por el sonido, es muy meticuloso. Y le gusta dejar legado, por eso toca con músicos jóvenes. Con nosotros, hizo "El gato", de Cheo Feliciano, que ya grabó por su cuenta hace décadas”.

 

Les he pillado en la carretera, algo muy apropiado. Juan Carlos recuerda que la iluminación para Los Fulanos le vino mientras viajaba desde Barcelona a Orense. “Un recorrido muy pesado. Paré en un área de servicio y me compré un disco, un recopilatorio barato de música latina del sello Coco Records. Lo escuché sin parar, sobre todo el “Taxi driver”, de Charlie Palmieri, y me dije ¡yo quiero tocar esto!”.

  

Varios de los miembros de Los Fulanos participan en la Fundación Tony Manero o en Chocadelia Internacional, conglomerado de músicos que disponen de un estudio propio. “Bueno, es estudio y también local de ensayo y dormitorio en caso de necesidad. Las fusiones surgen de forma natural. ¡Sufrimos de incontinencia creativa!. De alguna manera, eso nos ayuda a sobrevivir a la crisis. Ya nos hemos olvidado de los buenos hoteles de cuando triunfó “Supersexy girl”, ahora vamos a hostales.”

  

Con una formación de nueve músicos, urge realizar todo tipo de equilibrios. Puestos a ver la vida de manera risueña, ese empobrecimiento hasta encaja con el “espíritu fulano”, explica. “El bugalú viene del Spanish Harlem, donde se mezclan las raíces de los inmigrantes con las aspiraciones de entrar en la cultura general, a traves del  rhythm and blues negro. Allí, el fulano sería lo que llaman el guapo, el tipo callejero que se busca la vida, que puede andar por el lado oscuro. Es una filosofía muy latina ¡y muy ibérica!”.

  

Dicen representar a la Barcelona preolímpica. “La ciudad no estaba exclusivamente al servicio del turismo y las convenciones, mantenía cierto sabor canalla. Al mismo tiempo, se cultivaban iniciativas de base para crear cultura. Tenemos una relación intensa con la Escuela Municipal de Música de Badalona que ahora se las ve y se las desea para sobrevivir.” Y yo también aprovecho la ocasión para enviar un saludo a otro clan de resistencia, la Canalla Condal.

 

La Canalla Condal: homenaje al desaparecido Eddy Collins

Los Fulanos combinan diversas nacionalidades: “tenemos un inglés, un cubano, un italiano crecido en la Argentina y pasado por Francia. Somos músicos de conservatorio pero nos pierde la calle. Lo de que hablamos un lenguaje universal va a misa. Hemos funcionado en fiestas privadas y en fiestas mayores, en locales de jazz y como teloneros de The Human League. Todos terminaron bailando”.

  

Les ayuda un repertorio ecléctico, donde sus originales conviven con piezas de Prince o New Order. “Son ideas que surgen en los ensayos, sugerencias que nos hacen en la discográfica Lovemonk. Como decimos nosotros, todo puede entrar en clave. La música afrocubana es voraz, come carne y pescado”.

  

Sobre la asombrosa resurrección del bugalú, solo pueden especular. “Por lo que hemos oído, aquella música triunfó demasiado rápido, con éxitos como “Bang bang”, “El watusi”, “I like it like that”. Hubo un conflicto generacional, otros dicen que presiones mafiosas; las radios y los promotores latinos decidieron apostar por la salsa, que se expresaba en español. Pero lo que llamaban latin soul se cerró en falso. Cuando los pinchadiscos europeos empezaron a rescatar aquellas joyas de los sesenta, se vio que funcionaban perfectamente. Y aquí estamos nosotros. Los hijos bastardos de Ray Barretto y Bobby Valentin”.

  

La presente entrada amplia un texto publicado en El País Madrid. ¡Gracías, Guiomar!

Hay 3 Comentarios

Los grupos de ahora ya no tocan como los de los buenos tiempos de Joe Bataan. Puro clásico. Será que les queda muy grande imitar aquel estilo salsero de los 70. Eso era pura salsa brava. La mejor disco también.

¿De dónde han sacado a este vejete con cara de borrachín? Si al final va a ser lo que digo yo... Este diario se va a pique.

Don Diego, le ha salido una entrada muy buena.

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¡Tanta música, tan poco tiempo! Este blog quiere ofrecerte pistas, aclarar misterios, iluminar rincones oscuros, averiguar las claves de la pasión que nos mueve. Que es arte pero, atención, también negocio.

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Diego A. Manrique

, en contra del tópico que persigue a los críticos, nunca quiso ser músico. En su salón hay un bonito piano pero está tapado por montañas de discos, libros, revistas. Sus amigos músicos se enfadan mucho.

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