Viernes 22 de marzo
Por la tarde. A punto de salir hacia el Simposium Tecno (ver anterior entrada), me llega el aviso: ha muerto Bebo Valdés. Cambio de planes, vuelvo a calzarme las zapatillas: hay que redactar algo y con urgencia.
Es un clásico del periodismo diario: se despide a los grandes con el mayor despliegue posible. No hace falta destacar las incoherencias del ritual necrófilo pero imposible negar que funciona. Lo comprobamos hace poco, con la desaparición de Jason Molina: la noticia se convirtió inmediatamente en lo más consultado en la sección de Cultura de EL PAÍS. Y me pregunté cuántos de los interesados (¿un dos por ciento?) habían escuchado previamente a Songs: Ohia o Magnolia Electric Co, los grupos de Molina.