Cocksucker blues: los Stones más escabrosos

Por: | 07 de junio de 2013

  

"Cocksucker blues" (canción) con la letra subtitulada

 
Aunnque cueste creerlo. Hubo un tiempo en que los Rolling Stones disfrutaban incordiando a las autoridades, a los poderes establecidos, a la moral convencional. Por ejemplo, en 1970. Creían que, con la edición del directo Get yer ya-ya's out, ya completaban sus compromisos con la discográfica Decca y podían volar por su cuenta, en un sello propio. Pero los abogados de Decca pasaron su contrato por el microscopio y descubrieron que el grupo todavía debía una canción, susceptible de ser editada en single. ¿La respuesta de los  Stones? De acuerdo, os vamos a pasar un tema nuevo pero, ah, jamás os atreveréis a publicarlo. Nació así “El blues del chupapollas”.

En verdad, fue bautizada oficialmente como “Schoolboy blues”. Exagerando su  querencia por los modos de los viejos bluesmen, Jagger retrataba a un colegial que llegaba al centro de Londres ansioso por convertirse en  chapero. Un chapero dispuesto a hacérselo incluso con un policía (Mick usa el habitual “cerdos” para referirse a los uniformados, expresión entonces común en la contracultura, con lo que un despistado podía detectar incluso una sugerencia de bestialismo). Cabe imaginar el horror entre los ejecutivos de Decca, que habían logrado imponer sus criterios de "buen gusto" respecto a, por ejemplo, la portada de Beggars banquet, que inicialmente presentaba un retrete convenientemente pintarrajeado.

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Efectivamente, Decca no fue capaz de publicar “Schoolboy blues” (y eso que explotaron todo TODO lo que tenían de los Stones, en recopilaciones oportunistas que indignarían al grupo). Hacía 1983, se anunció su publicación en una caja alemana, The rest of the best, pero a última hora se eliminó la canción maldita. Nos quedamos sin saber si iban a sacar la versión acústica o la eléctrica.

En realidad, “Cocksucker blues” no fue tan maldita. Está en el mercado: se han publicado versiones de otros artistas (mención especial para los australianos Beasts of Bourbon), imagino que con todos los permisos. Incluso, los Stones jugaron a recuperarla para su repertorio de directo. En 1978, ensayando en los estudios Bearsville de Woodstock, tocaron un extenso “Blues del chupapollas” con el añadido de Sugar Blue soplando armónica. No llegó al escenario.


  

 "Cocksucker blues" de 1978 (versión banda ¡con Sugar Blue tocando armónica!)

Por cierto, por cierto. Musicalmente, “Cocksucker blues” desciende de la melodía vocal de una pieza psicodélica de Dr. John, entonces un artista muy underground, muy apreciado por Mick y buena parte de los modernos de Londres. “Lonesome guitar strangler” cierra el disco Babylon (1969) y es una extraña fantasía de venganza que citaba a Gabor Szabo, Ravi Shankar, Eric Clapton o Jimi Hendrix:

"Soy el solitario estrangulador de la guitarra/ tan lleno de odio, ya ves/ estoy tras la pista de todos vosotros, copiones/ que copiáis a Wes Montgomery".

Ya sabemos que los Stones se conceden gran tolerancia para atribuirse derechos de autor pero, dado que no llegaron a editar “Cocksucker blues”, el Doctor Juan no exigió su tajada.

  

La inspiración: "Lonesome guitar strangler", un serial killer inventado por Dr. John


Naturalmente, “Cocksucker blues” también sirvió para titular la película prohibida de los Stones. En 1972, todavía permitían “acceso completo” a los periodistas mientras recorrían Estados Unidos. En aquel circo viajaron Truman Capote, Terry Southern, Stanley Booth o Robert Greenfield (los dos últimos escribirían libros indispensables). De aquella extraordinaria tolerancia se benefició Robert Frank, el fotógrafo y cineasta suizo que había concebido la envoltura de Exile on Main Street (y que tenía el salvaconducto de haber lidiado con las estrellas de la beat generation). Le encargaron rodar un documental de la gira, sin límites. No solo los Stones: también sus empleados debían mostrarse tal como eran ante Frank. A la mínima prohibición, Frank podía largarse. Al menos, así lo contaba él.

Rolling stones still c bEn realidad, Frank respetó bastante (demasiado, diría yo) la intimidad de los Stones; de hecho, se autocensuró. Le resultó menos problemático rodar a los secundarios, incluyendo a deslumbradas groupies que se abrían de piernas (literalmente) y se inyectaban ante su cámara. Ellas y miembros menores del STP (Stones Touring Party) protagonizaron los momentos más truculentos. Siempre que lo veo, me he preguntado si los retratados en tales momentos firmaron algún tipo de documento para permitir que esas intimidades formaran parte de una película teóricamente destinada a los cines.


El relato tópico de Cocksucker blues viene a explicar que los Stones se acojonaron al ver el resultado y prohibieron su exhibición. Tiene lógica: con el grupo convertido en codiciada caza mayor para las policías de medio mundo, resultaba absurdo enseñar al otro medio cómo se drogaban y cuanto follaban, en qué entretenían las horas encerrados en hoteles.

Lo cierto es que Robert Frank tardó un par de años en hacer el montaje definitivo. Y que alardeó demasiado de lo que tenía: salía de su estudio del Bowery y mostraba fragmentos en fiestas, para asombrar a los invitados. Cuando pudieron verlo completado, los Stones no se sintieron impresionados: rodada en blanco y negro y, ocasionalmente, en color, la película tenía deficiencias técnicas. Tampoco se tragaban la retórica del cinéma vérité que vendía Frank: sabían que escenas como la orgía en el avión habían sido propiciadas por el propio cineasta. Se transmitía el tedio de una gira pero ni los Stones ni su música salían bien parados. Bueno, sí: había potentes temas de directo, pero esos precisamente no habían sido filmados por Robert.

Cocksucker-blues-072910Con la detención de Richards en Toronto (1977), el destino de Cocksucker blues quedó sellado. Enfrentado a una acusación de tráfico de drogas, sencillamente no podían permitirse el capricho de dejar circular una visión entre babilónica y tenebrosa de su estilo de vida. Sería el equivalente de -metáfora favorita de Keith- “dispararse en el píe.”

Terminó en los tribunales, cómo no. Frank alegaba que, artista reconocido internacionalmente, era dueño de su obra; los Stones, que se trataba de un encargo y que le habían pagado adecuadamente. El juez determinó que el grupo era propietario de la cinta y que Frank solo tenía derecho a exhibirla en público una vez al año, siempre que estuviera presente en la sala.

Inevitablemente, los avances tecnológicos convirtieron la sentencia en papel mojado. A partir de los ochenta, Cocksucker blues vendió cantidades inmensas en video pirata; todavía ahora se encuentra sin problemas en DVD. Cuando le preguntan a Jagger sobre la posibilidad de una edición legal, tiene la excusa perfecta: ahora mismo, cualquiera puede verla en su ordenador. Pero, no lo duden, un día se limpiará imagen y sonido para lanzarla con gran aparato publicitario. Y alguien se pondrá lírico, evocando el hedonismo suicida de una generación, la tranquila majestad con que los Stones cabalgaban sobre el caos. 

 

 La película maldita ("Cocksucker blues") en su integridad

Nota: el presente texto parte de una ponencia, La realidad y el deseo: cómo los Rolling Stones vetaron Cocksucker blues, presentada en la UIMP de Valencia el 30 de mayo en el seminario Rock y cine: Historia visual de la música popular, dirigido por Manuel de la Fuente.

Hay 25 Comentarios

Aclarado queda, y te agradezco la paciencia. Sobre la letra de la canción, sigo pensando que la frase es ambigua: “Mick usa el habitual “cerdos” para referirse a los uniformados… con lo que un despistado podía detectar incluso una sugerencia de bestialismo”. Quieres decir “HASTA un despistado podía detectar una sugerencia de bestialismo”, o, lo que me pareció entender, que un despistado sin conocimientos de la jerga contracultural pensaría equivocadamente que Jagger habla de bestialismo? Te admitiré que nos podemos pesaditos, sí. Un saludo!

Disculpa, Carlos, si te confundí con un troll. Tu anterior mensaje sobre el juego de palabras entre cerdo/policía en "Cocksucker blues" me hizo pensar que no habías entendido el texto.
Efectivamente, se habla de los dos documentales -de Scorsese y Crowe- por la sencilla razón de que estaban de actualidad. Aparte, en mi texto yo menciono otras películas y, curiosamente, hubo una reacción airada de los responsables de un famoso festival de documentales musicales que entendieron que era un ataque directo a su modus vivendi. Puedo afirmar que no lo era, igual que ahora te digo que yo no había leído el articulo USA que tú me mencionas. Pero hace mucho que descubrí que cuando los textos salen de tu ordenador ya no son tuyos y alimentan especulaciones que nunca estuvieron en tu pensamiento.

Claro, Diego. No estoy poniendo en duda que sepas de lo que hablas y que estés plenamente informado. Insisto en que me gusta leerte, pero la tesis general de la crisis del "rockumentary" y la relación entre los trabajos de Scorsese y el de Pearl Jam de Cameron Crowe yo la había leído en el artículo de Bill Wyman, y me decepcionó ver exactamente la misma idea sin mencionarlo por un crítico que respeto. Puedes pensar que sólo se trata de trolls y bobadas, pero algunos nos tomamos en serio tu trabajo y aquello me pareció una torpeza innecesaria que me hizo dudar de tus métodos. Si me dices que fue una casualidad voy a creerte, y no pienses que te quiero señalar a ti por antipatía. No es difícil encontrar otros articulistas "expertos" de El País que toman "prestadas" historias de medios extranjeros sin tomarse la molestia de atribuirlas, y creo que es importante llamar la atención sobre esto y que todo el mundo sea un poco más cuidadoso al hablar de su documentación.

Con todos los respetos, amigo Carlos, vaya bobada. Llevo 40 años siguiendo a Martin Scorsese y no necesito que me digan cuando hace algo de corazón y cuando funciona en piloto automático. Además, si se trata de comparar, deberías haber ido al diálogo que tuve con Carlos Boyero, donde sí hablamos extensamente del documental sobre George Harrison:
http://elpais.com/diario/2011/11/11/cine/1320966001_850215.html

A mí me gusta leer a Manrique, pero me molesta de que hable tanto de plagiadores cuando, aprovechando que en España nadie sabe inglés, él copia artículos de otros críticos sin mencionarlos. A ver si sus defensores me explicáis este ejemplo (fijaos en las fechas). Yo le he mandado dos preguntas a sus encuentros digitales y nunca han pasado:
http://www.slate.com/articles/arts_and_life/music_box/2011/10/george_harrison_documentary_living_in_the_material_world_reviewe.html
http://elpais.com/diario/2011/11/14/cultura/1321225203_850215.html

No, era Highwire un single de estudio que incluyeron en Flahspoint, seguramente su peor disco en directo. Pero el tema no está nada mal, un rock stoniano de toda la vida, pero con el suficiente nervio como para no tener regusto a rancio. Juzgad por vosotros mismos: http://www.youtube.com/watch?v=fjwIhyMfvRY

¿Sería tal vez "Sweet neo con", de su último álbum?
Por cierto que, en Internet, el anonimato (para poner a parir a un crítico, para crear una célula yihadista, para lo que sea) es una ilusión. Obama nos vigila.

Poco escandalosos. Varias veces me he preguntado que fue de una canción suya donde se recordaba cómo el reino Unido y EEUU habían vendido a Irak sus tanques y otras armas. No era mala, pero no la he vuelto a oir y no creo se encuentre.

Querido Noel Liamgher o Santi o cómo decidas ahora firmar sus comentarios (el cabrón del Typepad los detecta, incluyendo esos falsos mails que pones como rémite).

Hay varios videos dedicados a comparar temas de Oasis con sus posibles "inspiraciones". A veces, la similitud está traída por los pelos pero algunos son convincentes:
http://youtu.be/jiGtv7ayXcU

Anda por ahí el Manrique diciendo que las canciones de Oasis son plagios. ¿Es otra listeza suya o lo son de verdad? ¿Qué canciones son plagiadas, y plagiadas de cuáles?
(Vaya, veo que es el día de los trolls, hoy estamos troleando todos un poco, ¿no?)

Lo olvidaba: el artículo es una puta mierda, como todo lo que escribe el otrora ilustre anfitrión de un tiempo largo a esta parte. Y luego se queja de que los comentarios no son interesantes...

Los que producen una mezcla de ternura, y pena son los trolls que se ponen apodos ridículos y vienen a enmendarle la plana llamándolo troll a todo el que deja un comentario un poco crítico. Anda qué…

Me muero de risa al ver la cantidad de masokas que hay en el mundo. Me dan ternura esos trol-eros que detestan, que les repatea un blog y se pasan el tiempo leyéndolo y escribiendo mensajes negativos. Como forma de divertirse, resulta más que patetico.

¿Crees que España ha aprovechado los 40 años de democracia? La España que no pudo ser en http://yestheycan.blogspot.com/2013/06/la-espana-que-no-pudo-ser.html

A José Andrés: Lo que me preocupa a mí es el nivel de inglés de este tipo cuando dice que “un despistado podía detectar incluso una sugerencia de bestialismo”. Mick Jagger claramente dice “Policeman,” no “pigs” para referirse a los uniformados, y luego dice “he tenido cerdos en mi granja, y algunos están bastante bien”. Es el mismo Jagger el que hace descaradamente la sugerencia de bestialismo, o sea que no sé dónde está el despiste.

"Pigs" no es una expresión utilizada por la contracultura ni entonces ni ahora, sino como desde siempre se refiere a la pasma el británico de a pie. A saber qué otras inexactitudes habrá en los cosos que escribe cada semana don Manrique.

La canción me parece mala, provocaciones aparte, mejor ir directamente a Dr John, y el documental peor. No creo que nadie se pueda poner poético con ella por mucho que la pulan.
De la música solo salvo el Uptight/Satisfaction, con todo su resumen de locura (¿cuántos años tenían Stevie Wonder o Ray Parker?) o a los gemelos stone tocando el piano y eso que los discos de la época son ciertamente gloriosos. Asombra ver a un Keith comatoso cerca de Ahmet Ertegun o a Terry Southern filosofar sobre la cocaína, su precio como impedimento adictivo o su avidez por toda la que le puedan conseguir. Y en plan escabroso hubiese preferido ver a las que se le abrían de piernas a Mick Jagger.
Propongo cambio de título a Comemierda, o Shiteater, Blues.

el "viaje jeque" en la mansion de Hugh Hefner era llegar a siete polvos... que bién narrado el episodio carcelario de Richards... llegar al limite y ver que pasa... "Viajando con los Rolling Stones", que gran libro el de Greenfield!

Se trata de la mejor etapa creativa de the Rolling Stones.Los albumes Beggars Banquet y Let it Bleed editados por Decca,junto al primero editado por Rolling Stones records Sticky Fingers es su mejor momento musical.Esta etapa coincide con el final de Brian Jones en el grupo y con su sustituto Mick Taylor.

¿...Será debido a esto la icónica lengua de los rollings?

Hay que reconocer de que, de todo el espam que suele haber en los comentarios, el de Warrants_1x2 es de los más amenos

No viví los sesenta, apenas los setenta, sufrí los Stones de los ochenta, vamos, que me la sudan bastante, y aquí estoy, descargándome una pelicula suya de hora y media de youtube porque este articulo me ha seducido a ello.
Este post es la mejor respuesta a la última pregunta del chat anterior.

Supongo que, hace cuarenta y pico años, "épater la bourgeoisie" era más fácil que ahora.

Coksucker blues es en realidad toda la discografía de los Stones. Quitando un puñado de canciones, el resto son blues para soplapollas...

hay que llamar la atención, o no te comes nada...

Kate Upton, la novia de la NBA, te reta a mirarla a los ojos, dudo que los consigas
en la pestaña de "La chica de WyQ" (a la derecha del todo)
http://www.warrantsyquinielas.com

Burbuja inmobil. España vs. Burbuja Japón
la historia se repite, y se repite, y se repite. Son 20 años de burbuja inmobiliaria en Japón y vamos detrás. El próximo será Brasil
http://www.warrantsyquinielas.com/2013/03/burbuja-inmobiliaria-espana-burbuja.html

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¡Tanta música, tan poco tiempo! Este blog quiere ofrecerte pistas, aclarar misterios, iluminar rincones oscuros, averiguar las claves de la pasión que nos mueve. Que es arte pero, atención, también negocio.

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Diego A. Manrique

, en contra del tópico que persigue a los críticos, nunca quiso ser músico. En su salón hay un bonito piano pero está tapado por montañas de discos, libros, revistas. Sus amigos músicos se enfadan mucho.

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