El libro clave para entender "Pet Sounds"

Por: | 01 de junio de 2013

 

A veces, conviene recordar la diferencia entre rock y pop. De paso, urge señalar que no tiene sentido esa arrogancia rockista que desprecia el potencial artístico del pop. Hay un caso evidente. Un disco con drama humano: afectó al frágil equilibrio mental de su autor, cuya falta de éxito inmediato terminaría agriando la relación con sus compañeros. Un disco que resucitaría lenta, muy lentamente. Que hoy está tan entronizado que casi nadie puede concebir la frustración que generó en su año de salida, 1966.  De su trayectoria dan testimonio documentales y tomos como Wouldn't it be nice: Brian Wilson y la creación de Pet sounds, de Charles L. Granata, que acaba de editar Libros de Ruido.

Lo sé: un disco atípico. Pero también los Beach Boys eran un grupo peculiar. Técnicamente, en Estados Unidos se les describía como un grupo de rock: tocaban y cantaban su propio repertorio, podían alardear incluso de un universo personal en lo temático (a partir de la subcultura del surf, habían ascendido a cubrir los usos amorosos de los teens californianos). Secretamente, sin embargo, habían cambiado su metodología de trabajo...y el líder se replanteaba sus objetivos estéticos.


Brian Wilson, su compositor principal, había sobrevivido a duras penas a un padre implacable y a un brutal ritmo de trabajo: sin abandonar los bolos, llegaron a editar 8 (¡OCHO!) elepés en poco más de dos años. Para conservar la salud, rogó -y se aceptó- que se le permitiera dejar de actuar y poder dedicarse a componer. Tuvo consecuencias: Brian siguió usando las drogas recreativas y se lanzó a explorar el (todavía legal) LSD. Se disparó su ambición creativa: paladeó las melodías de Burt Bacharach, aprendió los trucos de producción de Phil Spector, decidió competir estéticamente con los Beatles...aunque todavía era el all american boy amamantado con películas de Disney.

 

En Mad men, durante el iniciático viaje de ácido del cínico Roger Sterling, suenan los Beach Boys de Pet sounds.

Si el rock deriva su “autenticidad” de venderse como expresión de un grupo de personas unidas en un proyecto común, Brian derivó hacía el pop, que recurre sin complejos al mejor talento que se pueda alquilar. A principio de 1966, Brian había colaborado como letrista con Tony Asher, un creativo de publicidad. Tenía unas doce canciones que quería grabar con algunos de los mejores músicos de Los Ángeles. No necesitaba arreglador ni productor: Beach Boys libroprodigiosamente, el sonido deseado estaba nítido en su cabeza. Incluso, iba a utilizar diferentes estudios de la ciudad por sus cualidades sonoras: para consternación de su discográfica, desechaba el histórico estudio que esta tenía en su Capitol Tower.

Lo que cuenta Charles L. Granata, casi día a día, es la elaboración de aquellas doce canciones. Asombra comprobar cómo aquel veinteañero se impuso sobre músicos mayores en edad y en experiencia, que aceptaron sus toscas indicaciones, sus invitaciones a experimentar, sus métodos poco eficientes. Pero se divertían y, además, el chaval era generoso: a Billy Strange, aparte de pagarle 500 dólares por un mínimo toque, le regaló una guitarra de doce cuerdas (instrumento nuevo para el músico) con su amplificador.

Hoy, naturalmente, todos aquellos encallecidos profesionales reconocen su genialidad pero no sabemos si entonces tenía ese aura. Granata explica que sus compañeros en los Beach Boys, cuando volvieron de girar, se entregaron lealmente a crear asombrosas voces. Brian ya había construido en su mente los arreglos vocales y no sufrió los problemas de comunicación que tuvo con los instrumentistas. Aparte de esas filigranas asombrosas, las aportaciones del resto del grupo fueron escasas. Carl Wilson, su leal hermano, tocó guitarra en “That's not me”. Por insistencia de Al Jardine, se había sumado un tema folclórico de las Bahamas, “Sloop John B”. Y acertó: resultaría el mayor éxito del disco, al menos en Estados Unidos.

 

Reconstrucción de la grabación de "Sloop John B"

Y Mike Love bautizó al LP: Pet sounds, literalmente “sonidos mascotas”, una forma un tanto aniñada de decir “sonidos favoritos”. Vino rodada la idea de fotografiarse en el zoológico de San Diego, un reportaje que proporcionó la imagen de portada. Meses después, cuando Love coincidió en la India con Paul McCartney, uno de los máximos admiradores de Pet sounds, el británico le sugirió delicadamente que, bueno, vaya, tal vez deberían controlar más las envolturas de sus maravillas.

Pet sounds se estrelló con el problema de la Imagen Equívoca. Cara al público estadounidense, los Beach Boys ofrecían una propuesta festiva, optimismo y velocidad. Pero el nuevo disco reflejaba las incertidumbres de las relaciones amorosas, con sus impulsos románticos y sus previsibles decepciones; se permitía incluir además dos cinematográficos temas sin palabras. Hasta el celestial "God only knows" se atascó en muchas emisoras, que se tomaban muy en serio lo de "no dirás el nombre de Dios en vano". En definitiva, Pet sounds resultaba demasiado maduro en letras, excesivamente sofisticado, incluso muy fatalista, para los Estados Unidos de mediados de 1966. Todavía no había adquirido masa crítica el mercado del rock ambicioso, capaz de extender complicidades contraculturales. Y, de todas formas, resultaba improbable que la gente hip aceptara como suyos a aquel grupo repeinado, con camisas de rayas y pantalones pulcramente planchados.

 

Brian Wilson dirigiendo a los músicos durante la grabación de "God only knows"

Capitol, que no supo como promocionar Pet sounds, tiró la toalla y, acojonada, sacó rápìdamente un Best of the Beach Boys que revivió el tirón comercial del grupo pero difuminó su aggiornamento. A nadie se le ocurrió que tenían un cartucho en la recámara, un tema titulado “Good vibrations” que prácticamente anunciaba el Verano del Amor de 1967 y que transformaría la percepción de los hermanos Wilson y compañía como una pandilla de pijos. Tardarían varios meses en sacarlo, cuando Pet sounds ya estaba en las cubetas de rebajas.

Aunque Wouldn't it be nice: Brian Wilson y la creación de Pet sounds continua detallando la historia, aquí debemos acelerar. Mencionar simplemente el pasmo ante el hecho de que el disco solo consiguió ventas y reconocimiento en el Reino Unido. La degeneración mental de Brian. Su alejamiento del resto de la banda. El polémico psicólogo Dr. Landy. La agonizante reconstrucción de Brian como artista funcional. La reivindicación tardía de Pet sounds gracias a sucesivas reediciones, a un monumental  box set, al fervor de los entusiastas.

Como Andy Lippincott, ser bidimensional, habitante de la tira cómica Doonesbury, de Garry Trudeau. El primer personaje militantemente gay que apareció en esa página de los periódicos. En 1990, sus seguidores contemplaban cómo Andy moría aquejado de sida, pero reconfortado por la publicación de Pet sounds en CD con temas extra. De hecho, abandona este mundo placidamente, mientras suena “Wouldn't it be nice”. Sus amigos encuentran su cuaderno de notas y la última frase dice así: “Brian Wilson es Dios”. Durante unas semanas de 1966, efectivamente, parecía tener poderes divinos.

 

Doonesbury-andy-may-1990-1 

Hay 15 Comentarios

Querido Diego, por coincidencia seleleccioné hace dos semanas para la NASA la canción de los Beach Boys del Pet Sounds "Wouldn´t it Be Nice". Con tu permiso, dado que viene al caso, me permito recomendar el enlace a mi blog en ABC, Música para la NASA, dedicado a los Beach Boys en este post: http://abcblogs.abc.es/alvaro-alonso/tag/beach-boys/

Interesantes argumentos de fan convencido. Por cierto, cuidaré mi ortografía cuando usted decida si The Beatles son un grupo (y merecen el plural) o un ente empresarial (y entonces estaría justificado el singular).

Varias cosas: el artículo es curioso y aporta información que al menos yo desconocía, pero considero que no acaba de explicar completamente la grandeza de este disco, ni el impulso que le dio al Pop como género musical autónomo y diferenciado del Rock, entre otras cosas.
Los Beach Boys nunca llegarán a la carrera pluscuamperfecta de unos Beatles, básicamente porque ni su sello ni ciertos integrantes del mismo grupo apoyaron a su genial líder y principal compositor, un quemado-antes-de-tiempo Brian Wilson. Pero cierto es también que The Beatles nunca grabaron un disco que alcance las cotas de calidad y genialidad de este Pet Sounds. Tampoco los mismos Beach Boys, a pesar de que Smile ha quedado como una digna continuación.
Se ha mencionado a Phil Spector, a Henry Mancini, a Burt Bacharach... También que en un periodo de 2 años grabaron el equivalente a 3/4 de lo que The Beatles grabaron en 10, aproximadamente. Son cosas que no suelen mencionar nadie, y que explican la irregular carrera del mejor grupo de Pop habido hasta el momento.
La influencia de este disco en particular y del grupo en general explica cómo artistas como Belle & Sebastian, Animal Collective, The Explorer Club o Fleet Foxes han cogido las ideas de Brian Wilson para hacer intentos de música eterna (siempre gustará) y atemporal (gusta a todas las edades).
Un poco de justicia poética, como la que ha experimentado recientemente el gran Sixto Rodríguez.
Y acabo: no entiendo que a un melómano no le guste este disco. Ellos a su vez no entienden que no me guste The Beatles (pero me gustan The Rolling Stones, The Velvet Underground, The Ramones, Red House Painters, Canned Heat, Codeine, Steve Reich o Brian Eno, todos ellos tan influyentes como esos Fab Four pero no tan conocidos).
Por cierto, señor Manrique, cuide su ortografía, que a estas alturas ya debería saber escribir...

Ah, perfecto. Has dado con una de las razones de que sus coetáneos que se dedicaban al score detestaran tanto a MANCINI.
Entiendo tu visión pero lo bueno de PET SOUNDS no es que tenga orquestaciones: al menos para mí, se trata de la vaporosa combinación entre arreglos ingeniosos y voces soberbias, que retrata las dudas y deseos del joven BRIAN WILSON.

A mi no me parecen cinematográficos ninguno de los 2 temas, tal y como yo entiendo la función de la música extradiegetica en el cine. Es cierto que por aquellos años gente como Mancini acercó las banda sonora al formato de canción pop, pero es que para mi gusto es eso precisamente lo que hacía Mancini, pop. ¿También tenía la capacidad de acompañar musicalmente las imagenes en movimiento de la pantalla? Si, evidentemente. Pero su fuerte es el tema redondo y en Hatari (si no recuerdo mal) practicamente todos los temas que suenan podrían ser convertidos en canciones (es decir, temas cantados) facilmente.

En todo caso el problema con el adjetivo de marras va más allá de si es más o menos adecuado para calificar tal o cual tema. El problema son esas connotaciones que arrastra, esa suposición de que el pop no es tan digno como la música instrumental orquestada, que incidentalmente, para mi es el quid de la cuestión sobre el discurso predominante en torno a Pet Sounds en los últimos años. Es evidente que la mayoría de los músicos de pop y rock serían incapaces de escribir una banda sonora por falta de capacidad técnica y, no duele prenda alguna en reconocerlo, de talento. Pero ello no obsta a que siga creyendo que todas las obras que se hace con la intención honesta de entretener a terceros son merecedoras del mismo respeto, cosa que dudo que este "en la parte de atras de la cabeza" de los mondosonoristas de este mundo.

Por cierto, me gustaría aclarar que cuando digo que Pet Sounds está sobrevalorado lo digo desde la más radicalmente subjetiva de las percepciones, en concreto la que me impide disfrutar del disco.

José: una de las cosas que se aprenden en el libro de Granata es que ambos instrumentales tenían aliento cinematográfico. De hecho, "Pet sounds" (el tema) se llamaba originalmente "Run James run" y Brian quería ofrecérselo al productor de la serie James Bond.

En mi opinión el disco más sobrevalorado de las 2 últimas décadas junto al Big Pink de The Band. Claro que por lo menos con este último si disfruto con la mayoría de los temas. Del Pet Sounds me quedo con los singles y las 2 instrumentales "cinemáticas" (otro topicazo de la crítica oficialista de las 2 últimas décadas que podías haberte ahorrado, sinceramente). El resto a ratos me desespera. Mike Love rules!!

No hay recopilatorios, listo. Se contabilizan aparte.
Puedes consultar su discografía aquí:
http://www.allmusic.com/artist/the-beach-boys-mn0000041874
O en cualquier página parecida en la red, como esta otra.
http://rateyourmusic.com/artist/the_beach_boys
Wipe out!

“Discos editados por los Beach Boys entre marzo del 64 y mayo del 66”, etc.: claro, si nos ponemos con christmas albums, directos y recopilatorios de los cojones, así nos dan las uvas calculando cuantos discos sacaron los Beach Boys en períodos de dos años. Propongo calcular cuántos discos sacaron los Kinks cada tres años, y cuántos los Rolling Stones cada cinco años y dos meses, y que el viejo Manrique lo explique todo en el próximo post, añadiéndole al despropósito unas gotas de novela negra, alguna palabreja rara y algún que otro dato fuera de contexto. (Anda que…)

¿Los arregladores son como unos fontaneros que participan en la grabación de los discos?

Un disco que me agota, al que nunca llego al final, del que vendí mi copia en vinilo ¡herejía! (la portada, por favor) y que ahora disfruto en CD barato.
Tranquilos, cada vez lo tolero mejor, hoy ya voy por la versión estéreo y cuando acabe me pongo el DVD.
Y, ¿qué carajo es un 'artista funcional'?

"¿de dónde carajo me saca usted que los Beach Boys editaron ocho elepés en dos años?"
Discos editados por los Beach Boys entre marzo del 64 y mayo del 66:
1º Shut Down Volume 2 (64), 2º All Summer Long (64), 3º Beach Boys Concert (64), 4º The Beach Boys Christmas Album (64), 5º The Beach Boys Today (64), 6º Summer Days (And Summer Nights!!) (65),7º Beach Boys Party! (65), 8º Pet Sounds (66).
Entre octubre de 1962 y marzo del 64, otros cuatro.

Manrique, animal forrajero, ¿de dónde carajo me saca usted que los Beach Boys editaron ocho elepés en dos años?
(¿Se dice “arreglador”? ¿No se dirá más bien “arreglista”? Qué paciencia tenemos los sufridos lectores…)

"En definitiva, Pet sounds resultaba demasiado maduro en letras, excesivamente sofisticado para los Estados Unidos de mediados de 1966."
Esto coincide con la obsesión de Love de volver a los sonidos surferos y abandonar esa música más sofisticada.

B.Wilson para mi, ha sido el Lennon-McCartney de los Beach Boys.Su Pet Sounds con un maravilloso contenido, me sedujo mas que el Sargent Peppers de los Beatles, pese a la obsesión de Brian por el cuarteto británico ha sido y espero que todavía sea un genio.Pet Sounds es una maravilla del (como yo le llamaría) pop progresivo irrepetible.

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Planeta Manrique

Sobre el blog

¡Tanta música, tan poco tiempo! Este blog quiere ofrecerte pistas, aclarar misterios, iluminar rincones oscuros, averiguar las claves de la pasión que nos mueve. Que es arte pero, atención, también negocio.

Sobre el autor

Diego A. Manrique

, en contra del tópico que persigue a los críticos, nunca quiso ser músico. En su salón hay un bonito piano pero está tapado por montañas de discos, libros, revistas. Sus amigos músicos se enfadan mucho.

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