En su época crepuscular, alguien lanzó a Duke Ellington la pregunta tópica: "Maestro ¿es posible ser un gran músico y una mala persona?". En su papel de Buda del jazz, Duke pareció incómodo pero finalmente escupió dos palabras: "Stan Getz".
El Duque seguramente pensaba en el contraste del seductor saxo lírico de Getz con su comportamiento como yonqui, fuera y dentro del escenario. Pero se me ocurren ejemplos más dolientes, como Ike Turner. Si hubiera jugado bien sus cartas, Ike tendría hoy reconocimiento como uno de los grandes pioneros negros surgidos de los estados sureños, al lado de James Brown, Fats Domino, B. B. King o Little Richard.
Ahí está "Rocket 88", de 1951, eterno candidato al título de "primer disco de rock 'n' roll", por su frenesí y su guitarra distorsionada. Durante los años cincuenta, Ike Turner participó en más de ochenta singles, con su nombre o respaldando a gigantes como Howlin' Wolf, B. B. King, Elmore James, Bobby Blue Bland, Little Milton, Otis Rush o Buddy Guy.
Para su desdicha, ninguno de esos lanzamientos llegó al gran público: no traspasaron el mercado afroamericano. Además, Ike carecía de carisma: brillaba al piano y a la guitarra, sabía dirigir una banda pero no le gustaba cantar. Y daba miedo: funcionaba como un hustler (un "buscavidas", si nos fiamos de la traducción del título de la película de Paul Newman). Su lema era coge-el-dinero-y-corre: usaba seudónimos, colocaba grabaciones en diferentes compañías y nunca pensaba a largo plazo.
Ike and Tina Turner en 1965
Aplicaría idéntico modus operandi a su etapa (1960-1975) con Tina. Los discos de Ike & Tina Turner de los sesenta tienden a lo incandescente pero son producciones crudas, hechas a toda velocidad. Solo después de ver trabajar al megalómano Phil Spector, elaborando el monumental River deep, mountain high (1966), Ike entendió que el estudio era otro instrumento más y se montó uno a capricho, con salón de billar y dormitorio con espejos (típicamente, la discográfica United Artists pagó la factura). Lo llamó Bolic Sound y, dicen, fue uno de los lugares más disolutos y peligrosos de Los Ángeles.
Ya saben. Una fiesta permanente. Ike tenía un circuito cerrado de TV que le permitía ver lo que estaba haciendo Tina en la casa familiar. Y Tina no iba al estudio a no ser que fuera requerida por su marido: lo que allí se hacía estaba vetado a la esposa. Las substancias alimentaban paranoias: durante horas, Ike mantuvo encerrados a los Rolling Stones cuando aparecieron de visita por allí. Otras rock stars sí le cogieron el punto: Marc Bolan estuvo grabando guitarras para temas de Ike & Tina, al menos en "Nutbush City limits".
Asombroso: se hizo un video para "River deep, mountain high"
Antes de que descubriera los alcaloides ilegales, a Ike le perdía su tacañería. Contaba con músicos de
primera y el festín visual de las Ikettes, tres coristas-bailarinas,
pero la formación cambiaba constantemente: se hartaban de sus
modales, de su vida peligrosa, de sus multas disciplinarias, del
escaso dinero. Actuaban hasta 51 semanas del año, generalmente en
locales del gueto donde la paga era mínima. El famoso chitlin' circuit.
Como buen hustler, Ike mantenía múltiples negocios paralelos, que de vez en cuando terminaban en los tribunales: cheques fraudulentos, un sistema para cargar sus llamadas telefónicas a otros números. Tras salir de gira con los Rolling Stones, se le encendió la bombilla: Ike comprendió que podía multiplicar su caché tocando ante blancos.
Explotó el filón a partir de 1970,
grabando feroces versiones de "Come
together", "Honky
tonk women" o "Proud
Mary". El público
del rock encontraba irresistible el erotismo turbo de Tina, cada vez
más explícita en interpretaciones y más escasa en vestimenta. En Vibraciones, Angel Casas dedicó algún artículo directamente al, perdón, culo de Tina.
El mundo entero sabe que Ike
se portó miserablemente con Tina: su autobiografía y la película
de 1993 han fijado ad
eternum esa imagen
de macarra maltratador. Lo extraordinario es que Ike nunca entendió su
culpa: estaba tan seguro de su inocencia que cedió a una productora
de Walt Disney Studios el derecho a retratarle en el cine por 45.000
dólares. O tal vez necesitaba dinero rápido: para él, la cocaína
fue realmente "la caspa del diablo". Causaría su muerte, finalmente.
No hay disculpa posible,
aunque Ike intentó justificarse con su propio libro, Takin'
back my name. Lo que
falta en ambas historias "oficiales" es el contexto. La violencia, la
promiscuidad, la bigamia eran habituales entre los músicos negros,
de ambos sexos. Tácticas de supervivencia en un submundo donde no regían las leyes de la sociedad convencional. Así, resulta imposible determinar cuantas veces Ike
estuvo casado antes de que Tina entrara en su vida. A veces ha hablado de "18 mujeres" pero también alardeó de que el matrimonio con Tina no fue válido.
Estos sí son detalles confirmados. El primer hijo de Tina tenía como padre a Raymond Hill, saxofonista de la banda. Cuando luego se quedó embarazada de Ike, descubrió que este tenía una mujer oficial, Lorraine, que también estaba preñada. Hubo un enfrentamiento a cara de perro del que Lorraine salió con heridas de bala (Ike y Tina pusieron carita de yo-no-fui y juraron que ella se intentó suicidar). Tras dar a luz, Tina se enteró de que, en los últimos meses, Ike había puesto al frente de la banda a una falsa Tina, una prostituta que seguía ejerciendo su oficio fuera del escenario. Cuando estuvo recuperada, en vez de arreglar cuentas con Ike, propinó una paliza a su imitadora. Son detalles sórdidos que, ay, no encajaban en una película producida por la Disney.
Bob Gruen, fotógrafo de rock, se llevó su tomavistas al girar con Ike y Tina en 1971-72
Esta entrada complementa la última entrega de EL AMPLIFICADOR.
El texto se publicó en gran parte en una columna publicada a principios de 2011 bajo el título de Hablemos de hombres malos.
Hay 7 Comentarios
Cierto, Luis. El consumo de coca a manos llenas tiene ese inconveniente: se pierde el contacto con la realidad. Por el contrario, Tina entendió por donde debía tirar, tras un par de patinazos. Lo de Ike es una historia trágica de un colosal talento desperdiciado y solo hay un responsable: él mismo..
Publicado por: DAM | 10/07/2013 0:14:28
Magnífico artículo, señor Manrique. Sin embargo, algo malo debía tener Mr Turner musicalmente hablando cuando fue prácticamente incapaz de tener un mínimo instinto comercial, ese que es evidente que sí ha tenido Tina. Es más, antes de que se deslizara hacia veleidades pop, la que tuvo el impulso de aliarse con las bandas blancas de rock fue la propia Tina y fue esa alianza la que les enriqueció musicalmente y además les dio un cierto éxito comercial que después Tina multiplicó en solitario. Por cierto, su carrera a partir de 1984 (la de Tina se entiende) es muchas veces infravalorada por los críticos con cierto toque de esnobismo a mi entender. Sus giras siguieron siendo un incendio escénico y al menos una parte de sus discos aún estuvo dedicado al rock y al r&b. Y tampoco algunas de sus creaciones pop son exáctamente pecado, aunque sí...las hay que sí...
Por último: totalmente de acuerdo con la desmitificación de Tina como víctima absoluta. Ella también tiene lo suyo, lo cual no justifica que Ike fuera una bestia indeseable con talento musical. Un ejemplo bastante brutal que no está en el artículo: en 1996-1997 Tina se embarcó en una enorme gira de 230 conciertos. Cuando se iba a iniciar la parte australiana el pianista, Kenny Moore, murió súbitamente de un ataque al corazón. A pesar de las peticiones de la banda Tina se negó a cancelar ningún concierto. Se contrató a toda prisa a un pianista y los conciertos se celebraron llevando hasta el extremo el lema "The show must go on" y la filosofía de trabajo a destajo que ella había aprendido de su ex marido
Publicado por: Luis Perez | 09/07/2013 13:38:08
Yo tambien estuve en ese concierto del Puerto Viejo (Getxo, Vizcaya) y me quede acojonado por la calidad de lo que vi. El tipo, que moriria solo un año despues, dio un repaso a la historia de la musica desde el Rocket 88, a los temas doo woop de los Coasters, pasando por el blues y el soul y acabando.....con una doble rubia de Tina ejerciendo de idem y cantando todos los clasicos imperecederos de la pareja Turner. Para mas inri parecia que la susodicha, que estaba de muy buen, ver era su pareja. Todo muy enfermizo pero a la vez genial. Efectivamente quedemonos con el talento de Ike y no con sus formas y maneras de hustler.
Publicado por: Jaime | 01/07/2013 13:38:59
Recuerdo aquel artículo de Ángel Casas en Vibraciones: "Tina Turner, el culo del rock". Yo era un adolescente y era mi primer acercamiento a la prensa rock. Me dejo impactado.
Publicado por: Patxi | 30/06/2013 16:26:32
Que personas provenientes de un entorno más o menos lumpen conserven algunas costumbres desagrables no debería ser demasiado sorprendente. Más difíciles de explicar son las tendencias violentas de Phil Spector, citado en el artículo. Supongo que ya entran en el terreno de la psiquiatría. Lo mejor será quedarnos con el enorme talento de Ike, Tina y Phil.
Publicado por: Guillermo | 29/06/2013 21:58:37
Ike Turner, un genio imprescindible y un gran hijo de puta.... y Tina es uno de los animales escénicos más bellos y feroces de la historia, otra inmortal ya!
Publicado por: Carlos (Valencia) | 29/06/2013 10:41:11
Qué difícil se suele hacer separar al músico de su vida cotidiana y sus costumbres, cuando en realidad deberíamos hacerlo.
Recuerdo ver a Ike Turner hace unos 7 u 8 años en el puerto viejo de Getxo (vizcaya) y mi novia de entonces estaba indignada con lo que yo le acababa de contar sobre sus maltratos y sus excesos, hasta el punto de que no disfrutó de su música tanto como pudiera haberlo hecho de no haber sabido nada de sus costumbres. Tal cual.
Y esa no es la forma de actuar de un fan de la música, puedes informarte, leer, saber y hasta opinar; pero que la vida de un artista no empañe para nada su obra.
También está el caso de Ted Nugent.. pero esa es otra historia.
1saludo
Publicado por: Keos | 28/06/2013 12:57:42