Muchas lecturas posibles. Para los mitificadores, otra muerte más que atribuir a los Stones. Para los moralistas, un aviso sobre los peligros de alternar a los 83 años. Para los historiadores del pop, punto final a la epopeya de las independientes del rhythm and blues.
Ray Charles y Ahmet Ertegun en versión Hollywood (Ray, 2004)
En realidad, Atlantic Records, la compañía que Ertegun ayudó a fundar en 1948, ya era irreconocible desde hace varios lustros. Y, aunque duela reconocerlo, eso permitió su supervivencia. Fue Ertegun quién facilitó su aggiornamento. Primero, sus antenas le avisaron del surgimiento del rock californiano: allí fichó a Sonny & Cher, Buffalo Springfield, Crosby Stills & Nash e Iron Butterfly (no se rían: el delirio de In-a-gadda-da-vida fue uno de los elepés más rentables del siglo XX).
Segundo,
Ertegun descubrió el filón del rock británico. Lejos del modelo
Beatles, allí había grupos sólidos cuyo único problema era
también su valor principal: sonaban raros, mostraban altanería,
resultaban difíciles de encajar en las radio-fórmulas. Se llamaban
Cream, Led Zeppelin, Yes, King Crimson, E L & P, Genesis. Atlantic adquirió sus discos para Estados Unidos.
Primera parte de un extenso (casi dos horas) documental sobre Atlantic Records
Curiosamente, le facilitó la tarea el hecho de que aquellos ingleses hirsutos eran fans de la música que puso los cimientos de Atlantic: Ray Charles, los Drifters, los Coasters, Ben E. King, LaVern Baker, John Coltrane, Charles Mingus. Demonios, hasta los Rolling Stones se fueron con Atlantic cuando pusieron en marcha su propia discográfica. La compañía tenía caché; además, contaba con Ahmet Ertegun como cabeza visible. Cabeza de búho, astuto y cool.
Ertegun,
hijo bohemio del embajador de Turquía ante Estados Unidos, se movía
entre la jet
set
pero tenía acceso a los tugurios de Harlem: un bon
vivant
que conocía mil anécdotas sabrosas de la industria músical,
generalmente como observador o como participante. Le gustaban las
mujeres hermosas y se intoxicaba como el que más. Además, era un
disquero.
¿En
qué consiste ser disquero? Esencialmente, en tener una intuición
del gusto del potencial comprador y ser capaz de convencer al artista
que no hay ninguna vergüenza en modificar la mezcla o sacar tal tema
como single.
Cualquier indocumentado puede dar sugerencias, claro, pero Ertegun
había demostrado la perspicacia de su juicio en demasiadas
ocasiones.
Aparte, para el disquero existe un deleite puro en cabalgar sobre la ola del comercio musical. En 1998, cuando vino a España para celebrar el medio siglo de Atlantic, Ertegun contaba la resurrección soul de Aretha Franklin con el mismo entusiasmo que el pelotazo de Hootie & The Blowfish. ¿Juti qué?, oigo preguntar. Un grupo perfectamente anémico que despachó millones y millones de un álbum llamado Cracked rear view, que cayó por casualidad en las manos de Atlantic. A caballo regalado bla bla bla.
Y la picaresca, claro. El primer estudio sobre Atlantic fue Making tracks (1975), una rigurosa investigación del estudioso Charlie Gillett. El libro fue eviscerado por el departamento legal de Atlantic, ya parte de Warner: no se podían destapar los detalles de la payola, los sobornos que engrasaban la rueda de los locutores que hacían éxitos. Puritanismo americano, escupía Ertegun: “¿es que alguien se cree que los generales del Pentágono no reciben regalos de todo tipo?”.
Ertegun celebrado por sus famosos amigos (no todos músicos, aviso, y no todos respetables)
Con todo, Ahmet Ertegun exhibía cierto sentido moral. Como muchas indies de los años cincuenta y sesenta, Atlantic practicaba una contabilidad creativa: se aseguraba de que sus artistas (negros, en su mayoría) estaban en números rojos cuando iban a exigir sus ganancias. Ya en los ochenta, cambió radicalmente. Cuando murió Big Joe Turner, Atlantic se ocupó de pagar el entierro y liquidar la hipoteca que asfixiaba a su viuda.
La revelación de que una de sus estrellas, Ruth Brown, se hallaba en la pobreza hizo que la compañía estableciera royalties retrospectivas. Atlantic también donó cerca de dos millones de dólares a la Rhythm & Blues Foundation, una ONG que atendía a las necesidades más urgentes de aquellos músicos esquilmados.
Un spot publicitario de la Rhythm & Blues Foundation
Aceptaba que no, que no se portaron bien. Aunque otros eran peores: recordaba una conversación con directivos de la poderosa Columbia, que alucinaron al saber que Atlantic ofrecía royalties a sus artistas. A la vez, también confesaba que ellos mismos no eran conscientes del valor de su legado. En 1967, cuando vendieron Atlantic al grupo Warner, nadie imaginaba la llegada del CD, el mercado de la nostalgia, los derechos de sincronización para películas y publicidad.
En realidad, podían ser unos hijoputas despiadados. Casi cuarenta años después, todavía se le escapaba una risita cuando explicaba su acuerdo de distribución con un pequeño sello de Memphis, Stax. Se supone que era un contrato tipo pero se les coló una clausula que -abracadabra- transfería a Atlantic la propiedad de los masters de los discos que distribuían. Ese detalle envenenó las relaciones entre el Norte y el Sur: a los paletos de Tennessee no les hizo gracia que unos neoyorquinos les desplumasen.
Hace
unos días, Ertegun hubiera cumplido noventa años. Se le echa de
menos. Me hubiera gustado preguntarle por sus sentimientos ante el
hecho de que extraordinario tesoro de Atlantic vaya pasando al
dominio público, lo que explica que ahora se encuentren chollos de
Not Now Music como Tell
me what'd I say: the Atlantic story o
Up on the roof: gems from the Atlantic vaults.
Me le imagino impaciente: “bah, eso no interesa. Lo que yo quiero
es que Led Zeppelin se reúna. Y se me ha ocurrido una idea para
Robert Plant entre en razón. Mira, le voy a decir...”
Por cierto: aquella conversación mía con Ertegun tuvo lugar en el Ritz. El mismo hotel en que, unos años antes, había entrevistado a Robert Plant. El cantante y yo intentamos entrar al restaurante y no nos dejaron: “los señores necesitan corbata”. De haber estado presente Ertegun, lo habría arreglado en un plis-plas.
Ahmet Ertegun consiguió que Led Zeppelin se reunieran por última vez en 2007...para su despedida.
Hay 11 Comentarios
Buenísimos los artículos
Publicado por: albert lamonja boillos | 30/08/2013 20:47:39
Estimado Diego, Como productor artístico Wexler o Mr. Ranking como le llamaban, con su conocimiento e intuición, tuvo una influencia decisiva en el desarrollo de la música Soul y Funk, desde el sello Stax. Y no fue Wexler quien les llevó a Led Zeppellin a Atlantic Records ?. En 1975, se mudó a Warner Records. Trabajó con Bob Dylan y, más tarde, produjo Careless Whisper, el extraordinario suceso de George Michael, en la década del ’80. En 1987, Wexler fue incluido en el Hall of Fame del Rock and Roll. Se habrá ido a Florida a gozar su vejez, pero mientras estuvo en actividad, fue un gran productor, es decir un gran disquero.
Publicado por: Freddy Russo | 15/08/2013 22:40:13
Freddy, ser disquero es también estar encima del negocio. Mientras Ertegun se batía el cobre en Nueva York, Wexler se fue a vivir la gran vida a Florida. Cuando quiso volver a subir al puente de mando de Atlantic, descubrió que ya no reconocía la empresa (y esta tampoco aguantaba sus modos coléricos).
Wexler es obviamente un gran productor y, durante un tiempo, un buen disquero. Pero le faltaba el olfato de las nuevas tendencias, la habilidad para funcionar en una gran corporación, la paciencia. Eso lo hacía muy bien Ahmet Ertegün y por eso su nombre es sinónimo de Atlantic.
Publicado por: DAM | 15/08/2013 21:58:35
En qué consiste ser disquero ? Y Wexler no era también disquero ? Artistas tan diversos como Little Richard, Sam Cooke, Chubby Cheker, Ray Charles, Aretha Franklin, Wilson Pickett, Carla Thomas, Bo Diddley o Carl Perkins pasaron por la producción de Wexler tuvieron hits que recorrieron el país y generaron, desde el posicionamiento y el estar de moda que la revista Billboard les otorgaba, niveles de éxito hasta entonces desconocidos para la música popular en los Estados Unidos. No fue el productor artístico de Atlantic Records a partir de 1967 ? Por favor, de qué estamos hablando.
Publicado por: Freddy Russo | 15/08/2013 20:50:00
Con todos los respetos para Jerry Wexler, NO FUE la encarnación de Atlantic Records a lo largo de 60 años. Aunque sí fue copropietario de la compañía, hay que puntualizar. Esta serie va de DISQUEROS, no necesariamente de PRODUCTORES.
Publicado por: DAM | 15/08/2013 13:17:30
Lamentable que en una película y peor aun en un artículo tan "serio" no se incluya a la figura enorme de Jerry Wexler que fue el mentor del Rythm & Blues en 1948 y posteriormente el que elegía a los grupos y músicos de Atlantic Rc desde 1.967. Wexler fue periodista de la revista Billboard. Un productor muy importante, quizás mas importante que el mismo propietario del sello, el turco Ertegun.
Publicado por: Freddy Russo | 15/08/2013 0:48:19
http://elsignodelostiempos.blogspot.com.es/
Publicado por: alma | 14/08/2013 21:19:31
mucha anecdota..pero poca musica..
Publicado por: Amadeo | 14/08/2013 19:46:46
Lawyers, guns and money *. Título de un disco extraordinario de Warren Zevon, que no teniendo nada que ver con el contenido del artículo, que se sepa que ser es. De Warren Zevon. Al menos que conste como homenaje al nunca bien homenajeado genio californiano.
Publicado por: ALEXCRIVI | 14/08/2013 18:46:30
Interesante, pero para truculenta historia la de Bad Boy Records y Deth Row Records : http://documentalium.blogspot.com/2013/07/gangsta-rap-la-rivalidad-entre-la-costa.html
Publicado por: alejocu | 14/08/2013 18:15:48
Interesante retrospectiva de este sello...seguimos fieles a tu blog, Diego. Saludos
a quien pueda interesar: http://wordsandlyrics1972.blogspot.com.es/
Publicado por: Lina | 14/08/2013 14:25:24