Abogados, pistolas y dinero: Saturn Records

Por: | 29 de agosto de 2013

   

Para acercarse al universo de Sun Ra: Brother from another planet, documental de la BBC, firmado por Don Letts.

Esta serie estival se ha centrado en la ascensión y caída de discográficas históricas; en general, tuvieron años de esplendor antes de derrumbarse por fallecimiento de sus fundadores, problemas económicos o el implacable cambio de gustos de su majestad, el público.

La de hoy, sin embargo, nunca compitió con ellas. El Saturn Records fue una disquera atípica que apenas usó distribuidores, que jamás hizo promoción, que desconocía el concepto de marketing, que existía sencillamente para dar salida a la música de su creador, un visionario conocido como como Sun Ra. En ese sentido, sí que debe considerarse una aventura fructífera: editó una avalancha de álbumes suyos entre 1956 hasta los años cercanos a su muerte (1993), superando el centenar de referencias. Felizmente, discográficas más convencionales, como Evidence Records, se han ocupado de reeditar todo en CD, a veces con temas extra o juntando un par de elepés.

 

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Conviene saber que Sun Ra no creía en la exclusividad. A cambio de dinero contante y sonante, cedía grabaciones a todo tipo de compañías: Delmark, ESP, BYG, Horo, Impulse, Blast First, Praxis, Black Saint, Leo. Lo que convierte la aprehensión de su música en una carrera de obstáculos. Ya de por sí, Sun Ra tendía a romper los esquemas: un disco o un show podían incluir escrupulosas recreaciónes de swing clásico (Fletcher Henderson era el favorito) con pasajes a pleno pulmón, aparentemente cercanos al free jazz. Todo filtrado por un humor de cara seria, informado por su cosmogonía particular. 

Cuesta entender las peculiaridades de Sun Ra y su sello si no se asimila que él y su banda, la Arkestra, vivían por debajo de la línea de la pobreza. Constituían una comuna atípica: asexual, Sun Ra deploraba las energías que consumía el sexo; vetaba el alcohol, no digamos las otras drogas; no era obligado el vegetarianismo pero muchas veces no había otra opción. El moralista que había detrás del artista intergaláctico se escandalizó cuando tuvo que convivir en Detroit con sus admiradores, John Sinclair y el grupo MC5, que apostaban exactamente por lo contrario: rock and roll, dope, and fucking in the streets. 

En el sentido empresarial, Saturn Records era un anacronismo, una entidad preindustrial. Ni siquiera seguía un orden cronológico en sus lanzamientos: había cintas supuestamente vanguardistas que pasaban años hasta que se editaban en vinilo; otras, cambiaban de título (y portada) en sucesivas reediciones. Sorprendentemente, Sun Ra también editó abundantes singles, siguiendo los sonidos de moda. Algo había de proselitismo pero las razones tendían a ser económicas. Por una mínima inversión, se conseguían colocar unos centenares de copias en las gramolas del barrio y en las tiendas de simpatizantes.

SUN RA secretsofthesun1962 editado por Saturn en 1965Saturn Records nunca tuvo deudores: los discos se pagaban a tocateja, con entrega en mano. Gracias a la comprensión de algunos admiradores en el bisnes, a veces hacían tiradas diminutas, de 100 copias, cuando el encargo mínimo solía ser 500. Algunas portadas se rotulaban a mano (y subían el precio: conocían la mentalidad de los coleccionistas). Cuando viajaban a Europa, no llevaban el producto acabado, que hubiera pagado altas tasas de aduanas: iban en cajas separadas los elepés, las carpetas, las galletas; en el hotel, se ensamblaban antes de venderlos a tiendas especializadas.

Naturalmente, en cada concierto se despachaban sus discos, a veces sin títulos ni información. También vendían por correo pero no eran fiables: con bastante frecuencia, te mandaban títulos distintos a los que habías pedido (a veces, se trataba de errores de fábrica, que combinaban la cara A de un disco y la cara B de otro). El proceso resultaba tan enervante que finalmente terminaron sugiriendo que les dieras alternativas: sus discos más apetitosos se agotaban y pasaban años antes de que alguien decidiera reimprimirlos.

Claro que las frustraciones de los compradores no eran nada comparadas con las de los propios músicos. Los habituales de la Arkestra ya sabían que había prioridades: enamorado de las tímbricas novedosas, Sun Ra era de los primeros en comprarse pianos eléctricos o sintetizadores. Los instrumentistas invitados tenían que aguantar humillantes esperas antes de que el Gran Visionario aceptara soltar los 20, 30, 40 dólares prometidos.

 

En contraste con el desinterés de las grandes discográficas, Sun Ra si atrajo a los cineastas: Space is the place es un largometraje de 1972, que tardó dos años en estrenarse (el músico insistía en eliminar las escenas sexuales).

Una de las muchas paradojas era que Sun Ra gozaba de un notable prestigio, sobre todo en Europa, pero vivía haciendo equilibrios. En Estados Unidos, cuando pillaba un contrato bien pagado, digamos en una universidad, procuraba conseguir un bolo al día siguiente en cualquier club cercano, ante la furia de los organizadores. Los músicos, sin embargo, no se quejaban: esos cientos de dólares extra significaban que tal vez podrían volver a casa sin apuros (era demasiado frecuente que se quedaran sin dinero al final de una gira).

Sun ra teclasCon el tiempo, lo que había sido un espectáculo lustroso perdió su brillo. Uniformes y disfraces, sombreros y gafas, todo mostraba el desgaste. En 1991, actuaron en el Central Park neoyorquino como invitados de Sonic Youth. El público alternativo, menos culto que Thurnston Moore y el resto de la Juventud Sónica, no se sintió impresionado: “es una orquesta de homeless”. 

Así que no, en la historia de Saturn Records apenas hubo dinero y no hubo necesidad de abogados. Sí hubo pistolas, a pesar del pacifismo de Sun Ra, que no simpatizó demasiado con los Black Panthers y similares. En los años sesenta, cuando la Arkestra vivía en Nueva York, se ofreció para tocar los domingos, tradicional día de descanso para los músicos, en Slug's Saloon, un club discreto en el East Village. Fue un éxito: a Slug's solían acudir los traficantes del Bajo Manhattan, con sus guardaespaldas. La abundancia de “hierros” garantizaba un ambiente tranquilo (y un goteo de músicos, en busca de provisiones). Sin embargo, las pasiones humanas convirtieron a Slug's en un lugar maldito: allí fue donde una mujer despechada mató al más ardiente de los trompetistas, Lee Morgan. 

 

Una tienda de coleccionistas de New Jersey muestra su oferta de LPs de Sun Ra

Hay 7 Comentarios

Últimamente estoy leyendo numerosas referencias a la muerte de Lee Morgan (Chet Baker en Let's Get Lost). Es hora de que alguien explique su historia y su corta vida.

Gracias por la interesante información sobre este artista tan peculiar, no lo conocia pero me ha encantado

Sun Ra tenía una visión benévola de la interpretación de MC5. Alguien le preguntó y explicitó su aprobación. Como nadie tocaba su música, se debió ver gratamente sorprendido.

¡Hola Diego!
Si tienes el dato me encantaría saber cual fue la opinión de Sun Ra cuando escuchó su música interpretada por Motor City 5, hablo no de estilo de vida sino de ejecución musical.
Gracias!!!

Que gran articulo me fascino la historia, felicidades.

Pues, por ejemplo, "Space is the place", "Jazz in silhoutte", "The magic city" y, sí, incluso "The singles" (que tiene jazz y más cosas).

Hola diego, ¿podrías recomendar algún lp de los mendas para no iniciados? Gracias maestro.

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Diego A. Manrique

, en contra del tópico que persigue a los críticos, nunca quiso ser músico. En su salón hay un bonito piano pero está tapado por montañas de discos, libros, revistas. Sus amigos músicos se enfadan mucho.

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