Randy Wood, de Vee-Jay, entrega un disco de oro a John Lennon. Capitol se subió por las paredes al enterarse.
Basta un error y tu reputación se va al carajo, para siempre. Recuerden: Dick Rowe fue uno de los grandes disqueros del sello Decca pero ha ingresado en la historia como “el cazatalentos que rechazó a los Beatles” en 1962. Un pecado de diferente naturaleza cometió Vee-Jay Records, la discográfica de Chicago, que -a principios de 1963- firmó un contrato para editar en Estados Unidos, durante cinco años, las grabaciones de los Beatles. La mina de oro, vamos. Sin embargo, en pocos meses, perdieron esos derechos, en parte por sus trapacerías.
Las leyendas negras son crueles. La cinta que los Beatles presentaron a Dick Rowe no sonaba muy excitante y contenía demasiadas canciones que tocaban mil grupos. Y Rowe enmendó el error-de-Liverpool fichando a continuación a los Rolling Stones, Them, John Mayall's Bluesbreakers, The Small Faces, Tom Jones.
Lo mismo con Vee-Jay. A principios de 1962, Capitol Records, la sucursal californiana de EMI, no quería saber nada de aquel cuarteto tan elemental, del que ni siquiera entendían su pronunciación (no eran los únicos: un hipster como Bob Dylan escuchó “I want to hold your hand” y confundió su "I can't hide" con “I get high”, es decir, “yo me coloco”). En su desesperación, la EMI londinense cedió los masters gratuitamente a Vee-Jay: la compañía de Chicago quería fichar para EEUU a un baladista con tendencia country, Frank Ifield; los Beatles entraron en el paquete en un 2 x 1.
Se nos cuenta la saga de los Beatles como una inevitable marcha triunfal pero de eso nada: en muchos momentos, aquello se atascó y su impacto pudo quedarse a nivel local. Resulta concebible que fueran masivos en el Reino Unido e ignorados en Estados Unidos: ese fue el destino del anterior ocupante del trono del pop inglés, Cliff Richard.
De hecho, estuvo a punto de ocurrir: a pesar de las buenas relaciones de Vee-Jay (detalles carnales más adelante) con las emisoras de Chicago, los primeros singles de los Beatles apenas sonaron en la radio. Había tan poco entusiasmo que retrasaron la salida de su primer LP, Introducing The Beatles. Mientras tanto, Capitol había recificado y preparaba una campaña colosal para lanzar a “los melenudos”. Con ese empuje y la aparición en el Ed Sullivan Show, en febrero de 1964, la beatlemanía explosionó en Estados Unidos y, de rebote, en el mundo entero.
Telegrama requiriendo que Vee-Jay deje de fabricar discos de los Beatles. Ni caso, claro
Capitol alegaba que la compañía de Chicago no había pagado los royalties por las (escasas) primeras ventas en singles, por lo que consideraba el acuerdo invalidado. A pesar de que los abogados de Capitol atacaron a Vee-Jay sin descanso, no convencieron a los jueces. La compañía de Chicago vendió millones de de discos a partir del puñado de temas beatles que controlaban, sacándose elepés de la manga como Jolly what! The Beatles and Frank Ifield on stage o The Beatles vs. The Four Seasons.
Todas estas batallas, de interés unicamente para coleccionistas de ediciones raras, han ocultado que, al fin y al cabo, Vee-Jay no resultaba una mala elección para un grupo británico desconocido. Motown ha vendido muy bien la leyenda de que fue la primera discográfica con propietario negro que triunfó. En realidad, Vee-Jay se adelantó por seis años a la compañía de Detroit. Y cubría un territorio mucho mayor: grababa doo wop, blues profundos, jazz, gospel y lo que ya empezaba a llamarse soul. Berry Gordy suele alardear de que Motown ayudó a la integración racial pero tardó en grabar artistas blancos, mientras que Vee-Jay pitaba con los Four Seasons y los Beatles.
La diferencia residía en que Vee-Jay era obra de dos locutores de radio, la pareja formada por Vivian Carter y Jimmy Bracken. Trabajaban en Gary (Indiana), ciudad satélite de Chicago con variedad racial y cierta fama babilónica, desde los tiempos de Capone. Sabían poco del bisnes discográfico pero asumían que una compañía independiente multiplicaba sus posibilidades de supervivencia si atendía a diferentes mercados.
Primera parte de Record Row, documental sobre los grandes sellos de Chicago, incluyendo a Vee-Jay.
Literalmente, Vee-Jay ponía velas a Dios y al Diablo. Sacaba vibrantes grabaciones religiosas de los Staple Singers, los Swan Silvertones o los Five Blind Boys. A la vez, se trabajaba con bluesmen de colmillo retorcido. John Lee Hooker encajaba mal con otros músicos y le solían grabar en solitario, marcando el ritmo con el pie; sabían, además, que hacia discos para otras compañías, recurriendo a seudónimos. Los problemas de Jimmy Reed eran aún más graves: alcohólico, su mujer se colocaba a su lado en el estudio y le susurraba lo que debía cantar; ocasionalmente, se colaba su voz en la cinta.
A su tiempo, esa música sería reexportada desde el Reino Unido, en versiones de pelos largos. En su país, tenía dificultad para salir del ghetto. Una jugada maestra de Vee-Jay fue alquilar por un día el Carnegie Hall neoyorquino. Se grabó allí Jimmy Reed at Carnegie Hall, como si hubiera sido un concierto en tan prestigioso local. Y no: sólo estaban presentes músicos y técnicos. Jimmy no tuvo necesidad de poner en práctica sus trucos. Por ejemplo, cuando estaba actuando y no quería que nadie le viera pimplando, bebía de una botella escondida en un bolsillo interior de la chaqueta, a través de un tubo disimulado entre la armónica y su soporte.
Nada que pudiera asombrar a Ewart Abner, presidente de la compañía y un disquero de leyenda. De vez en cuando, vaciaba la caja de Vee-Jay y se largaba a Las Vegas. Volvía con una sonrisa de oreja a oreja o con cara fúnebre, farfullando excusas para explicar que los empleados tardarían unas semanas en recibir su paga. En la industria radiofónica, era adorado: en una convención de locutores, se ocupó de la hospitality suite, que animó con quince prostitutas traídas directamente desde los países escandinavos. Personalmente, encuentro más deplorable que Abner, en plan old school, firmara de vez en cuando como coautor de canciones de sus artistas.
Para desgracia de Vee-Jay, Abner también guardaba la contabilidad en la cabeza. Eso explica que desatendiera compromisos financieros urgentes y se quedara sin los servicios de los Four Seasons o, como hemos explicado, los Beatles. Le echaron y le volvieron a contratar. Pero ya no pudo hacer magia. Con una plantilla inflada y unos acreedores desconfiados, ocurrió lo inevitable: en 1965, Vee-Jay se declaró en quiebra. Abner, por el contrario, siguió prosperando: saltó a Motown Records, imperio que llegaría a dirigir en los setenta; sería luego el manager de Stevie Wonder. En este negocio, hay que recordarlo, los malos no suelen ir al Infierno.
Recopilaciones
como
Big boss man: the Vee-Jay story
(Not Now Music/Resistencia) muestran la extraordinaria racha de
aciertos de la compañía. Ciero que Vee-Jay creció gracias a
abundantes one-hit
wonders,
como Gene Chandler (Duke
of Earl),
Betty Everett (It's
in his kiss)
o Gene Allison (You
can make it if
you
try).
Pero también lanzó a Jerry Butler (inicialmente, con Curtis
Mayfield), los Dells, Gladys Knight and the Pips, Dee Clark o Donnie
Elbert. Les perdió la megalomanía, el pasar de 20 a 200 empleados.
Y el talón de Aquiles de las independientes: el desfase entre gastos
(la fabricación de los vinilos, pagados a tocateja) y los ingresos
(los distribuidores, siempre tan remolones). El toque de Rey Midas de
los Beatles no fue suficiente para permitirles sobrevivir. Y su caída metió miedo a sus competidores, los sellos indies que habíac descubierto el filón del rhythm and blues. En los años inmediatos, tanto Atlantic como sus vecinos de Chess Records se vendieron a grandes compañías.
Hay 3 Comentarios
CHILE, AMERICAN ECONOMIC POWER
“CHILE” POTENCIA ECONOMICA DE SUDAMERICA, CON UN CRECIMIENTO DE UN 7% ANUAL, COLONIA ESPAÑOLA DE 16 MILLONES DE HABITANTES, NECESITA DE PERSONAS QUE QUIERAN TRIUNFAR, PERSONAS CON MENTALIDAD GANADORA.
CHILE, tiene el desierto más seco del Mundo donde se instalo ALMA, Polinesia, Antártida, miles de kilómetros de Montañas, todo el año mucha nieve, volcanes, Zona Cetro climas de 28° 32° durante la primavera y verano, Zona Sur en el invierno mucha lluvia pero durante el verano es maravilloso ver a los Alerces de 3000 y 6000 años, Bosques milenarios vírgenes, zonas vírgenes de la Montaña que nunca ha llegado el hombre, ríos, lagos, glaciales milenarios, Jungla Húmeda, miles de kilómetros de playas, Olas en Pichilemu que superan 10,20,30, hasta mas metros de altura para la práctica del Surf, Islas vírgenes sin habitantes, territorios vírgenes sin habitantes, La Isla de Chiloé una zona hermosa para quedarse a vivir, tu caminas por los cientos de kilómetros de CUCAO CHILOE y pateas las machas que están en la playa. Chile no tiene animales peligrosos, Chile no tiene reptiles venenosos, mucho Mar para disfrutar de sus productos y belleza marítima.
LO HERMOSO DE TODO ES:
(“MILES” DE VACANTES LABORALES)
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Publicado por: CHILE | 06/08/2013 17:53:06
Muy buen artículo, como siempre. Les dejo el enlace de un sitio que me encanta: http://xurl.es/9ik46
Publicado por: Lio | 06/08/2013 0:50:24
La verdad: considerar a Gene Chandler como un "one-hit-wonder" es minusvalorar en exceso su talento y trayectoria.
Por lo demás, interesante artículo sobre los entresijos de la música en unos años excitantes y revolucionarios.
Publicado por: Alberto Secades | 05/08/2013 12:56:58