Secretos y mentiras de la Virgin

Por: | 09 de noviembre de 2013

  

La primera Virgin (venta de discos por correo) incluía también un servicio de ayuda para clientes con problemas.

Seguramente, a los actuales terrícolas les suene a extravagancia o a perversión. Pero no exagero: en el siglo pasado, éramos fans de (algunas) discográficas. Por ejemplo, de Virgin Records. Las tiendas Virgin en Inglaterra, inauguradas en 1971, eran deliciosos limbos dónde te podías apalancar y escuchar con auriculares rarezas recién llegadas de Estados Unidos o de la República Federal de Alemania.

Había, además, un extraño afecto por Richard Branson y demás fundadores de la cadena. Estudiantes conectados con la subcultura underground, con un punto de pìllería: les pillaron con toneladas de discos importados, a los que -para no pagar aduanas- habían declarado que iban a ser expedidos a Europa (y no, se trataba de stock para sus tiendas). Ahí es cuando descubrimos que no eran unos hippies del montón: en vez de terminar en la cárcel, se movieron los hilos y simplemente Richard tuvo que pagar una fuerte multa.

VIRGIN Richard+Branson-hija HollyUn inciso. A pesar de que le salvaron el culo, hipotecando su casa, Branson no regaló ni una acción de Virgin a sus sufridos padres. Más adelante, financiado por un banco generoso, él y sus colegas montaron un estudio campestre, The Manor, y -ya en 1973- Virgin Records, que se inauguró con el millonario Tubular bells, de Mike Oldfield, antiguo músico de Kevin Ayers, ángel dorado del Canterbury sound.

                                                                            Richard Branson hoy, con su hija Holly

Branson despertaba cierta solidaridad, cuando te contaban lo de su mujer Kirsten, a la que había seducido el irresistible Kevin Ayers,  que se la llevó hacía Mallorca y -ahí el confidente bajaba el tono de su voz- la heroína. Luego sabríamos que fue una consecuencia inesperada de un juego de intercambio de parejas, en la famosa casa flotante de la Little Venice londinense.

Virgin Richard Branson boat

¿Y cómo nos enterábamos de esas intimidades? Gracias a un disquero español, Carlos Juan Casado, que confraternizó con la plana mayor de Virgin, tanto directivos como artistas: apareció incluso en un vídeo de Simple Minds. Carlos Juan terminaría abriendo la oficina española de Virgin, en pleno barrio chino de Madrid: en vez de sillas o sofás, te recostabas en camas. Algunos de los artistas británicos, en visita promocional, se mostraban visiblemente intimidados por el ambiente: Carlos Juan era hipper than thou.

  

"This is your land", de Simple Minds, rodado en España. Carlos Juan Casado es el extraño sacerdote que aparece, por ejemplo, en el 2.07

Además, los periodistas españoles teníamos a un inesperado aliado en el cuartel general de Virgin en Londres: Al Clark, el jefe de prensa, era un periodista musical atraído por el espíritu de Virgin. Resulta que Al había crecido en la cuenca minera de Huelva e insistía que él hablaba “andalú”, no castellano. El nos explicaba, con palabras finas, que no se debía confundir a Branson con un musiquero. Se trataba, añadía, de un fantástico tahúr que, a la primera oportunidad, cambiaría Virgin Records por una cadena de hamburgueserías.

Virgin-logos-1Al Clark no acertó en lo de la fast food pero clavó al personaje: Richard no estaba emocionalmente implicado con la música. Sí, se tiraba de cabeza a la piscina pero necesita que alguien le dijera dónde estaba el agua. Convirtió a Virgin en una marca polivalente, apta para vender cosméticos, condones, servicios financieros o vuelos intercontinentales.

En 1992, Branson traspasó Virgin a EMI por 1.000 millones de dólares. Cuatro años después, intentó repetir la jugada con el sello V2 pero no le salió (comercialmente) tan bien. Mi principal recuerdo de V2 fueron sus opulentas oficinas de Londres y un detalle propio de los últimos tiempos de vacas gordas: la empresa contaba con una fabulosa flota de coches propios, con chóferes aburridos que esperaban trasladar a alguien o llevar algún paquete.

Maestro en autopublicitarse, Branson está ahora promocionando el 40 aniversario de Virgin, aunque su creación resida actualmente en el catálogo de Universal (y hayan pasado 20 años desde la venta). Veo imágenes de la exposición, 40 years of disruptions, que montaron en Londres y, caramba, el legado de Virgin se ha reducido a Tubular bells, los Sex Pistols, Phil Collins, Culture Club y las Spice Girls. Lo mismo con el álbum homónimo, que podría llamarse “el pop más comercial de Virgin”.

  

Oiga, no. En la primera etapa de Virgin, era la casa de los raros: Robert Wyatt, Kevin Coyne, Steve Hillage, Ivor Cutler, Captain Beefheart. Sus grupos quebraban los esquemas igualmente: Henry Cow, Gong, Hatfield and The North, Can, Tangerine Dream, Faust (que llegaron a sacar un elepé, The Faust tapes, que se vendía al precio de un single).

Virgin también se abrió al reggae, compitiendo duramente con Island, la compañía del jamaicano Chris Blackwell, gracias al bendito sello Front Line: I Roy, Big Youth, Tappa Zukie, Gregory Isaacs, The Gladiators, ¡The Migthy Diamonds! Todo esto parece haber desaparecido de la historia oficial.

Virgin tienda Bristol
El fichaje de los Pistols fue un mandato de renovación, una limpia de los elementos hippies y brazos abiertos al after punk y la new wave. Pero indigna que, en algo que titulan 40 años de perturbaciones, solo quede XTC como testimonio de un catálogo que incluía a PiL, Magazine, The Motors, Penetration, The Records, The Skids, The Ruts. 

No se confundan: entiendo que una discográfica se mueva con los vientos del mercado; de no haber apostado por el techno pop y las músicas de baile en los ochenta, seguramente estaríamos hablando de Virgin como un curioso experimento que no duró ni un decenio.

Virgin comp 1Veo  que, tras 40 years of disruptions, se han editado otros cinco recopilatorios triples, a precio muy apañado, que repasan cronológicamente la evolución del sello: a ellos hay que acudir, empezando por Losing our virginity. Solo alego que me parece aberrante que se identifique a Branson con el tronco discográfico del que creció su imperio. Era la hora de sus socios. De Simon Draper, Nik Powell, Tom Newman y demás cazatalentos. Ellos fueron los visionarios; Branson, el niño que cambiaba cromos en el patio del colegio y siempre terminaba haciendo buenos negocios con nuestra ansiedad y nuestra inocencia.

 

Hay 16 Comentarios

Pep Inus, nombres, queremos nombres (y apellidos). Por ejemplo, siempre me ha intrigado cuántos discos tendrá en su colección el señor Mario Armero, afamado locutor con programa inequívoco en Onda Dos hacia 1980 (Revólver) convertido desde hace años en superempresario (aquí también, noblesse oblige).

¡Qué cierto es, Iago! Voy a ver si los encuentro...los triples del 40 aniversario son deficientes en información.

Muy buena entrada! En mi opinión, una de las más interesantes y reivindicables producciones de Virgin (post-Branson) son los fantásticos recopilatorios de David Toop ("Ocean of Sound", "Sugar and Poison"...).

Mi primera tienda de discos fue un puesto en El Rastro madrileño, cuando había puestos de interés y no 'lotes de los chinos'. Era el puesto de Salvador y su padre, que siempre supieron aconsejarme y descubrirme toda la buena música que llegaba a sus manos.
Vendían discos, y cassettes, era su negocio, pero también me regalaron más de uno para despertar mi pasión y tuvimos largas charlas sobre todos los estilos y géneros posibles. Aprendí mucho.
La Radio, algo de prensa musical y más Radio y los domingos al Rastro. Poco a poco fui descubriendo el paraiso...
Después vinieron otras tiendas como la inmensa Discoplay de Los Sótanos de Gran Via. Después sali a dar una vuelta por España y recorriendo la geografía encontré nuevos lugares pero, y este pero no me gusta, asistí a los malos momentos y vi como iban cerrando casi todas y como iban desapareciendo las luminarias de la Radio...
Imagino que vivimos tiempos de cambio. Y cuesta trabajo acostumbrarse.
Internet supuso la gran fiesta de la música al principio, de repente a un clic, toda la música estaba en mis circuitos. Escuché cosas que nunca imaginé poder llegar a oir, artistas recónditos, grabaciones prohibidas, melodías de otras latitudes...
Pero -debo ser romántico o gilipollas- desapareció el contacto humano.
Nos quedan tiendas absurdas como las de las grandes superficies o monstruos como el Fnac donde si aciertas con la persona adecuada y los jefes no miran encontrarás una opinión pero, estarán de acuerdo, ya no es lo mismo.
Los discos son cada vez más pequeños, los diseñadores son accionistas de fábricas de lupas y no hay referencias y cuando las encuentras no puedes disfrutar de una charla amena porque entre medias hay un puñado de imberbes que solo quieren insultar y despellejar o venderte algo y si te vas de copas para rozarte con la humanidad corres el peligro de que la música la estén pinchando Kiko o Froilán y, mireusté, yo lo único que quería era hablar de música.
Hablar de música, o literatura, o cine, o de que hoy tampoco me ha tocado el cupón...

Buen "ajuste de cuentas" de Manrique con uno de los ex-gurús" del tinglao. Un poco grande para ser gurú, demasiado ruidoso para ser creíble, demasiado rico para que nos identifiquemos con él, a pesar de que los consumidores normalitos como el que suscribe identificáramos perennemente el sello Virgin con el "never mind the bollocks", quizás uno de los mejores discos de la historia del rock. En todos los ambientes post-68 (haya habido barricadas o no) pero especialmente en los ligados a la música, negocio entonces en expansión creativa - y lo digo igualmente bajo su aspecto comercial, mercadotécnico etc...- ha habido listillos, de esos que creías que eran "uno de los nuestros"; hippy, emprendedor, "auténtico" (es decir, ajeno al afán de lucro, movido por la "pasión") que en cuanto te has dado la vuelta se han convertido en potentados exponentes del capitalismo más salvaje, la cultura underground como simple y astuto campo de expansión. Un hippy guay en Inglaterra se monta Virgin; unos trotskistas post-soixantehuitards se montan la Fnac (miren si las siglas corresponden hoy a lo que se supone pretendían) y hasta algún fancinero madrileño malasañero acaba convertido en un semi-poderoso potentado discográfico, para alegría "chotesca" de los lectores de Mondo Brutto. y yo les pregunto a los lectores de la edad de Manrique: Dónde quedó la tienda de discos "Mister Píbody" ?

Creo que me das la razón, Bobthoven!. Un buen empleado se hubiera esforzado en encargarte los discos que te interesaban. Un buen empleado no hubiera intentado venderte algo tan alejado de tus planteamientos estéticos.

En respuesta a Diego siempre a punto:
No es cierto que la Virgin de Sevilla no estuviera atendida por personal experto. Te cuento, recién abierto el kiosko, fui con la ilusión de llevarme el catálogo completo de Steve Hillage y el probo empleado se empeñó en venderme un disco de Mecano...
Y no, no me compré el cedé de los susodichos ni ningún disco de Hillage porque no había más que morralla....

El cierre de la televisión valenciana ha dejado una pregunta en el aire... ¿Hay manipulación en el periodismo?
http://yestheycan.blogspot.com/2013/11/periodismo-manipulacion-y-un-argentino.html

Tuve el gusto de decirle a la cara a Branson que no sabía en lo que se habían metido al montar los Megastores en España. Empezaron por Sevilla, que tenía entonces uno de los menores consumos de música grabada per cápita. Además, me contaron, parte del personal no estaba a la altura....

Ya me jodió bien que cerraran la Virgin de Coruña con lo fácil que era mangar allí los cds con formatos raros que no les cabían en las dichosas cajas rigidas de plástico. Me saque de allí unos cuantos recopilatorios de la Verve realmente gloriosos.

Creo que, si yo tuviese un blog, encontraría más irritante a esta especie de publicidad parasitaria que a los comentaristas furiosos (ésto, al menos, se toman la molestia de leer la entrada).
Por lo demás, un buen artículo. Sería también interesante una mención a las Megastores (o como se llamasen) abiertas hará cosa de veinte años en España (y cerradas al poco tiempo). En mi ciudad llegó a haber una, todo un acontencimiento en un villorrio de provincias.

¿Este hombre no era el que quería programar vuelos al espacio? Al final lo consiguió¿
http://www.lafoliemadrid.com

Perdón, el enlace es http://xurl.es/w3jsn

Grupo duro donde los haya los Pistols, os recomiendo artículo sobre ellos http://xurl.es/w3jsnhttp://xurl.es/w3jsn

Gran modelo de negocio el de Virgin, supo llegar a la cima de la vida a base de esfuerzo e inversiones adecuadas
http://www.inverealestate.com

Jo, que empresa más envidiable, nada que ver con las actuales que dan la sensación de pensar eclusivamente en ganar dinero... que ellos también querian ganar, pero por lo menos siempre lo disimulaban mejor

http://www.alicantegusta.com

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Sobre el blog

¡Tanta música, tan poco tiempo! Este blog quiere ofrecerte pistas, aclarar misterios, iluminar rincones oscuros, averiguar las claves de la pasión que nos mueve. Que es arte pero, atención, también negocio.

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Diego A. Manrique

, en contra del tópico que persigue a los críticos, nunca quiso ser músico. En su salón hay un bonito piano pero está tapado por montañas de discos, libros, revistas. Sus amigos músicos se enfadan mucho.

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