Lords of chaos es un libro fascinante. En la reciente traducción española (Señores del caos, Es Pop Ediciones) resulta hasta hermoso como objeto. Pero exhala un aliento fétido. Seguramente ya habrán leído algo sobre el asunto central: hace veinte años, reventó un absceso casi invisible en el cuerpo del rock.
Los protagonistas eran integrantes de la naciente escena musical del black metal en Noruega y no, no fue bonito. En 1991, con una escopeta, se suicidó Per Yngve Ohlin, el sueco que cantaba al frente del grupo Mayhem bajo el apodo de Dead (“Muerto”). El cadáver fue descubierto por el guitarrista del grupo, Oystein Aarseth, alías Euronymous; antes de que llegara la policía, fotografió al difunto (una instantánea serviría luego de portada) y recogió trozos de su cráneo, que posteriormente adornarían collares.
En 1992, otro músico similar, Bard Eithun, conocido como Faust, asesinó en un parque a un homosexual madurito al que hizo creer que aceptaba sus proposiciones. Ya en 1993, la violencia fue interna. El citado Euronymous fue acuchillado por Varg Vikernes, que se presentaba como Conde Grishnackh y aspiraba a macho alfa de la manada. Vikernes era admirado por su campaña contra las iglesias, incluyendo el modelo stavkirke, las fantasmagóricas construcciones de madera que son un símbolo del cristianismo escandinavo; docenas de templos fueron incendiados.
No eran actos precisamente clandestinos: se comentaban, se celebraban en el ambiente. Vikernes, responsable de un proyecto unipersonal llamado Burzum, tenía sed de publicidad. Antes de quitarle la vida a Euronymous, que precisamente editaba los discos de Burzum, ya había sido portada en la revista británica Kerrang!. Era un movimiento musical ("la última vanguardia europea", asegura el novelista Javier Calvo en el prólogo), pero también una secta perversa, sin ninguna empatía por la muerte de incluso sus propios miembros.
La ausencia de cualquier señal de arrepentimiento por parte de Vikernes asombró a la sociedad noruega. Tras fracasar su absurda coartada de defensa propia, que todavía repite a los ingenuos que quieren escucharla, fue sugiriendo “explicaciones” pasmosas para justificar su odio: Euronymous había coqueteado con el comunismo, tenía sangre lapona, comía lo mismo que algunos inmigrantes (kebab), era bisexual y escuchaba diferentes tipos de música, incluyendo -horror- a Kraftwerk.
Carismático e inteligente, Vikernes supo publicitar sus zigzagueos ideológicos. Rechazaba el epíteto de “satánico”: era un pagano que buscaba recuperar las creencias precristianas. Su racismo le llevó hacia el nazismo, reivindicando al gran traidor de la historia reciente de Noruega: Vidkun Quisling, colaborador de los invasores alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, ejecutado tras la liberación.
Probablemente, todo habría quedado en las páginas de sucesos de los periódicos escandinavos de no existir Señores del caos, libro que se publicó en 1998 y difundió globalmente unos hechos y unos personajes tan truculentos. Su autor principal es un músico y escritor estadounidense, Michael Moynihan, que contó con un aliado local, el periodista Didrik Soderlind.
Señores del caos plantea cuestiones enojosas: la relación entre la retórica del rock y la vida cotidiana, la función de las subculturas juveniles, la estética y la ética de sus tendencias más extremistas. El caso del black metal noruego dinamitaba los estereotipos sobre el heavy metal: aquí no se trata de una música esencialmente proletaria, nacida con vocación de proporcionar un ascenso social. Por el contrario, estamos en el segundo país más rico del planeta. Y los protagonistas parecen pertenecer al menos a la clase media.
Varg Vikernes en sus inicios, cuando se disfrazaba de guerrero
Esa es una de las carencias de Moynihan: su escasa curiosidad sociológica, su desinterés por las peculiaridades políticas de Noruega. Imaginamos que los practicantes del black metal no tenían problemas económicos. En Oslo, Euronymous regentaba una tienda de discos y parafernalia, Helvete (“Infierno”), aparentemente deficitaria. Vikernes adquiría costoso equipamiento militar; en 1997, su madre financiaba generosamente a un grupúsculo neonazi con la convicción -aseguró- de que así garantizaba la seguridad de su hijo en la cárcel, condenado a 21 años de privación de libertad.
Señores del caos es un libro inquietante no solo por lo que cuenta. Lo hace de una manera exhaustiva, hasta el agotamiento. Falta, insisto, background sobre los protagonistas o el país que les vio crecer. Aunque el autor procura mantenerse dentro de los márgenes de lo políticamente correcto, se intuye una callada simpatía, una admiración por los planteamientos de partida de Vikernes, lo que explicaría su acceso al personaje. Que se portó bien entre rejas, aparte de un intento de fuga: tras cumplir quince años de su condena, salió en libertad condicional.
En los últimos tiempos, Vikernes reside en el suroeste de Francia, con una esposa francesa. Desde allí combina las tareas de proselitismo con las labores musicales. Le molesta la policía antiterrorista, que desconfia de su arsenal de armas de caza. Vikernes puede contemplar como el black metal se ha transformado en un fenómeno internacional, practicado en muchos países y no necesariamente acompañado por atrocidades o profanaciones. Pero ya ha perdido el título del Anticristo noruego: en 2011, otro hijo de buena familia, Anders Behring Breivik, batió cualquier récord imaginable: mató a 77 personas entre Oslo y la isla de Utoya. La realidad tiende a superar a las fantasías más calenturientas. No lo olviden: los monstruos brotan incluso en las sociedades aparentemente modélicas.
Until the light take us, un seco documental sobre los pioneros del black metal. Vean que una cárcel de máxima seguridad en Noruega parece un internado: Vikernes tenía ordenador (pero no acceso a Internet) e incluso pudo grabar discos.
Hay 55 Comentarios
Vaya una mierda de articulo y mentiras a trocho y mocho, sin ton ni son, va de entendido del black metal y no tiene ni idea de lo que paso realmente y ese libro y el que lo escribio es otra gran mierda, ¿un americano escribir un libro sobre lo que paso en Noruega?, jajajaj, vamos hombre por favor...
Ya es ud mayorcito para saber que nadie se comio ningun cerebro de nadie, ni se hizo ningun collar, si es cierto que hizo una foto.
En fin... periodistas de mierda, como siempre contando mentiras, porque no tienen ni puta idea de la verdad o cuentan lo que les interesa contar para crear expectacion.
Asquerosos periodistas...
Publicado por: El mio Hijo de Puta | 30/05/2014 18:16:23
No sabes ni mierda chabón... casi casi todo lo que decis sos pelotudeces... yo que vos me escucho unos discos de verdadero black metal, le aflojes a la boludes, e investigues un poquito mas...
Publicado por: Alejandro | 20/01/2014 4:17:17
No entiendo el comentario de Pedorro sobre el comentario de Ruffus.
Publicado por: Anonimo | 12/12/2013 6:54:08
Es curioso, al menos así lo siento yo puesto que creo que es más llamativa en términos musicales y artísticos la trayectoria de Moynihan que la de todo el Black Metal. Y para explicarme tendría que adentrarme en la carrera -no muy extensa- de este músico para reflexionar acerca de si "Lords of chaos es un libro fascinante" o de si POP Ediciones ha conseguido un "hermoso como objeto".
Y siento, sin duda, interés en lo que escribe este cronista acerca de esta "hagiografía" pero cada vez encuentro menos inquietudes en los gustos musicales de Manrique (algo que no es de reprochar dada su influencia) cuando deja de dedicar espacios a gente mucho más interesante (lo de subjetivo se lo dejo a la empresa) y completa.
En fin...
que ha enmendado la plana con Cabrera Infante...
Pero "quédequé".
Se le escapa el tiempo entre las manos.
Gracias Ruffus.
Publicado por: nuaniu | 10/12/2013 11:46:05
"Por favor, utilicen los símbolos de puntuación, así no hay quien lea"
Corrige, badulaque.
Publicado por: Pedorro | 09/12/2013 19:12:29
Por favor, utilicen los símbolos de puntuación, así no hay quien lea
Publicado por: Ruffus | 09/12/2013 18:02:50
Es curioso, al menos así lo siento yo puesto que creo que es más llamativa en términos musicales y artísticos la trayectoria de Moynihan que la de todo el Black Metal. Y para explicarme tendría que adentrarme en la carrera -no muy extensa- de este músico para reflexionar acerca de si "Lords of chaos es un libro fascinante" o de si POP Ediciones ha conseguido un "hermoso como objeto".
Y siento, sin duda, interés en lo que escribe este cronista acerca de esta "hagiografía" pero cada vez encuentro menos inquietudes en los gustos musicales de Manrique (algo que no es de reprochar dada su influencia) cuando deja de dedicar espacios a gente mucho más interesante (lo de subjetivo se lo dejo a la empresa) y completa.
En fin...
que ha enmendado la plana con Cabrera Infante...
Pero quédequé.
Se le escapa el tiempo entre las manos.
Publicado por: nuaniu | 09/12/2013 14:32:02
Me vale verga en realidad todas las babosadas de Varg, solo me identifico con el Black Metal, y lo que dicen sus canciones y letras me dan fuerza, mas allá de lo que hagan o dejen de hacer niñitos estúpidos tratando de ser malotes, es muy facil matar a un ser humano todos los dias lo hacen y mas en mi tierra asi que lo del asesinato solo le quito un gran exponente del Black Metal Noruego al genero, y convirtio a un prospecto de vikingo en un bobo con camisa de once baras... pero el Black es full genero no se compara con nada...
Publicado por: Suputamadre. | 09/12/2013 4:46:31
Me encanta ese concepto de "soy racista, pero no odio". Debe de significar algo así como "me creo superior a aquellos que no tienen mi mismo color de piel, pero lo hago sin acritud". Probablemente, el bueno de Erik el Pardo compadezca a todos aquellos que no han tenido la suerte de nacer escandinavos.
En realidad, el racismo no es otra cosa que puro miedo disfrazado de ideología pseudocientífica (en el caso de que esté mínimamente elaborada, claro). Es el miedo de los privilegiados, siempre amenazados por la rebelión de los "parias de la Tierra". Y todo el mundo sabe que el miedo y el odio son primos hermanos.
Confiemos en que los franceses tengan bien vigilado a este angelito.
Publicado por: Guillermo | 07/12/2013 21:35:48
Es muy gratificante ver la cantidad de amantes del black metal que han respondido a este artículo. Yo también prefiero el black griego http://youtu.be/qois4YXnG1Q
pero no necewsito que me lo ratifique un medio generalista.
Aqui veo que hay mucha pasión, es bueno, pero se falla en comprensión de lectura y eso es malo. Si veo un articulo que se llama "los asesinos del black metal", ya me imagino que se trata de las burradas de los noruegos y los alemanes. Lo leo por si hay algo nuevo, todo lo más espero que, por curiosidad, alguien se interese por el BM.
Lo que No puedo entender la ira de los que se quejan que no se hable del black metal. Si ves un articulo que se titule "La familia Manson: los asesinos hippies", no esperas que el artículo te explique la historia de la música hippy. Por cierto que la cantidad de asesinatos de Manson y su gente supera con mucho la de las muertes atribuibles a gente del black metal y los hippies, que todavia los hay, no se sienten ofendidos ni satanizados. Si fue la realidad, no veo amarillismo. Así que vista al frente y nada de ir de victimas y quejarse de que no entienden el black metal.
Publicado por: Armando | 07/12/2013 19:28:28
Qué divertido: cuando Manrique escribe de oídas y pisa mierda, siempre hay un pelota que le aplaude la gracia; en este caso un pelota algo tontorrón con pseudónimo estúpido, como el "Gaba gaba jei" ése.
Publicado por: Miguel | 07/12/2013 12:25:22
Magnífica aportación Belisario, es un gusto poder leer la opinión de otra persona que ha entendido la esencia de lo que significa el black metal de los primeros años 90.
A mi de lo que más me llamó la atención de esta música cuando empecé a escucharla fue que, al contrario que la música más comercial (que también tiene sus virtudes, que conste), parecía como si estuviese pensada para provocar repulsión en el oyente, en concreto el gusto por la repetición hasta la obsesión de Burzum me fascinó. Lo que ya no queda sino llamarlo magia es cuando de repente toda esa cacofonía se te hace entendible e inevitablemente te sientes especial al encontrar música donde los demás sólo perciben ruido.
Por otro lado, el otro gran punto de interés de este género en mi opinión es la actitud extrema que tiene, sin concesiones. Está impregnada de un ansia de pureza y un romanticismo tales que puede hasta resultar ingenuo (cuando precisamente la ingenuidad es uno de los objetos de la ira del black metal). Inevitablemente eso no podía durar mucho y esos grupos que ha mencionado Belisario son ya solo una pantomima carente de profundidad.
Publicado por: Miguel | 07/12/2013 11:09:08
Es una buena noticia que este libro vea por fin la luz en castellano, se trata de un documento muy informativo y bien escrito (hablo del original) y, desde que fue publicado, sigue siendo la fuente fundamental sobre la escena noruega de principios de los noventa. El artículo de Manrique también es bueno, en mi opinión hace un análisis bastante fundamentado del planteamiento principal del libro. El único problema es que, al igual que el propio libro en sí en su mayor parte, se limita a contar la historia morbosa de unas cuantas personas involucradas en una escena musical, y no dedica ni una sola frase a la propia música.
Muchos conocen aquella historia truculenta que narra el artículo, incluso gente que nunca ha escuchado la música ni tiene el más remoto interés por hacerlo. No les culpo, sencillamente no es música para todo el mundo. Para cualquier oído no acostumbrado o interesado, el black metal es un batiburrillo de ruidos y gritos, y no es de extrañar, porque forma parte de su estética deliberada; sus creadores quisieron que fuera así, música sombría y horrible, al menos para casi todo el mundo. Pero lo que no estaría de más es que alguna vez un periodista se parara a analizar el black metal detenidamente y descubriera que, como fenómeno artístico, tiene muchos elementos románticos (naturalismo, antimoralismo, historicismo, atavismo, heroísmo, individualismo) que lo relacionan inequívocamente con todos los movimientos artísticos de tendencia romántica que lo precedieron desde el siglo XVIII. Más aún, el black metal introdujo una ampliación de los recursos musicales del heavy metal previo, un uso de estilos narrativos y ambientales así como un gusto por estructuras no convencionales (es decir, alejadas del paradigma estrofa-estribillo-estrofa), características que comparte con la música clásica menos armoniosa y amable.
La forma de expresar una idea mediante la estructura de una canción que cultivaron Mayhem, Enslaved, Immortal, Burzum, Emperor y Darkthrone en sus inicios, cada uno a su manera, es más propia de compositores románticos como Brückner, Schumann o Mahler que de cualquier grupo de metal anterior a 1990. Y estamos hablando de chavales que apenas rozaban la mayoría de edad, y pese a no tener probablemente una clara conciencia de todo lo expuesto, sí tenían la inspiración y el talento necesarios como para materializarlo en una versión extrema y de estética agresiva y opaca, inaccesible para el gran público hasta el día de hoy. El hecho de que fueran de clase media/alta, como bien se apunta, no invalida el mensaje, sino que lo matiza: esto no es música rebelde y vital, es un romanticismo imaginativo, la válvula de escape de quien ha crecido sin pasar hambre ni necesidad, pero atrapado en las redes de un capitalismo asfixiante y una sociedad en la que ocio y trabajo son actividades de puro consumismo y superficialidad.
El gran mérito del black metal reside en la intensidad de su estética (musical) sombría, en su expresividad y su ambiciosa complejidad artística, al menos antes de empezar a degenerar hacia 1996, de la mano de imitadores sin ideas, grupos comerciales de hard rock disfrazado con elementos extremos (Cradle of Filth) o mezclas abigarradas de estilos extremos sin fondo ni dirección (Dimmu Borgir). La música de la primera época, y la de los pocos que han creado obras posteriores con un espíritu y una visión similar, es lo único que puede interesar cuando uno ya se conoce la historia sensacionalista al dedillo. Estaría bien que, para variar, alguien hablara de todo esto alguna vez.
Publicado por: Belisario | 07/12/2013 6:28:00
El racismo es sin lugar a dudas lo que menos comparto de Varg Vikernes (afortunadamente es algo que jamás aparece en su música). De todos modos la última opinión acerca de este tema que le leí iba en la siguiente dirección: "soy racista, pero no odio".
Así que no creo que el fallecimiento de Mandela haya de ser un motivo de regocijo para él.
Publicado por: Miguel | 06/12/2013 9:29:51
Me pregunto si hoy Varg Virkenes estará celebrando la muerte de Nelson Mandela. Él, que tanto odiaba el Oslo lleno de inmigrantes, en vez de su Bergen tan ario.
Publicado por: Electro Dab | 06/12/2013 0:07:24
Con todos mis respetos, usted no debería hablar de lo que no sabe. Usted ha demostrado hoy aquí que sus conocimientos de Metal, y en especial de Black Metal, brillan por completo por su ausencia.
Publicado por: Gonzalo | 05/12/2013 22:43:42
Bueno, no sé, eso último que has dicho es relativo en mi opinión.
Yendo a lo particular: yo escucho casi todos los géneros de metal y para mi no es incompatible disfrutar de Burzum o Darkthrone y luego ponerme un disco de Judas o Savatage.
Y diré más, Varg Vikernes en su día (15 años) escuchaba Megadeth y Iron Maiden. Fenriz (Darkthrone) es un apasionado de Uriah Heep y el Speed Metal de los años 80. El metal es muy amplio y está claro que puede haber géneros que aborrezcas, pero hay un legado general que sale de Black Sabbath que se percibe en todos los géneros.
Otra cosa es que te fijes en las evidentes apariencias estéticas entre un heavy amante del heavy-power metal y un gótico amante de la música oscura. O que identifiques a un black-metalero y a un gótico como entes parecidos al vestir los dos todo de negro cuando en realidad la música puede ser muy diferente.
También es verdad por otra parte que el heavy metal -especialmente en España- está asociado a ser de izquierdas, mientras que en el black metal hay bastante movimiento ultra-derechista, pero vamos, todo eso en mi opinión es secundario a la música. Y musicalmente la continuidad que lleva de Black Sabbath a Mayhem está ahí (yo mismo la he recorrido).
Publicado por: Miguel | 05/12/2013 21:38:54
Bueno la historia esta de Mayhem/Burzum, Euronymous/Vikernes no era tan poco conocida como sugiere Manrique. La cosa trascendió hasta llegar a gente a la que no nos gusta nada el black metal. Es una historia delirante y no es de extrañar surgiendo en semejante escena caricaturesca. Se ve que Manrique no anda muy ducho por estos terrenos desconocidos: los seguidores de esta basura socialmente nada tienen que ver con los tradicionales seguidores de Motorhead, Iron Maiden o Baron Rojo, que son la tribu a la que Manrique tiene identificada del pasado. El público del black metal son estos otros llamados góticos que nunca han pisado el Excalibur de Vallecas. Buen artículo de todos modos, lo he disfrutado
Publicado por: Yo maté a Cronos | 05/12/2013 17:34:41
El Black Metal no está hecho para salir en un medio generalista, así que tampoco es de sorprender que me molesten las tonterías que se pueden leer por aquí.
Pero vamos, considerar la música de Varg Vikernes ruido...
http://www.youtube.com/watch?v=KDz076wR4FE
Que está claro que no es un tipo de música fácil de escuchar, pero anda que no hay joyas en las que es difícil adentrarse! (Y no sólo en el campo de la música).
Publicado por: Miguel | 05/12/2013 14:32:22
Un artículo demasiado amarillista que no profundiza en el tema más que asociando de manera fácil el metal con los asesinos. Esta gente tiene un problema mental y debe estar encarcelada, escuchen a Satyricon o a los Black Eyed Peas.
Publicado por: Rafa | 05/12/2013 8:26:16
Grandes Vikernes especiales e irreberentes http://www.capitanfood.com
Publicado por: CapitanFood | 05/12/2013 8:23:47
Lo mejor, la foto de Vikernes de guerrero... ¡Cuánto daño han hecho los Manowar!
Sólo que Manowar, Venom, King Diamond y Merciful Fate sí son músicos de verdad.
Publicado por: JS | 05/12/2013 7:39:07
Hombre,tamporco es que todos beban sangre de vírgenes y vayan por la vida en plan El día de la Bestia. Que hay alguno pasado de rosca, pues sí, como en todas partes, pero la mayoría no dejan de ser unos señores (ya tienen algunas canitas los grupos más antiguos) que se visten de modo agresivo y se maquillan de pandas furiosos, sacan a pasear la espadita de Juego de Tronos el día del concierto y luego para casita que, hace frío por Norge.
Musicalmente no es mi género favorito pero a veces he encontrado cosas interesantes, como :https://www.youtube.com/watch?v=tMOJ_4FSDLs
También creo que si el género lleva ya mas de 20 años por el mundo, merecería al menos un poco de respeto, no sólo hablar de si un loco mato a otro o si éste homre o aquél es de ultraderecha, como si no hubiera gente de ultraderecha que escucha Wagner :P
Publicado por: Adan | 05/12/2013 6:30:39
Otro artículo más amarillo que negro...
En cualquier caso, si de verdad se quiere saber lo que es el black metal como MUSICA, recomiendo el libro "Metal Extremo: 30 Años de Oscuridad" del madrileño Salva Rubio.
Le avala ir por la cuarta edición...
Publicado por: BZ | 05/12/2013 2:41:36
Manrique, la has hecho buena, ya has sacado a los fans de VARG VIKERNES de sus agujeros. Pero ya ves que ni siquiera saben escribir bien su nombre.
Publicado por: Gaba gaba jei | 04/12/2013 22:59:51