Nuevamente, el partido del siglo: Beatles-Stones

Por: | 28 de diciembre de 2013

Beatles-Rolling-Stones
Ingenuamente, pensé que el debate había desaparecido de la circulación (por lo menos, desde que se jubiló Jesús Hermida, bendito sea). Y resulta que no: todavía le queda kilometraje al enfrentamiento entre Beatles y Rolling Stones.

Andres_Trapiello Bernardo PérezEncuentras sus ecos en los lugares más insospechados. Aparece en La manía, uno de los tomos de Salón de los pasos perdidos, la entrega anual de los fascinantes diarios de Andrés Trapiello sobre la vida literaria. Lo plantea un amigo filósofo en una reunión nocturna: “se confesó partidario convicto de los Rolling, en tanto miraba con cierto desapego a los Beatles, a los que encontraba un tanto dulzones”.

La anécdota sirve para que el autor apuntale el altivo personaje que se ha construido con esos libros. Trapiello opta por los Beatles con majestuosa desidia: 

“La opinión de uno, declaré, no tenía la menor importancia, porque no estaba ni siquiera contrastada: a uno sólo le han gustado los Beatles, porque en cierto modo sólo les hemos escuchado a ellos. De todo los demás grupos no sabe nada. Con ellos ha tenido suficiente, y tampoco le ha salido de dentro ir a la tienda y comprar un disco ni de los Beatles ni de ningún otro. Pero si ha escuchado a los Beatles, se ha detenido uno y se ha quedado embelesado, como cuando vamos andando por la calle y nos asalta de pronto el sonido metálico y ligero de un carillón”.

¡Olé tus cojones!, diría un castizo. A pesar de la displicencia de Trapiello, la vida pop parece exigir tomar partido, recrear antiguas batallas, reducir el mundo a dicotomías. Sale ahora en Estados Unidos un libro al que cabe pronosticar buena carrera comercial: Beatles vs. Stones, de John McMillian. Advierto que ya existía otro volumen al respecto: Beatles Vs. Rolling Stones: Sound opinions on the great rock 'n' roll rivalry, por Jim DeRogatis y Greg Kot. Más que nada, ambos textos deberían ayudar a refrescar los planteamientos. Y recordar que la oposición entre ambos grupos fue alentada por sus respectivos managers (especialmente por el fantasioso Andrew Loog-Oldham), que alimentaban así la caldera mediática. Un detalle revelador: la misma persona editaba las revistas del fan club de unos y otros.

Beatles vs StonesIncluso, la lectura del trabajo exhaustivo de McMillian podría disipar esos mitos apolillados que todavía lastran cualquier discusión sobre el asunto: el (falso) origen proletario de un John Lennon, que le atribuía una misteriosa superioridad moral sobre un hijo de la clase media como Mick Jagger.

Tiene sentido recordar estas guerras infantiles. Sentido ¡y beneficio estético! Con el tiempo, incluso gran parte de su público ignora la deslumbrante obra de los Stones de 1966 y 1967. Resulta cierto que iban a la zaga de los Beatles (como todos los grupos de entonces, inevitablemente). Pero ambos respondían a las influencias estadounidenses, y muy especialmente al mandato de Bob Dylan, que había ampliado el lenguaje y la temática de las letras del pop.

La diferencia reside en que los Beatles lo hicieron de forma elíptica mientras los Stones acentuaron los elementos más chirriantes del universo dylaniano: metamorfosearon los arreglos de cuentas con antiguas novias en misoginia de sal gruesa, convirtieron el desprecio por el mundo adulto en alarde elitista de gente cool, transformaron el acceso a las drogas en la señal de los elegidos.

Aunque coincidieran cronológicamente, la evolución fue dispar. Los Stones tardaron años en tener un productor digno de ese nombre; fueron más dubitativos a la hora de lanzarse a componer. A pesar de la grandeza de su (tan minusvalorada) etapa pop, sólo se reconocieron como propietarios de un estilo personal a partir de 1968 (Beggars banquet).

Aún así, incluso cuando los Beatles dejaron de existir, los exmiembros les consideraban como la competencia a batir. A principios de los setenta se competía por la influencia cultural y la credibilidad underground. Las agudas maldades de John Lennon -el hombre sabía zaherir, eso no me lo nieguen- contra Jagger y los Stones revelan la profundidad de su obsesión.

John LennonJagger

En realidad, el enfrentamiento Beatles-Stones ha sido prolongado esencialmente por gente en la periferia, que de alguna forma creían que era un esnobismo de musiqueros el optar por Jagger y compañía. En los sesenta, cuando alguien preguntaba, se tiraban balones fuera: “entre los Beatles y los Rolling, me quedo con...¡los Kinks!”. O The Who o The Byrds o cualquiera que evidenciara que solo los tontos renunciaban a disfrutar de la abundancia, del prodigio que suponía compartir una Edad de Oro.

  

A pesar de lo que ahora digan sus bateristas, Beatles y Stones competían secretamente.

Hay 16 Comentarios

En Pop Thing tenemos montones de artículos sobre Beatles, Stones, Byrds, Hollies, Kinks, Small Faces y otras luminarias del pop británico de los 60: http://www.popthing.com/

Ni los Beach Boys ni los Kinks estaban *tan* detras de los Beatles en genialdidad, a mediados de los '60. Un repasito a Pet Sounds antes de pontificar tan categóricamente no vendría nada mal.

Adoro "los arreglos de cuentas con antiguas novias en misoginia de sal gruesa" ... y me siento sucio por ello, je je. Sobre todo con "Play With Fire".
Tremendo Diego !!!

Yo también pensaba que era un tema quemado pero, después del libro de McMillian, se me ocurrió googlear y, caramba, estaba vivo y por todos los paises: programas de TV, conciertos con imitadores, encuestas, injertos...

Um..., creo, Diego, que has reciclado otra columna tuya publicada hace escasos meses.... Yo soy fan confeso de los Beatles pero a la vez pienso que los Stones suman en lugar de restar. Ya lo expresó muy bien el grupo House of Love en su canción: The Beatles and the Stones. Dicho lo cual, los Kinks y Byrds me tocan la fibra más que Jagger and co. Supongo que favorezco el sentido de la melodía sobre el ritmo, ¿no?

No, no, no. ADMIRO a Trapiello. Pero párrafos como ese sirven para recordar cuanto puedes patinar cuando te dejas llevar por tu Personaje.

Este post es en realidad una excusa para dejar en evidencia al plasta de Trapiello ¿a que si?

Joder, lo olvidaba también: la mejor canción del Aftermath (aunque al final no la incluyeran), es, sin duda, ésta:
https://www.youtube.com/watch?v=td512nZA-BQ

PS
Lo olvidaba: la versión de los Flechazos es un auténtico cagarro. Pues eso.

¿Andrés Trapiello? No me jodas...
(Hala, a ser buenos y disfrutar de un poco de buena música:
https://www.youtube.com/watch?v=u76LrSamOas )

Y una recomendación: en el nuevo número de la esencial revista estadounidense UGLY THINGS, mega-entrevista con Andrew Loog Oldham.

http://webstore.ugly-things.com/ugly-things-36-p261.php

Salud.

Sí, el período pop de los Rolling Stones, 1966-1967, raramente es elogiado como merece. Lo habitual en España es que la mística Stones empiece en 1968, con el lanzamiento de Jumpin' Jack Flash. De aquel momento de su carrera, el más melódico y colorista, a mí me maravillan especialmente I Am Waiting (de Aftermath), la versión de Out Of Time que acabó siendo publicada en Metamorphosis, Ruby Tuesday, Backstreet Girl (de Between The Buttons) y She's A Rainbow (de Their Satanic Majesties Request). Salud.

Este tipo de cosas tan sobadas es a lo que me refiero , ¿a estas alturas Diego? ¿Por qué siempre música popular occidental y si puede ser obvia mejor?

este debate es anacronismo puro

Tener que elegir entre Beatles y Stones es como tener que elegir entre papá y mamá.

Beatles Vs Stones, otro filón a explotar, ámbos han hecho su papel en la historia de la música popular, cada uno a su estilo, está clara la superioridad de los primeros, pero eso no da a lugar a ponerles en un trono y olvidar a otros como Creedence Clearwater Revival, Who, Kinks, etc...
Saludos...

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¡Tanta música, tan poco tiempo! Este blog quiere ofrecerte pistas, aclarar misterios, iluminar rincones oscuros, averiguar las claves de la pasión que nos mueve. Que es arte pero, atención, también negocio.

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Diego A. Manrique

, en contra del tópico que persigue a los críticos, nunca quiso ser músico. En su salón hay un bonito piano pero está tapado por montañas de discos, libros, revistas. Sus amigos músicos se enfadan mucho.

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