Dilema: eres periodista musical y descubres un delito grave

Por: | 14 de marzo de 2014

  Jim DeRogatis y greg knot
Jim DeRogatis (con gafas) y Greg Kot, amigos y residentes en Chicago. Hacen juntos Sound opinions, en la National Public Radio

Traté a Jim DeRogatis (New Jersey, 1964) a principios de siglo, cuando publicó Let it blurt, agridulce biografía de la primera leyenda de la crítica de rock, el desdichado Lester Bangs. Voluminoso y afable, Jim derogatis_let1DeRogatis no parecía un periodista dado a polémicas. Pero algunas de sus acciones han entrado en la pequeña historia gremial.

Ya he contado aquí lo que se dio en llamar el Hootiegate. DeRogatis estuvo trabajando ocho meses en la redacción neoyorquina de Rolling Stone, un pínaculo para cualquier periodista estadounidense. Hasta que tuvo la osadía de firmar una crítica negativa de Hootie & the Blowfish, una de esas bandas anémicas que misteriosamente despachan millones de copias, convirtiéndose en objetivo prioritario de la industria. Seguramente Jim sabía que Jann Wenner, el fundador de la revista, era íntimo de Ahmet Ertegun, gran jefe de Atlantic, el sello de Hootie. Pero no se imaginó que Wenner levantaría su texto para publicar otro comentario más favorable. El incidente se saldó con el despido de Jim, cuando lo contó.

 

De vuelta en Chicago, se incorporó a la plantilla del Sun-Times, un diario que le apoyó frente a los malignos  ataques de luminarias como Ryan Adams o Billy Corgan (Smashing Pumpkins), egocéntricos que se sintieron damnificados por sus valoraciones. Enfrentamientos relativamente inocentes en el mundillo del rock alternativo, donde todos se conocían.

En 2010, DeRogatis se pasó a la docencia. Es profesor de periodismo rock (¡sí, existe tal curso!) en el Columbia College, de Chicago. Se quita el ranchillo con un programa de radio y un blog. Sin embargo, hay un caso que le persigue: Jim descubrió en 2002 que R. Kelly, estrella puntera del moderno R & B, estaba denunciado por pornografía infantil, tras circular cintas de vídeo que mostraban encuentros sexuales con jovencitas. Grabaciones nada eróticas: un adulto mandando sobre muchachitas robotizadas, intimidadas por el ambiente.

JIM DEROGATIS sun-times-screencaps
Fue su scoop. Ya se sabía que R. Kelly era menorero: se había casado con la cantante Aaliyah, cuando esta tenía 15 años, gracias a un documento falsificado que aseguraba que había cumplido los 18 años. Lo que descubrió DeRogatis fue un sospechoso patrón de conducta: R. Kelly usaba y abusaba de menores de edad, de las que luego se libraba sobornando a sus familias. Futuros testigos, que jamás habían salido de Chicago, desaparecían rumbo a ilimitadas vacaciones pagadas en Europa. Y todo así.

El juicio resultante fue muy, muy áspero: la defensa de R. Kelly intentó que DeRogatis fuera procesado, por hacer una copia de una cinta comprometedora antes de entregársela a la policía. Jim estuvo a un pelo de terminar en la cárcel, por negarse a revelar sus fuentes.

JIM DeRoGATIS Sketch
Se habló del caso en EL PAÍS, aunque creo que no llegamos a informar que, tras años de retrasos y maniobras de leguleyos, R. Kelly fue declarado inocente por un jurado en 2008. DeRogatis quería olvidarlo pero le escandalizó que Pitchfork, el gran medio indie, colocara a R. Kelly como cabeza de cartel en el festival  que patrocina en Chicago, edición de 2013.

Para más escarnio, el escenario no estaba lejos de dónde viven algunas de las humilladas víctimas de Kelly. Profesionalmente, lo que más indignó a DeRogatis fue que Pitchfork contribuyera a la rehabilitación mediática de un artista de  talento que, ay, en su vida diaria, se mostraba como un vulgar violador de adolescentes. Unas menores, que por su color y su origen modesto, parecían no tener ninguna credibilidad.

Un R. Kelly light, para no desentonar en el Pitchfork Music Festival

Desde luego, R. Kelly lo aprovechó. Consciente de estar ante un exigente público de hipsters, rebajó el contenido erótico de su espectáculo (nada de mujeres enjauladas ni camas sobre el escenario). De alguna manera, hizo cómplices a los asistentes

Un pacto implícito: "sabéis que puedo ser malo pero, reconociendo vuestra sensibilidad, voy a controlarme". Su repertorio, su reputación, su historial quedaban depurados por el filtro de la ironía. Como cualquier potencia reinante, Pitchfork se negó a responder a las críticas: no había nada raro en su apuesta por R. Kelly, tal era el mensaje.

R KELLY

Black panties, el disco que R. Kelly publicó poco después de su actuación para Pitchfork.

Puede parecer una minucia, un conflicto local entre viejos y nuevos media (resulta que Pitchfork también tiene su base en Chicago) pero provoca enojosas preguntas sobre la responsabilidad de los periodistas y su tendencia a tapar historias desagradables o la capacidad de los medios musicales para hacer seguimiento de asuntos judiciales. El mismo DeRogatis explica que no hubiera podido realizar sus investigaciones sobre R. Kelly sin la ayuda de los veteranos reporteros de tribunales y sucesos.

Si somos sinceros, hay casos que no nos caen lejos. Aunque no siempre resulten asuntos tan nítidos. En los noventa, circulaba por Madrid la leyenda del Rockero Contagioso. Un personaje que se sabía portador del virus del sida. Sin embargo, salía muchas noches a ligar. Y tenía suficiente labia para triunfar, generalmente con jovencitas que no conocían sus antecedentes. Según el rumor, llevado por un creciente odio al mundo, follaba sin condón. ¿Y cómo vas a investigar algo así? El hombre, por cierto, ya murió.

Acoso-sexual-09Nuestra prensa musical rara vez se planteaba esos dilemas éticos. En el mismo centro de trabajo, te encontrabas con el típico compañero prepotente, que alardeaba de su veteranía: de vez en cuando, se dedicaba al acoso sexual de compañeras recién llegadas. Pero nadie, incluyendo las afectadas, pensó entonces en denunciar esos comportamientos.

Otras veces. sencillamente nos fallaba la imaginación. Convivías con un colega altamente imaginativo, culto y exquisito. Pero su novia llegaba a la redacción con moratones muy visibles y aseguraba que eran fruto de sus arranques de ira. Nos resultaba tan inconcebible que no dijimos nada. Hoy no hubiéramos sido tan escépticos.

 

 

Hay 15 Comentarios

¡Eh! como la protagonista del Jubilee Street de Nick Cave, imprescindible el video recortado, con el enorme -no por el tamaño físico- Ray Winstone, todos tenemos que ''practicar con el ejemplo''
Y, en cuanto a las identidades, antes de llegar aquí he intentado la del director de cine que mantiene-el-resquemor-por-una-crítica-antigua, y, ya que el periodista lo ha vivido en sus carnes, no son rumores....

Todo iba bien en el artículo hasta que Diego escribe "Si somos sinceros". Porque a partir de ahí es cuando deja de serlo. Cada día cayendo más bajo.

¿Ética personal y profesional contra pragmatismo?, cierto que es difícil la respuesta, simplemente, aplaudir a los que escogen lo primero.
elvuelodelgrajocebrian.blogspot.com.es

Alejo: "según el rumor" es otra forma de decir que te lo contaron informalmente. Y no pasó al periodismo por razones obvias: ¿qué vas a hacer, perseguir a los ligues de XX y preguntarlas lo que hicieron aquella noche?

Grisson ataca de nuevo, Diego mas entomologo que nunca. ¿Que pasa, que no hay nada vivo de lo que hablar? Ultimamente estas que no paras con las autopsias, diferidas eso si.

Nunca me ha gustado la expresión "según el rumor". No pertenece al periodismo

No, si eso ha quedado muy claro.

No era esa mi intención. Más bien, confesar que no siempre estamos a la altura de lo que predicamos.

Con lo cual me reconocerás que es más fácil y queda periodísticamente mucho más 'cool' tratar un tema que ocurre lejos y no hincarle el diente a otro más cercano. Pero, eso sí, lo segundo lo dejas resbalar para hacerte el enterado al que no se le escapa una. Desde luego que no se trata de especular, sino de decir las cosas claras o, si no, no alimentar de ninguna manera las quinielas. Me trae sin cuidado quién era el Contagioso, pero me reconocerás que esparces la mierda de una manera un poco torpe. Nada más.

Lati, esto no es un concurso: "adivinen a quien se refiere". Tengo mis dudas en todos los casos que de alguna forma viví. Menciono su existencia para no dejar el asunto de R. Kelly en una exótica anécdota. No, esto o cosas similares pueden ocurrir muy cerca de ti y ¿qué haces?.

Yo creo que la búsqueda de la verdad es un objetivo en sí misma. Interesa por lo demás el conflicto que se da cuando se quiere condenar a alguien con pruebas cuyo origen está cubierto por el derecho a no revelar las fuentes. Creo que los periodistas deportivos, en torno a temas de dopaje, de apuestas y de amaños, sufren dilemas similares.

Si siempre me ha parecido muy feo eso de tirar la piedra y esconder la mano, imagínate hacer lo primero y escondérsela luego a los demás... En fin, allá tú.

Por favor, no se trata de especular con identidades. En contra de mi norma habitual voy a borrar los nombres.

Personalmente, opino que la decisión de Pitchfork de llevar a R. Kelly a uno de sus festivales es totalmente respetable. Lo importante es la música y el talento de este chico, por encima de otras cuestiones. Basta de hipocresías. Porque Diego, ¿a que tú reaccionaste de manera similar respecto a ese colega altamente imaginativo, culto y exquisito?. Pues eso.

Por otro lado, respecto al caso español, aunque los datos que dan son insuficientes, parece que puede tratarse de alguien de XXXXXXXX

Guitarrista español??? Hmmm....eso suena a XXXXXX

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Diego A. Manrique

, en contra del tópico que persigue a los críticos, nunca quiso ser músico. En su salón hay un bonito piano pero está tapado por montañas de discos, libros, revistas. Sus amigos músicos se enfadan mucho.

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