La desaparición de Paco de Lucía (25 de febrero de 2014) ha revelado la pervivencia de nuestro papanatismo. ¿Qué demonios importa lo que pensara Keith Richards de Paco? Más aún ¿hay que inventarse milongas para reforzar nuestra vacilante autoestima?
La brusca muerte de Paco de Lucía puso en relieve muchos automatismos de nuestra prensa. De repente, en medios que jamás hablaron de él, se enumeraban sus mujeres y sus hijos (tirando de archivo, que Paco fue muy discreto en esos asuntos). Pero reaparecía algo más descorazonador: el recurso a las autoridades foráneas, para mejor convencernos de que el fallecido era importante. Específicamente, se citaba a guitarristas de rock o jazz.
Había declaraciones atribuidas a Mark Knopfler o George Benson, y sonaban razonables. Pero, en infinidad de lugares, también me topé con una frase contundente de Keith Richards: "Solo hay dos o tres guitarristas que se puedan considerar leyenda. Y por encima de todos ellos está Paco de Lucía.” Tanto se ha repetido que sentí curiosidad por localizar su origen. Me pasé un buen rato en Google, incluso traduciéndolo a otros idiomas. Nada, nunca está identificada la fuente (medio, periodista, fecha).
Igual hay rastreadores más pacientes que consiguen resultados. Pero me tendrían que aclarar una duda: ¿qué demonios importa lo que opine Richards sobre La Gloria de Algeciras? Si no hay un conocimiento profundo, lo que cuente todo lo más tendría un valor anecdótico. No sólo por la distancia sideral entre géneros; Keith y Paco pertenecen a modelos diferentes de músicos. El uno es un tipo intuitivo, que se ajusta maravillosamente a sus limitaciones. El otro era un virtuoso perfeccionista que sufría ante su instrumento. ¿Pueden imaginar a (nuestro querido) Keef tomando el papel de un John McLaughlin?
Aparentemente, sí. He hallado un insólito testimonio que relaciona a Richards y Paco, publicado en la web de la Rolling Stone española. Lo relataba Javier Limón a un asombrado Julio Ródenas. Y vamos a tomarlo al pie de la letra, eso sí, con una pizca de sal: “Recuerdo cuando Keith Richards me llamó al Vicente Calderón para probar una guitarra flamenca. Me dijo: ‘A mí lo que me gustaría de verdad es hacer un dúo con Paco de Lucía a dos guitarras’. Cuando se lo propuse, Paco me dijo: ‘Pues no pega, ¿no?’. Me pareció la hostia, qué grandioso el Paco, macho.”
¿Grandioso? No: sensato y ajeno a la tontería. ¿Qué territorio común podían compartir personajes humana y musicalmente tan diferentes? ¿Tal vez “Malagueña”, que fue la primera pieza que aprendió Keith? ¿Cuántos duetos de guitarra acústica ha grabado el rollingstone? Y eso que ocasionalmente le da a la guitarra de palo y se le nota a gusto.
Javier, recuerden, fue productor de Paco y le pueden el fervor, la fantasía, la promoción. En todo caso, al Limón le suponía suficiente picardía para detectar cuando se expresa un sentimiento genuino y cuando se suelta algo cara a la galería (“el público español es el más caliente del mundo bla bla bla”).
Asumo que Keith Richards, como cualquier guitarrista viajado y con medio siglo de oficio, sabía de Paco de Lucía. Sin embargo, para ser la leyenda suprema, Paco no es mencionado en en su libro Vida (tampoco Andrés Segovia, que era el otro sinónimo universal de “spanish guitar”). Más aún, durante sus abundantes visitas a España, nunca manifestó ninguna pasión flamenca. Creo que la única vez que Keith trabajó en un estudio español fue para Weird nightmare (1992), el proyecto de Hal Willner dedicado a la música de…Charles Mingus.
Con todo, hay un bulo aún más sonrojante que empareja a los Rolling Stones con el flamenco. Específicamente, a Mick Jagger con Camarón. El huroneo de esas historias me ha llevado en algún caso hasta Gonzalo Torrente Malvido (rip), un simpático buscavidas que explotaba a fondo su amistad con Camarón o con su propio padre, el novelista Gonzalo Torrente Ballester. En una versión, nos aseguran que Jagger pidió ver cantar a Camarón; la invitación se hizo con modos imperiales y el gitano se negó. Pero circula otra leyenda urbana más casposa. Según esta, Mick llegó a escuchar a José Monge rompiendo su garganta y se quedó tan impactado que, atención, le pidió que se cambiaran sus calzoncillos, para ver si se le pegaba algo del rajo camaronero.
¿Se descojonan? Yo también, hasta que tecleé “Mick Jagger Camarón calzoncillos” y me salieron casi 500.000 resultados. Cuando se lo cuento a Gay Mercader, colega de los Stones desde los años setenta, muestra su incredulidad: “¿quién se puede creer semejantes marranadas?”. Coincide conmigo: más allá de la ingenua inventiva del fabulador, lo que revela es el profundo sentido de inferioridad cultural que asfixia a muchos españoles. Para tener confirmación externa de nuestros valores, estamos dispuestos a tragar ruedas de molino.
De alguna manera, lo entiendo. Confieso: yo también ejercí de propagandista del flamenco, por mi cuenta y riesgo. Cuando trataba con alguna superestrella, tipo Bono o Peter Gabriel, me llevaba un recopilatorio de Camarón. Iba en contra de uno de mis principios más sagrados - “no seas pringao, nunca jamás regales nada a un millonario”- pero me lo tragaba por hacer proselitismo del difunto.
¿Quieren conocer los resultados? Jamás logré convencer a nadie. Tampoco lo hizo Universal, que solía regalar la imponente caja integral del cantaor a sus superstars foráneas. Según mis datos, ninguno manifestó luego, de forma espontánea, un interés activo por Camarón. Tardé años en entender la sencilla verdad: los guiris rechazan el cante jondo. Por supuesto, no es necesario que me recuerden a las minorias de aficionados franceses o nipones. Estoy generalizando: pueden admirar el baile flamenco, seguro que se emocionan con una sonanta bien tocada pero, amigo, hay algo tan intenso en el cante puro que a la mayoría les intimida, les incomoda, les molesta.
Tengo pruebas. En los años cincuenta, con el boom del microsurco y la Alta Fidelidad, se editaron muchos LPs prácticos en EEUU, tipo cómo bailar la danza del vientre, cómo montar una fiesta tiki, etc. Y salió más de un disco pensado para acelerar la marcha de los invitados a un party. Con música chirriante. ¿Hace falta decirlo? Se incluía cante flamenco.
Los famosos calzoncillos de Mick Jagger: La Chispa no hubiera aprobado el intercambio...
Hay 10 Comentarios
por reducción al mismísimo absurdo, podríamos aproximarnos al who´s´who de la música española y su conocimiento y aprecio del flamenco... me temo que la conclusión no se desviaría un ápice de su melancólica reflexión, donDiego... es más, apretando algo mas la tuerca, diría que a fecha de hoy, a casi nadie de éste país, y aún más, del sur de éste país, le interesa lo mas mínimo el flamenco, que poco a poco y sin que nadie lo remedie, se está convirtiendo en un genuino fenómeno underground, por más que los media y el poder institucional que mamonea del género, publiciten lo contrario... acudan si les llega noticia a un recital en cualquiera de las escasas peñas flamencas que malsobreviven en los pueblos andaluces y miren alrededor las sillas vacías y la edad de los aficionados allí presentes... eso sí, los supereventos institucionales formato "bienal" y similares, que sólo aportan colegueo adepto a la causa y poquísimo cante jondo, seguirán acaparando los escasos recursos públicos que aún se (mal) administran
Publicado por: barriguitas | 23/04/2014 20:05:20
Totalmente de acuerdo. El día que muere Paco deLucía, un periodista deportivo de Esports3 -canal de deportes autónomico catalán- se despide aludiendo a la muerte de Paco y citando la famosa frase de Knopfler "El día que le vi supe que no sabía tocar la guitarra" o algo parecido. Patético. Además de utilizar una cita que todo el mundo estaba utilizando, pensé: "Ya te vale. Pero, quién narices es Mark Knopfler al lado de Paco?!" Claro, que si el presentador hubiera dicho que Cañizares dice sobre Paco..que Amigo dice sobre Paco..el 80% de los televidentes se quedaría igual. Y !ay! ese es el otro problema..la cultura nacional sobre el flamenco no abunda en la Iberia española.
Publicado por: Alberto | 23/04/2014 9:16:37
Lo del dueto Keef/Paco no lo creería ni que me lo contara el propio Richards, mentiroso compulsivo que:
1) en los 70 afirmó que su tratamiento de dsintoxicación de la heroína consistió en cambiarse toda la sangre,
2) en los 80 se sacó de la manga la leyenda de Muddy Waters pintor de brocha gorda,
3) en el nuevo milenio declaró haberse esnifado las cenizas de su padre.
En fin...
Publicado por: Aldoux | 21/04/2014 3:34:48
¿Será cosa de "colores"? Estoy elucubrando. BB King "pega" con Raimundo Amador. Bebo Valdés "pega" con el Cigala. Y Paco de Lucía con Ravi Shankar...
Publicado por: Álvaro | 19/04/2014 20:04:19
Mucho que ver tiene el hispanocentrismo que nos tiene tan mal parados en materia cultural. Nadie puede obviar el talento universal de Paco de Lucía, pero para reafirmar su brillantez musical no parece necesario buscar casi como adictos que culturas foraneas tengan que decirnos a qué sabían sus acordes.
http://casaquerida.com/2014/04/19/dos-lagrimas-caribenas/
Publicado por: Tinejo | 19/04/2014 19:41:10
Para un guiri la imagen de Camarón es lo más parecido a la imagen de un figurante de El Planeta de los Simios, sin desmérito de Camarón pero sí del guiri. Ahí tenemos la imagen de Mick Jagger, para no irnos muy lejos. De la música mejor ni hablamos. Apreciarán algunos la guitarra en cuanto a la técnica, a la mecánica, pero ya. Nos pasa a nosotros con otras músicas de otros países tercermundistas.
Publicado por: Jose | 19/04/2014 18:16:49
Poner al Pele de telonero de Bowie (o a Tomatito de ¡Frank Sinatra!) son caprichos de promotor-manager. Lo de Jimmy Page es, me temo, leyenda urbana.
Publicado por: Diegoapunto | 19/04/2014 16:18:15
De acuerdo con casi todo, pero yo recuerdo a El Pele telonero de Bowie, allá en el 90, y siempre se ha dicho que Jimmy Page se perdía en España para investigar en flamenco... ¿Leyenda urbana?
Publicado por: emilio | 19/04/2014 16:12:13
Javier Limón a demás de ser un gran bluff es Antoñita la fantástica
Publicado por: satan | 19/04/2014 15:21:20
Recuerdo la vez que vi a Larry Coryell, John McLaughlin y Paco de Lucía. Yo creo que era Popgrama. Gracias. Y estoy muy de acuerdo con lo de la autoestima y el cante jondo. Ni siquiera me interesa mucho lo que Richards diga sobre el blues, y eso que ahí... Pero hay que entender una cosa: es muy difícil hablar de cualquier asunto con rigor, conocimiento e implicación, porque la información se multiplica, se bastardea... y aun así nos hechiza, porque deseamos vivir en esas fantasías.
Publicado por: juan manuel pereira | 19/04/2014 14:37:26