Planeta Prohibido

Sobre el blog

Un poquito de ciencia impertinente. 2.000 caracteres para divertirse y aprender tomando como hilo conductor los fascinantes hallazgos de la ciencia. Pero además hay atrevimiento. Especulación. La ciencia que tiene sentido del humor. La versión siglo 21 de Robby el robot, el autómata más famoso de la ciencia ficción,El Planeta Prohibido, que era incapaz de herir a los humanos. Nuestro Robby rescata en sus brazos mecánicos a la chica, pero a veces tiene más mala leche queTerminator. En El Planeta Prohibido (PB), una civilización extraterrestre llamada Krell es un millón de veces más avanzada que la humanidad, pero se extinguió en un solo día. Es celuloide, ciencia ficción, claro, pero quizá el conocimiento no baste para salvarnos. Y sin embargo, ¿tenemos algo mejor?

Sobre el autor

(Madrid, 1963) (Madrid, 1963) es periodista y escritor, se licenció en ciencias biológicas y es Master de Periodismo de Investigación por la Universidad Complutense. Autor de cuatro novelas (La Sombra del Chamán, Kraken, Proyecto Lázaro y Los Hijos del Cielo), le encanta mezclar la ciencia con el suspense, el thriller y la historia, en cócteles prohibidos. Fue coguionista de la serie científica de RTVE 2.Mil, ha colaborado para la BBC, escrito para Scientific American y New Scientist, Muy Interesante, y fue jefe de ciencia de La Razón. En El País Semanal se asoma al mundo de la ciencia. Luis habla también en RNE, en el programa A Hombros de Gigantes, sobre ciencia y cine.

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Esperando la tormenta perfecta (del Sol)

Por: | 30 de enero de 2013

  Planecrash
Knowing_nicholas_cage
Solar

Fotos: cortesía de Liongates/NASA

En Señales, Nicolas Cage es un astrofísico que se enfrenta a un dilema: ¿debe creer en una larga lista de números que indican fechas y víctimas, lista que ha sido escrita por una niña hace cincuenta años que se volvió loca? Y claro, estamos en el cine, y en este excelente film de Alex Proyas, asistimos a una serie de catástrofes, a cada cual peor, que siguen la numerología (y no se pierdan la fabulosa escena en la que un avión se estrella delante de las narices de Cage, en mi impresión, la más impactante mostrada hasta la fecha por una cámara de cine). Hasta que llegado el momento, descubrimos la verdad: la Tierra será arrasada por una llamarada solar.

Y bien, me pregunta alguien. ¿Podría suceder? Resulta que el Sol se encuentra en un pico de máximos. Los astrofísicos saben desde hace tiempo que nuestra estrella funciona en extraños ciclos solares de once años, en los que va progresivamente enfureciéndose. En los peores momentos, aparecen las famosas manchas negras en su superficie, las manchas solares. Son un poco el preludio de las erupciones o llamaradas, asociadas a intensos campos magnéticos. El sol vomita a veces una inmensa cantidad de materia en forma de plasma y energía, equivalente a decenas de millones de bombas atómicas cada vez. Si da la casualidad de que en ese momento la Tierra le da la cara a la mancha y está en su camino...¿qué?

Y les tengo que confesar que ha sucedido. La NASA, mientras escribo estas líneas, acaba de anunciarnos que hace algunos días, detectó una erupción solar enorme, que expulsó materia y energía en una llamarada que viaja a 600 kilómetros por hora. La Tormenta Solar se espera que impacte contra nosotros en los próximos dos o tres días. Entonces...¡estamos listos! ¿O no?

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DiCaprio y el viejo Ben

Por: | 25 de enero de 2013

DICAPRIO
Phrenology
Creditos. Weinstein Company/Sony Pictures. S. Wells, New Physiognomy, or Signs of Character NY, 1871

La mejor escena de Django desencadenado, el último film de Tarantino, es una mezcla de pseudociencia y suspense. Deje que les ponga en antecedentes. Leonardo DiCaprio interpreta a Calvin Candie, un cruel terrateniente que compra esclavos negros para que luchen entre sí. Django (Jamie Foxx) y el Dr. Schultz (Cristoph Waltz) se hacen pasar por falsos negociantes y acuden a la casa de Candie para recuperar a la mujer de Django, esclavizada. Nuestro cruel Di Caprio se entera antes de los postres de la cena del verdadero objetivo de sus "clientes" gracias a la singular observación de su capataz, Samuel L. Jackson (absolutamente magistral). DiCaprio Decide sacar un cráneo, lo coloca encima de la mesa, y lanza un discurso colosal, un retrato cruel de un Joseph Mengele aparecido dos años antes de la guerra civil americana.

El cráneo pertenece a un viejo sirviente, Ben. Negro, por supuesto. Ben ha cuidado del abuelo de Dicaprio, de su padre e incluso de él mismo, durante tres generaciones. Lo ha hecho con un servilismo que "sólo podía esperarse de los negros". "Ben afeitaba a mi padre. ¿Por qué nunca se le ocurrió rebanarle el pescuezo? Si yo hubiera estado en su lugar, lo habría hecho sin dudarlo". DiCaprio (Candiecoge una sierra, rebana la parte occipital del cráneo, y enseña el interior del hueso a sus asustados invitados. El área de la sumisión, del servilismo, ha dejado aquí "tres huecos". Si ustedes buscan en un cráneo blanco, nos dice el terrateniente,no hallarán nada en la zona occipital. Lisa como una patena. Eso sí, en la parte superior del cráneo, señala,los blancos tienen bien marcados los lóbulos de la creatividad. ¿Y los negros? La biología les ha negado ese privilegio, ratifica Candie, tras lo cual deja la sierra, coge un martillo y pulveriza el hueso. 

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Bruce Willis al rescate

Por: | 13 de enero de 2013

  WILLIS

DEEPIMPACT
Fotos. Cortesía de Touchstone/Bruckheimer Films (Armageddon)/Dreamworks Pictures (Deep Impact)

Nos acaban de asegurar que el asteroide Apofis, que tiene un tamaño de poco más de trescientos metros, no chocará contra la Tierra en 2036. Lo dice la NASA. Ahora bien, imaginen, tan siquiera un momento, que dentro de unos años hay nuevos cálculos, o sucede un imprevisto, cambia la trayectoria de la roca, algo pasa. ¿Por qué no? Nuevo titular. Enero de 2016. El Apofis chocará contra la Tierra en septiembre de 2018 si no hay nada que lo impida. Imaginen por un momento que se trata de una posibilidad real. Entonces, ¿qué?

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La fabulosa pesadilla de Verne

Por: | 09 de enero de 2013

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Crédito: Walt Disney Pictures

Kraken
credito: NHK/NEP/DISCOVERY CHANNEL/REUTERS


Les propongo una aventura. A escasa distancia de la costa de Luarca, se abren gigantescos cañones submarinos que recuerdan un poco la orografía marciana. Es un mundo oscuro, frío, opresivo. Más hostil que el espacio interplanetario. A pocos metros de profundidad, la oscuridad es total. España no dispone de sumergibles ni de batiscafos para explorar este lúgubre mundo, así que, literalmente, este mundo es tan inaccesible para nosotros como Marte. Es nuestro Planeta Prohibido.

Imaginen asombrosas criaturas que medran en un lago de metano submarino y que jamás serán vistas en la superficie. Y ahora imaginen a un fabuloso animal que es capaz de crecer varios metros al año desde que nace. Que tiene ojos gigantes para ver en color a esas profundidades. Que probablemente es rojo. Y que quizá usa la fosforescencia de sus tentáculos como una inusual forma de comunicarse. Ese animal es el invertebrado más grande de la Tierra, y el más desconocido.

Eso es lo que dice la ciencia. A lo que añado en mi película un grado de inteligencia y una feroz capacidad de planificación, un ser que vive a espaldas de los humanos en el inabarcable mundo tridimencional del espacio profundo.Una aventura de un científico que descubre que los hidrocarbonos son primordiales en el interior del lecho submarino asturiano, hidrocarbonos que también se juntaron en el interior de Marte. Hidrocarbonos que a la postre sirven como fuente de energía a extrañísimas formas de vida en el interior de ambos mundos. La ambición por el petróleo a altas profundidades, Marte y el extraño Kraken de las leyendas conforman una aventura a lo James Cameron. ¿No les parece?

Sabemos que el Kraken existe porque sus cadáveres a veces llegan a la costa, arrastrados por las corrientes. Yo mismo me he enfrentado a un Kraken en el terreno literario. Es un personaje que da escalofríos. Es inteligente, una fría consciencia que es dueña de un abismo gélido y oscuro.

Cuando el japonés Tsunemi Kubodera consiguió al fin fotografiarlo y filmarlo en su hábitat natural, a menos de un kilómetro de profundidad en la isla de Ogasawaka, lo primero que hice fue ampliar ese rostro en la pantalla de mi ordenador. Puedo asegurarles que la primera impresión del rostro del gigante ratificó mis temores literarios: una mirada de la que se desprendía una profunda inteligencia, armada casi con un poder físico sobrenatural, con esos brazos llenos de ventosas agitándose en la negrura de un Planeta Prohibido para nosotros. Comprendo si cabe mucho mejor la obsesión de Julio Verne en su obra magna, con ese pulpo –no calamar– con diez brazos y un peso de doscientas toneladas que tendría que haber sido de hierro, y que sin embargo es tan real dentro y fuera de las páginas.

 Precisamente Luarca, mi escenario literario para esta aventura submarina, es el lugar del mundo con más "avistamientos" de este tipo de estos calamares gigantes. Así que un buceador experto llamado Luis Laria decide formar en este encantador pueblecito un museo (Cepesma) con ejemplares de calamares gigantes que han asombrado a los norteamericanos y a los curadores del Museo Smithsonian. Luarca presta sus ejemplares a la institución museística más grande de la historia, visitada por millones de turistas todo el año, que se asombran ante estos monstruos marinos de leyenda sumergidos en formol. Pero el pequeño museo educativo asturiano –único en el mundo– sobrevive a duras penas con las donaciones de los particulares, y es ignorado por los políticos y el Principado, sede del premio Príncipe de Asturias. Esto no es una película pero parece ciencia ficción.

 El auténtico Planeta Prohibido del calamar gigante es Luarca. Así que desde aquí, invitamos al insigne descubridor japonés a que venga a Asturias. Y a los políticos y autoridades asturianas, a que abran los ojos y miren al mar como una oportunidad para desarrollar nuevas tecnologías y conocimientos, no como una despensa.

El País

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