Fotos: cortesía de Columbia Pictures.
En Planeta Prohibido vamos a hablar, y mucho, de Marte. ¿Por qué los marcianos nos fascinan tanto? De entre los clásicos, hay películas bastante delirantes. Con argumentos tan absurdos que cuesta creer que se convirtieran en películas. En Killers from Space (1954), los alienígenas son seres con ojos saltones que se han refugiado en las cuevas; se aprovechan así de la energía atómica liberada en los ensayos nucleares. Saben que la humanidad terminará extinguiéndose por culpa de su empeño en explotar bombas nucleares, y que dejaremos un mundo para que lo habiten las cucarachas. Su plan maestro es usar a tanto bicho para fertilizar de nuevo la Tierra, cultivando la vegetación por medio de rayos gamma. ¿Quieren un argumento un poco más absurdo y simple, resumible en una sola frase? En Invisible Invaders, (1959), los extraterrestres se han hecho invisibles y son capaces de resucitar a los muertos para convertirlos en zombies y así apoderarse de la humanidad.
El film extravagante que sí logró convertirse en película de culto es La Tierra contra los Platillos Volantes. Los marcianos se dedican a arruinar los lanzamientos de cohetes de un profesor, el Dr. Marvin, que sueña con colonizar el espacio, y que además se acaba de casar con su secretaria, Carol. El Dr. Marvin fuma en pipa, es racional y simpático, y averigua que los alienígenas van a lanzar una oleada de platillos volantes para invadir la Tierra.
Bueno, estrictamente no hablamos de habitantes de Marte, sino de extraterrestres que han perdido su sistema solar. Pero quizá este film es el primero en asociar a los OVNI y las naves espaciales con Marte en el imaginario colectivo. Desde entonces, casi todos los extraterrestres son marcianos. ¿Qué otra cosa podrían ser? Estos platillos volantes animados por la magia de Ray Harryhausen, uno de los grandes maestros de los efectos especiales de todos los tiempos, inspiraron a Tim Burton para filmar su divertidísima versión, Mars Attack! O dicho de otra manera: ¡Nos invaden!
Quizá eso mismo esta sucediendo...¡ahora!
Hay un río de color rojo en la provincia de Huelva, el Río Tinto, de 100 kilómetros, que trae de cabeza desde hace bastantes años a un buen amigo mío, Ricardo Amils, un catedrático de microbiología del Centro de Biología Molecular de la Universidad Autónoma. Es un río rojo y ácido, y durante mucho tiempo se pensó estaba contaminado por la mina de cobre, la más grande el mundo a cielo abierto.
Ahora sabemos que eso es una pequeñísima parte de una verdad más insólita. En ese río medran bacterias que usan el hierro como combustible. Algunas de ellas no necesitan oxígeno. El Río Tinto no es un río contaminado. Es la punta del iceberg de un monumental reactor biológico, un ecosistema muy complejo, una muestra de una forma primitiva de vida que podría haber surgido en nuestro planeta hace miles de millones de años. En los tiempos en los que en la Tierra aún no había oxígeno, pero sí mucho hierro que quemar.
A la mismísima NASA se le ha quedado la boca abierta con las investigaciones de Amils y su equipo. Yo les recomiendo que se pasen por ahí y que cojan un tren en el Parque Minero. Las bacterias devoradoras del hierro se han dado un festín con las antiguas locomotoras que su poder de corrosión le deja atónito a uno. Podríamos filmar allí la continuación de Mars Attack! es un escenario impresionante lleno de matices de rojo y naranja, un mundo oxidado. Como Marte.
Ricardo Amils en Río Tinto (foto LM Ariza) y un paisaje marciano (Foto: ESA)
¿Simple casualidad? No lo crean. Para empezar, Marte tiene este color rojo impresionante porque en su superficie hay una gran cantidad de hierro oxidado. Sumen a eso otra cosa: los robots de la NASA han descubierto en el suelo marciano un mineral, la jarosita. ¿Y qué?, pueden pensar. Resulta que la jarosita se precipita también en las aguas de Río Tinto. Lo que nos hace sospechar que en el pasado de Marte, hubo lugares con aguas ácidas muy parecidos a nuestro río andaluz.
Por ahora es una especulación, pero cabe la posibilidad de que a Marte...se lo hayan comido las bacterias de su subsuelo, transformándolo en un mundo oxidado. Las investigaciones de Amils y su equipo han cautivado a la NASA. Una de las cosas que la agencia espacial norteamericana quiere hacer es enviar una sonda allí dentro de unos años para hacer algunas perforaciones en el suelo y ver que pasa. En Marte hace mucho frío, no hay agua líquida en superficie. Amils está embarcado en un proyecto para perforar 600 metros el subsuelo de Río Tinto. ¿Y si al final, el futuro rover y nuestro afable científico se topan...con algo parecido? ¡No me roben el argumento para un buen thriller!
Y una última nota. Hay expertos que piensan que Marte y la Tierra intercambiaron pedazos de roca en los lejanos tiempos de la formación de los dos mundos, meteoritos que se estrellaban en una especie de bombardeo cósmico. Marte es más pequeño, pero podría haber infectado a la Tierra con la vida microbiana de su subsuelo. En este sentido, los marcianos no solo nos habrían invadido: serían nuestros tatarabuelos. Para pena de nuestro Dr. Marvin.
Hay 3 Comentarios
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Publicado por: AA | 27/05/2013 8:38:31
Creo que en mate no os podemos recomendar restaurantes pero en españa y el resto del mundo si http://www.capitanfood.com
Publicado por: CapitanFood | 07/05/2013 8:15:08
Curioso, no tenía ni idea...jeje.
Aqui os dejo algo que pueden utilizar los que se vayan a marte,jiji:
http://ladimi.blogspot.com.es/search/label/Cuberteros
Publicado por: Cositas | 07/05/2013 7:42:00