Condenados a ser felices (por culpa de los genes)

Por: | 04 de julio de 2013

En busca de la felicidad

Will Smith y su hijo, en una escena de En busca de la felicidad. Columbia Pictures.

¿Nace uno con tendencia a ser feliz? ¿O es un don que se aprende? El cine narra historias que suelen decantarse por lo primero. En En busca de la felicidad, Will Smith es un padre que se queda en paro, le embargan la casa, su mujer le abandona, y tiene que vencer mil obstáculos para sacar a su hijo de la miseria. El mundo se empeña en que no sea feliz, pero Smith lucha contra viento marea y consigue salir del pozo. ¿Está equipado con genes especiales? Probablemente, sí.

No digo que las personas pesimistas no puedan aprender a ser felices, aunque personalmente tengo mis dudas. La ciencia nos recuerda que existe algo en nuestra construcción genética que nos hace más o menos proclives a la felicidad. Es un hecho contrastado. Hay personas mucho más infelices que otras. Hay personas que, con menos, manifiestan una vitalidad superior a los que tienen más. Y aunque solemos culpar al mundo de todos nuestros males, es muy posible que las cartas con una apuesta ganadora –o perdedora–se hayan repartido en el momento en que fuimos concebidos.

¿Les suena demasiado determinista? Hace un tiempo pude hablar con Nancy Segal, la directora del Centro de Estudios de Gemelos de la Universidad de California en Fullerton (Estados Unidos). Nancy ha dedicado su vida al estudio de los gemelos idénticos, y es seguramente la máxima autoridad en el mundo en el tema. ¿Por qué hay gente más satisfecha que otra? ¿Por qué vemos que hay personas que nacen con un optimismo desbordante, mientras que otras se hunden en la miseria? Si queremos responder a la pregunta, tenemos que acudir a los estudios hechos con gemelos idénticos.

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Los gemelos idénticos más famosos en el cine actual son los Wesley del la saga de Harry Potter, interpretados por James y Oliver Phelps. Warner Bros Pictures.

Los gemelos idénticos comparten su ADN en un cien por cien. Surgen cuando el zigoto fecundado se divide en dos partes en un momento temprano de su desarrollo, y cada parte produce un ser humano. Son calcos genéticos. En sus libros Someone else´s Twin (El otro es gemelo) y Born Together, Reared Apart (Nacidos juntos y educados aparte) Segal analiza los casos en los que parejas de gemelos idénticos fueron separados nada más nacer y criados en ambientes distintos, a veces totalmente opuestos. Y en la inmensa mayoría de los casos, si un gemelo es una persona feliz, su hermano también lo es, pese a las circunstancias, el ambiente y la educación.

Roger Brooks y Tony Milasi tienen una vida digna del mejor guión de cine. Separados poco después de nacer, en 1938, fueron educados a más de 2.400 kilómetros el uno del otro. Roger creció en Florida con su padre biológico, Jules Brooks, de religión judía. Jules rescató a Roger del orfanato, el lugar donde tuvo que dejarlo por motivos económicos nada más nacer. Lo hizo cuatro años después del nacimiento del chico. Y Roger no se llamaba así, sino Russell. Pero su padre volvió a bendecirle con el nombre original de su hermano gemelo.

Y el auténtico Roger Brooks fue adoptado por una familia italiana católica, los Milasi, en Binghampton, Nueva York, y lo rebautizaron como Tony Milasi. Cuando Tony tenía siete años, le contaron que era adoptado y que tenía un hermano gemelo. Roger, por su parte, lo supo a los 15. Ninguno de ellos supo del otro hasta que se encontraron por puro azar, a los 24 años, gracias a que un conductor de autobús, que conocía a Tony, se encontró con Roger en un restaurante de Miami. Pensaba que se trataba de Tony y se quedó estupefacto al ver que Roger no le conocía.

En el estudio, se comprobó que los gemelos cogían la taza de café y los cigarrillos de idéntica forma; fumaban la misma marca y usaban la misma pasta de dientes; cruzaban la pierna derecha por encima de la izquierda; se alistaron en el ejército a los 17 años con una diferencia de ocho días; los dos querían ser actores. Pero algo sobresalía sobre lo demás, nos dice Segal: su carácter optimista, a pesar de haberse educado en ambientes completamente diferentes.

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Arnold Schwarzenegger y Danny de Vito, como mellizos en el film Los gemelos golpean dos veces. Universal PIctures.

Otro investigador, David Lykken, de la Universidad de Minessotta, reunió centenares de mediciones realizadas en parejas de gemelos idénticos en cuanto al bienestar y la sensación de felicidad. No importaba el estatus económico, los ingresos, los niveles de educación. Los niveles eran casi siempre los mismos. La felicidad tenía un componente genético que pesaba entre el cincuenta y el ochenta por ciento.

Lykken falleció en 2006, pero escribió un artículo en la revista Harvard Mental Health en la que desgranaba sus observaciones acerca de las personas –no gemelos– que resulta intrigante y reveladora. Aquellos que iban en autobús o en mono de trabajo estaban tan contentos como los que conducían sus Mercedes. 

¿Y ganar la lotería? Puede incrementar el nivel de felicidad a mejor o a peor, pero el efecto es momentáneo. “Los efectos, positivos o negativos, se desvanecen a los tres meses y son prácticamente indetectables tras medio año”. Hay una balanza genética de la felicidad. Cada uno tiene un punto al que siempre se retorna. La felicidad siempre hay que medirla a largo plazo.

¿Cuál es esa base genética? ¿El gen de Will Smith existe? Jan Emmanuel De Neve, de la Universidad de Londres, cree que un tercio de la felicidad puede ser explicado por la genética. Existe un umbral mínimo de felicidad condicionado por la biología. El gen candidato se llama 5-HTTLPR. Codifica para una proteína anclada en las membranas de las neuronas que reciclan la serotonina, un neurotransmisor cerebral. Es como un barrendero que aprovecha esta sustancia que tiene que ver mucho con nuestras emociones. La versión larga del gen produce más barrenderos y los que lo llevan se manifiestan más felices, mientras que la versión corta manifiestan niveles de satisfacción más bajos.

La felicidad es un asunto más complejo como para ser explicado por un único gen. Probablemente hay muchos más que están implicados. Pero esa arquitectura genética está en cada uno de nosotros.

Hay 28 Comentarios

HOLA

Muy buen artículo la verdad ... enhorabuena por vuestro trabajo.Por mi parte pienso que la psicología cada vez debe estar más orientada a no solo curar sino a también estudiar por que algunos en las mismas circunstancias son más fuertes y más felices que otros ;- PSICOLOGÍA POSITIVA http://fernandovalenciacolado.com/2013/12/psicologia-positiva/
SALU2

La felicidad siempre estará en el camino nunca en el destino. ;-) Muy buen artículo ... Gracias

Recomiendo: http://tudesarrollopersonal.es/felicidad/

Recientemente la Dra. Rebecca Tood observó que los pesimistas tienen activado un gen. Ella, al igual que otros muchos, suponen que ese gen te hace inevitablemente pesimista. Es una lectura muy cómoda, y que invita a rendirse ante la vida.
La lectura que la Dra. Rebecca Todd debería haber hecho, mucho más empoderadora para el ser humano, es la siguiente:
“Todos disponemos de genes, que se activan por medio de actitudes y sentimientos. Hemos descubierto genes específicos que se activan en personas pesimistas. Queda demostrado que su actitud influye, al menos, en su condición física, y que también que la percepción humana se enfoca en la línea de sus pensamientos dominantes”.
De esta manera pasamos de ser marionetas indefensas en manos de los que pueden estudiar los genes a los actores principales y responsables de nuestras vidas.
No se queje, cree su vida.
http://www.neuroemocion.com

Es un tema muy interesante ya que la felicidad es parte del ego que uno tiene y sobre todo por los genes por los cuales estamos creados.

La felicidad no es una condena, es una liberación del ego encerrado en si mismo... yo, yo, yo y nadie mas que yo, tal es lo contrario a la felicidad.

Señor Ariza, este artículo me huele a refrito de otro que usted mismo escribió hace algo más de un año.

La felicidad, perdonen que discrepe, se aprende. Los genes son un punto de partida, pero si no se tiene ni idea de cómo enseñar eso, el problema es que es cierto que pueden acabar determinando.

Zigoto o cigoto son términos igualmente aceptados en el Diccionario Esencial de las Ciencias de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (Espasa)

Muy interesante columna, pero para ejemplificar, porqué tiene que recurrir al cine comercial y desechable ??

Curioso artículo, pero como bien apuntaba un lector con su comentario, la felicidad puede y debe aprenderse, ser perseguida.

Felices Saludos.
www.clicpsicologos.com

Cigoto es con c... por qué lo ha escrito con z?

Qué interesante. Aunque creo que la felicidad siempre está presente, sobretodo después de un buen vaso de agua.
www.agua-casa.es

buen blog. Inteligente e interesante

Contrariamente a lo que se está diciendo... creo que al saber que parte la culpa de nuestra infelicidad es de los genes, ¡uno se puede sentir menos inútil por no saber ser todo lo feliz que quisiera!
Una vez obtienes una explicación lógica a un problema es más fácil asumirlo y buscar soluciones, no?

Pelin chorra sí que es el artículo. Ahí están mis monocigóticas mujer y cuñadas para la falsación que sea menester: Una es un portento de la resiliencia y la otra, una neurótica de cuidado que vive atrapada entre la depresión y la manía...

Interesante el artículo, pero con el peligro a que, de forma determinista, nos desanime a aprender a ser feliz. Unas reflexiones muy recomendables se pueden encontrar en la El Laberinto de la Felicidad (www.appellaberintodelafelicidad.com)

Yo creo que también influye mucho con quien compartas tu vida, quien tienes a tu alrededor. ¿Ustedes creen que alguien puede ser infeliz teniendo esto?: http://xurl.es/bqq4r

Hay un factor garantizado que proporciona la felicidad, según los estudios: los que ayudan a los demás se sienten más felices que los que no. Eso debería explicar algo, ¿no?

Es un tema apasionante, lástima que la mayoría de los estudios con gemelos monocigóticos separados desde nacimiento adolezcan de rigor en muchos casos. La felicidad es muy difícil de medir, no así la capacidad de adaptación a la adversidad ( resiliencia) o el optimismo. En cualquier caso no creo que haya duda de que los genes son fundamentales a la hora de explicar características comportammentales pero siempre en interacción con factores ambientales: familia, trauma precoz, enfermedad sobrevenida, etc. Lástima que uno no elige dónde ni con que genes nace, pero si puede jugar mejor o peor su partida de cartas con la vida.

Son tan famosos los gemelos de Harry Potter que no ponen bien su apellido!! Weasley, por favor, Weasley ;)

Y "Someone else´s Twin" no significa "El otro es gemelo" sino "El gemelo de otra persona". Ese 's no es la contracción del verbo "is", sino el genitivo sajón.

Frases celebres de albert einstein
https://www.youtube.com/watch?v=vNi4g-Bs1po

El último apartado es más apropiado: una tercera parte puede ser explicada por la genética. La deducción del comienzo del artículo es complétamente errónea: lo único que se puede deducir en el caso de los gemelos es que, con esa dotación genética, ambos son felices en la MISMA CULTURA. ¿Serían igual de optimistas si uno hubiese sido criado por una familia hindú de clase baja, en la India, y por la clase alta americana? No es tan sencillo sacar conclusiones tan deterministas.

Se escribe " Someone else's twin"

y no someone's else twin.

Un saludo.

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Planeta Prohibido

Sobre el blog

Un poquito de ciencia impertinente. 2.000 caracteres para divertirse y aprender tomando como hilo conductor los fascinantes hallazgos de la ciencia. Pero además hay atrevimiento. Especulación. La ciencia que tiene sentido del humor. La versión siglo 21 de Robby el robot, el autómata más famoso de la ciencia ficción,El Planeta Prohibido, que era incapaz de herir a los humanos. Nuestro Robby rescata en sus brazos mecánicos a la chica, pero a veces tiene más mala leche queTerminator. En El Planeta Prohibido (PB), una civilización extraterrestre llamada Krell es un millón de veces más avanzada que la humanidad, pero se extinguió en un solo día. Es celuloide, ciencia ficción, claro, pero quizá el conocimiento no baste para salvarnos. Y sin embargo, ¿tenemos algo mejor?

Sobre el autor

(Madrid, 1963) (Madrid, 1963) es periodista y escritor, se licenció en ciencias biológicas y es Master de Periodismo de Investigación por la Universidad Complutense. Autor de cuatro novelas (La Sombra del Chamán, Kraken, Proyecto Lázaro y Los Hijos del Cielo), le encanta mezclar la ciencia con el suspense, el thriller y la historia, en cócteles prohibidos. Fue coguionista de la serie científica de RTVE 2.Mil, ha colaborado para la BBC, escrito para Scientific American y New Scientist, Muy Interesante, y fue jefe de ciencia de La Razón. En El País Semanal se asoma al mundo de la ciencia. Luis habla también en RNE, en el programa A Hombros de Gigantes, sobre ciencia y cine.

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